—Hola, Steph. ¿Cómo estás? —me pregunta Rose tomando asiento al lado de Olivia.
Mi bella sobrina está con su cabeza recostada sobre mi hombro y yo tomo su mano.
—Bien, un poco cansada, eso sí —respondo bajando la mirada.
Estamos en casa de Ricardo velando a mi madre. Hoy es el entierro por la tarde. Ricardo no se ha aparecido para nada y mi padre está sentado junto a sus amigos y se ve que no está enterado de nada.
—Buen día, señoritas —saluda Sebastián llegando a dónde nosotras con dos vasos con café en las manos —. Hola, Rose. ¿Quieres un café?
—No gracias, jefe —responde negando.
Me entrega el café y él toma del suyo.
—¿Cómo está Skyler? —pregunta Rose luego de un corto silencio.
—Mal, o sea que despierta y todo, pero la inyectan cuando empieza a gritar, para que se duerma —le respondo luego de beber de mi café —. La dejamos ya que nos dijeron que cualquier cosa llamarían. No hay mejora.
—Hola, chicas —llega Lourdes a dónde nosotras —. Steph, ¿Cómo estás?
—Hola, Lourdes —saluda Rose un poco incómoda —. Steph, te visito al rato, mi madre me pidió antes de venir que fuera con ella a hacer compras.
—De acuerdo, gracias por venir aunque sea unos minutos —le respondo con un poco de extrañeza.
Rose se levanta y besa mi mejilla y la de Olivia. Se despide con un abrazo de Sebastián y con una media sonrisa de Lourdes.
¿Qué pasa aquí?
Marcela
Sebastián nos envió un mensaje al grupo diciendo que ya están en casa de papá y que hoy por la tarde quiere que nos juntemos para tratar de algo que recién se enteró. ¿Qué será? No sé.
Ahora me estoy alistando para irme a casa de papá a acompañar otro rato en lo que se llega la hora del entierro.
Llamada entrante de Peter
—Hola, Marcela —saluda cuando respondo.
—Hola, Peter, ¿Cómo estás? —pregunto con una sonrisa.
Sí, Peter Turner me ha gustado desde hace mucho, lo conocí en el colegio. Lastimosamente él está casado y tiene dos hijos; Lucas y Olivia. No hay oportunidad para nosotros.
—¿Cómo estás tú? Porque yo estoy bien —responde tan educado como siempre.
—Bien, igual. Me alegra mucho el saber que estás bien —le respondo y sonrío aquí parada frente a mi cama.
—A mí me alegra de la misma forma. ¿Ya estás en casa de Ricardo? Le estuve marcando a Steph y no me coge las llamadas y Sebastián menos —me comenta con un tono preocupado.
—No, aún no estoy allá, pero no te preocupes que yo estoy por salir y... —me quedo un rato en silencio al oír que le dice algo a su mujer y así no lo interrumpo.
—Disculpa, Marcela —se disculpa cuando nota mi silencio.
—No, no te preocupes, sólo decía que yo estoy por salir hacia allá y le diré a Steph que te responda las llamadas. ¿Tú no llegarás? —pregunto estúpidamente porque él sí o sí tiene que estár presente en el funeral de su madre.
—Si iré, te veo al rato. Te quiero. Un beso —se despide antes de colgar.
—Ese beso me gustaría recibirlo en persona —susurro apoyando el celular en mi pecho y cerrando los ojos.
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Confusos Sentimientos
Teen FictionTodo es tan confuso, y quien anda queriendo conmigo lo hace aún más confuso. Sólo esperaré. Todo a su tiempo.