CAPITULO VII

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"Mientras la lluvia siga cayendo yo me voy enamorando, gota a gota me derramo en lo profundo de tus labios. Quédate un poquito más hasta que pase la tormenta, quédate hasta que las flores nazcan en la primavera".

.

En el piso de la casa había un caminito de ropa hasta la habitación del lobo. Había quitado su ropa mientras entraba. Se dio un baño y salió totalmente desnudo, secó su cabello y estiró cada extremidad a medida que iba cambiando a su forma de lobo.

Kaleb era realmente grande.

Su cabeza era más grande que el cuerpo del pequeño Luka, sus patas gruesas y fuertes, sus colmillos median quince centímetros cada uno. El problema aquí era otro.

Su pelaje.

En Anchorage todos los lobos, a excepción de él, tenían un color llano. Es decir, si un lobo por naturaleza era blanco, todo su pelaje era totalmente blanco, no habían combinaciones.

Como se dijo antes, a excepción de Kaleb.

Para los lobos su color era algo muy sagrado y significativo. Si un alfa era totalmente negro, su mayor orgullo eran sus hijos alfas heredando eso. 

Su padre era un lobo alfa albino, y su madre pertenecía a la comunidad de lobos de Islandia, naturalmente los dos primeros hijos salieron totalmente idénticos a sus padres. Por un lado, estaba Ibrahim, el primogénito, totalmente café, un alfa respetable. Por otro lado, estaba Lydia, una hermosa omega de color blanco como su padre.

Años después de tener a sus dos primeros hijos nació Kaleb, a su llegada la familia estaba muy emocionada, e incluso todo Anchorage, ya que su padre era un respetable ex militar. Todo iba muy bien hasta que Kaleb cumplió tres años y tuvo su primera transformación. Recuerda estar jugando con sus hermanos en el patio de su casa, corrían tratando de atrapar una ardilla que trepaba de árbol en árbol haciendo la tarea un poco más complicada. Sus hermanos ya estaban lo suficientemente grandes para trepar árboles ayudándose de las garras, y eso lo molestó aún más echándose a correr lo más rápido que podía tras la ardilla, luego recuerda observar los rostros emocionados de sus hermanos llamando a sus padres, y luego unos ojos que lo miraban con temor e incluso con reproche.

El pelaje del lobo era blanco, con un poco de café claro sobre su cabeza, orejas y lomo, y sospechosamente la punta de su cola tenía un café muy oscuro. Era toda una mezcla.

Trató de aprender a vivir con las críticas, las indirectas, las pláticas que tenían que ver con su raro color, hasta que llegó el momento de huir. Y ahora está aquí en Seattle. 

Se acomodó perezosamente en su cama de edredones en el suelo, bostezo abriendo su boca y enseñando toda su fila de colmillos, sacudió su cabeza y se recostó totalmente cerrando los ojos y pensando en cierta omega de oscuro cabello largo.

.

Habían pasado ya dos semanas desde que el alfa mayor empezó a cuidar del alfa menor, día a día Kaleb llegaba temprano antes de que Violetta se vaya a trabajar. Aprendió que el desayuno favorito de Luka era huevos revueltos con pan y un poco de chocolate caliente. Aprendió a calmar su llanto tomándolo entre sus brazos y marcándolo con su olor. Aprendió también que el lazo que Luka y Violetta tenían rayaba en lo maternal, aun sabiendo que era su hermana.

Eran casi las siete de la noche y aun Violetta no regresaba de trabajar, la mayoría de días se iba a las ocho, regresaba a la una de la tarde, volvía a irse a las tres y regresaba a las seis. Pero ahora no estaba y Kaleb empezaba a preocuparse al no tener noticias. 

"¿Dónde está mami?" 

Luka llevaba una blusa de Violetta en su mano, Kaleb al verlo lo cargó en sus brazos y dejó un beso en su mejilla, el pequeño alfa ronroneó recostando su cabeza en el hombro del lobo.

