Capítulo 38

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Capítulo dedicado a Yoryndel10.

Ya terminamos de desayunar y estamos a poco de irnos, sólo esperamos la cuenta.

—No pensé que Lourdes fuera a ser así —digo negando con la cabeza —. De la nada se apartó de nosotras y ella era como una mejor amiga para nosotras. Conmigo se iba al centro comercial, tomábamos helados y...siempre hemos sido unidas, pero últimamente no.

—Pero como siempre digo; todos cambian, Steph, todos cambiamos, pero aquí estoy yo, somos mejores amigas, ¿O no quieres? —dice ella sonriendo.

—Claro que sí, cómo no voy a querer —respondo y sonrío.

El mesero se acerca con la cuenta y yo le doy mi tarjeta. Agradezco cuando la trae de regreso y salimos del lugar.

Rose me estuvo contando que Marco también ha estado muy mal. Le da náuseas y mareos así de repente. Le agarran dolores estomacales y no puede estár inhalando el aroma de las comidas porque vomita.

—Rose, ¿Desde cuándo ya no hablas con él? —pregunto frunciendo el ceño con duda.

—Hasta hace poco, unas...dos o tres semanas, tal vez —responde y subimos al auto.

—¿Tuvieron relaciones anteriormente? ¿No sabes si estás embarazada? —pregunto tratando de encontrar respuesta.

Pregunto esto porque en uno de mis libros leí que si la mujer no siente síntomas de embarazo el hombre sí puede sentirlos.

—No, de eso sí estoy segura, no estoy embarazada porque mi periodo me visita cada mes, gracias a Dios. Incluso, ahora ando con él.

—Bueno, entonces saber qué es lo que le puede estár sucediendo —respondo sin tomarle importancia.


Sebastián

—Es que yo no te pedí que vinieras —le digo dejándola pasar ahora.

—Es que tú necedad me hizo venir. ¿Estás loco, Sebastián? ¿Te han embrujado? —pregunta tirando su bolso al sofá.

—No...

—¿Qué es esto? ¿Acaso tiene qué laborar contigo en tu oficina? —pregunta viendo el otro escritorio que es de Steph, dentro de la oficina.

—Sí, mamá, no le veo problema. Escucha, me estás quitando tiempo y yo tengo muchas cosas qué hacer —respondo volviendo a tomar asiento en mi silla.

—Estuvieron a punto de casarse con Briana —dice tomando asiento frente a mi.

—Estaba...no sé, drogado, tal vez. Cómo crees que yo voy a casarme en una semana después de haber empezado a salir con alguien —digo negando con la cabeza.

—Esa...

—Cuidado, mamá —la paro antes que diga algo refiriéndose a Steph —. Además, ¿Por qué te metes? ¿Es que ahora sí te importo? Déjame adivinar, ¿Estás perdiendo tu...

—¡A mí vas a respetarme! —grita dándome una bofetada.

—Vete, por favor —le digo calmado.

Tengo razón, lo que digo es así. ¿Qué demonios hace luego de habernos dejado a mis hermanos y a mi? Yo no sé si fue por lo de papá o qué mierda pasó que tuvo que irse, pero igual, nos dejó cuando más la necesitábamos, quizás yo no, pero mi hermana, Marcela, ella sí.

—Escuchaste que te dijeron vete, perdona por venir a sacarte de la empresa de tu hijo, pero tú no mereces estár. Primero me vas a dar a mi una bofetada a mi empresa y ahora vienes a darle una a mi hermano, ¿Qué demonios pasa contigo? —pregunta Marcela entrando a la oficina. 

Confusos Sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora