Ya pasaron tres días en el que hablé con mi padre. La otra semana parece que viene Skyler a casa junto con mamá.
Antes de ir a la despedida de mi jefe, quiero abrir el paquete que me entregó el señor Rolf. Ayer de tanta cosa que estuve pensando, no me dio tiempo de abrirlo, pero hoy sí lo haré. Lo único que hice estos tres días fue leer. No paraba de leer, hasta creía que me volvería loca.
Tomo el paquete y lo pongo sobre mis piernas. Le quito la envoltura y dejo la caja al aire libre. Es una caja pequeña. La abro y se deja ver un hermoso collar y un par de argollas hermosas. Al parecer, son de plata y tienen un pequeño diamante en el centro. El collar tiene un dije y ese dije tiene el diamante. Esto parece que cuesta mucho dinero.
Busco la típica carta que se hacía presente en estas cosas, pero esta vez no está. No hay carta.
Ya hoy sábado. Esta vez no estoy tan feliz por esto. Estoy nerviosa, porque no sé quién será el nuevo jefe y ya es el lunes, cuando empiezo a laborar con él. ¡Qué nervios!.
-¿Steph, estás lista? -pregunta Rose desde la puerta de mi cuarto.
Toda esta semana la pasé un poco triste. Lourdes casi no me habla, me evita. Me sonríe desde el ascensor, pero luego se da la vuelta y se va. No sé ni cómo irá vestida hoy. Siempre que había una reunión o algo así, venía a mi casa y aquí nos cambiabamos las tres. Ahora ella dijo que tenía que hacer algo antes dé, entonces ya no le dijimos nada.
-Claro, ya voy -respondo poniéndome los aretes y el collar.
-¿Otro regalo anónimo? -pregunta con una sonrisa.
-Sí -respondo con una sonrisa. Es muy raro que esté sonriendo, no debería sonreír.
-Bien, te lo pones y nos vamos -dice caminando hacia mi cuarto.
Media hora después ya estamos en donde es la despedida. El ingeniero está platicando con Marco, Lourdes habla con Marcela y a los demás no los he ubicado. Todos tienen copas de vino en sus manos.
-Hola ingeniero, último día compartiendo con usted -dice Rose dándole un abrazo corto como saludo.
-Sí, Rose. Qué triste me siento -dice bebiendo de su copa.
En lo que Rose y el ingeniero platican, Marco me observa se reojo. Su mirada me está incomodando, me mira de pies a cabeza y para en mi cuello al ver el collar, luego sube su mirada a mis orejas y observa las argollas. Me mira a los ojos como si quiere encontrar algo en ellos. Yo aparto la mirada un poco incómoda y pienso en hacer algo.
Quiero hablar con el, hablar sobre Scott.
-Disculpen -digo antes de hablar con Marco -. ¿Marco, vendrías un momento?
Asiente y se gira hacia a mi. Camino hacia el mini bar del salón y tomo asiento en uno de los bancos.
-Sé breve, por favor -habla nomás se sienta en uno de los bancos.
-De acuerdo -digo y trago saliva -. No me lo vayas a negar, por favor.
El asiente con la cabeza y eleva una ceja esperando a que hable.
-¿Conoces a Scott? Responde con la verdad -pregunto con mi ceño fruncido.
-No, no recuerdo ese nombre -responde con el ceño más fruncido que el mío.
-¿Y a Mike? ¿Conoces a Mike? -pregunto con un poco de molestia. Qué mecha corta soy. Es que no puede aceptar.
-¿Por qué preguntas todo esto? -pregunta. Llama al que está atendiendo en el mini bar y pide una cerveza -. ¿Quieres?
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Confusos Sentimientos
Teen FictionTodo es tan confuso, y quien anda queriendo conmigo lo hace aún más confuso. Sólo esperaré. Todo a su tiempo.