La puerta fue abierta y por ahí entró una Violetta muy pálida, nerviosa y asustada. El lobo se puso en alerta rápidamente. Pero en sus brazos tenía a un alfa removiéndose por bajarse para atender a su mamá.

"Mami, mami". Logró bajarse corriendo a los brazos de la omega y recibiendo un gran abrazo de su parte. 

"Mi pequeño, mami extrañó tus abrazos". Luka tomó su rostro entre sus manos y rozó las narices dando un beso esquinal, soltó una pequeña risa y envolvió sus brazos en su cuello. Luego abruptamente se separó de ella quedando cara a cara, Luka tenía su frente fruncida. 

"Mami huele... mal"

Violetta soltó una risa sin ganas.

"Me sacaré está ropa en cuanto..."

"Alfa, ¿Me darías un momento con tu mamá?" 

Los ojos de Violetta fueron hasta su rostro serio, volvió su atención al pequeño dando besos en sus mejillas y lo colocó en el suelo.

"Si Kalew". Inclinó su cabeza ante su mamá y corrió hacia la habitación cerrando la puerta tras sí.

Cabe señalar que Luka estaba aprendiendo ciertas costumbres de Kaleb, como inclinar la cabeza ante su mamá, no entendía por qué el alfa mayor lo hacía pero también quería ver a mami sonreírle como le sonreía a Kaleb cuando este hacía tal acción. 

Oh, y Luka lo llamaba "Kalew"

"Hola Violetta"

"Hola alfa". Se acercó hasta quedar frente a frente, soltó un suspiro y bajó su mirada.

"Hueles a otro alfa". Tragó saliva. "Pero estás con miedo. ¿Qué ocurrió?"

El olor de la omega era insoportable para el alfa, olía a miedo, a desolación, a necesidad. Y él quería hacer todo lo posible por aliviarla pero no podía, no ahora.

Violetta decidió que no iba a llorar.

O al menos eso quiso creer.

"Me encontré... con mi padre". Mordió su labio alzando sus ojos llenos de lágrimas, tomó aire y lo soltó. "Quería saber de Luka, lo quiere". Cerró los ojos acortando la distancia entre ambos cuerpos.

Kaleb envolvió sus brazos en el tembloroso cuerpo de la omega poniendo su barbilla sobre la cabeza de ella, permitiéndole refugiarse en su pecho.

"Shh, eso no pasará, ást". Arrulló a Violetta hasta que pararon poco a poco sus sollozos.

La separó de él tomando su rostro entre sus manos, juntó sus frentes y rozó sus narices.

Suspiró y alejó su rostro, necesitaba verla para hacer lo siguiente.

Desenredó la bufanda de su cuello con mucha suavidad y la tiró al suelo. Luego sus manos viajaron al cierre de su abrigo, la miró fijamente mientras con mucha lentitud lo bajaba, lágrimas seguían descendiendo de los ojos de la omega. Poco a poco fue sacando el abrigo, hasta soltarlo para que caiga al suelo. 

Con una mano llevó el largo cabello hacía atrás dejando al descubierto su cuello, dejó un beso en su frente y fue acercando su rostro hasta el lugar que poseía la fuente de olor de la omega, acercó sus labios rozándolos sobre su piel. Sintió a Violetta temblar y aferrar una mano en su hombro. El lobo envolvió el brazo en su espalda baja acercándola a su cuerpo, cerró los ojos respirando el delicioso olor de la omega. 

Definitivamente estaba perdido.

Dejó un camino de besos desde su cuello hasta la oreja de la omega, susurrando la más grande promesa.

"Jamás dejaré que les haga daño"

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Holaaa! Here capítulo 7.

Amé este capítulo, disfruté muchísimo escribirlo y espero que lo disfrutes leyendo.

IDV tiene casi 1000 vistas! Gracias por todo tu apoyo <3

¿Qué es lo que vendrá a causar el padre de Violetta?

Idk bro.

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Nos vemos en el siguiente cap! Besos.




Invierno de ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora