Capítulo 26

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Tomo mi bolso y termino de acomodar mis mechones de cabello detrás de mi oreja. ¿Será que Marcela puede decirme qué es lo que pasa?

Antes de ir a la empresa y pasar a hablar con Marcela, iré a mi auntiguo apartamento y tomaré algo que dejé en un lugar secreto de mi dormitorio.

-Buen día, papá. Desayunaré en la empresa -le digo tomando el batido que siempre pide que preparen para mi.

-Te quiero -dice alzando su cachete para que yo lo bese.

Salgo de la casa y subo a mi camioneta. Paso por un McDonald's, pido dos Mcmuffin de salchicha y huevo y un chocolate caliente. Hoy me desperté hambrienta, pero no todo es para mí.

-Muchas gracias -agardezco al que está en la ventanilla y tomo mis cosas. Cierro la ventanilla y ahora sí, conduzco hacia la empresa.

Estaciono mi camioneta y bajo caminando hacia la oficina de Marcela.

-Adelante -responde cuando doy dos toques en la puerta.

-Hola, buen día, Marcela -saludo cerrando la puerta detrás de mi.

-Hola, ¿Puedo ayudarte en algo? -pregunta sin sonreír.

-Sí -respondo y tomo asiento en una de las sillas de su escritorio -. Esto es para tí -le digo poniendo frente a ella el vaso con chocolate caliente.

-No debiste molestarte -me dice tomando de su chocolate -. Está muy bueno.

-Lo sé -asiento sonriendo -. Quiero hablar contigo sobre Sebastián y sobre lo que gira con...

-Ajá, te entiendo, dime qué pasa -interrumpe luego de darle otro trago a su bebida.

-¿Conoces a Briana? -le pregunto empezando por ahí.

Sé que la conoce, su expresión lo dice todo.

-Yo...yo no...

-Tú sí la conoces, yo lo sé, no puedes negarlo -le interrumpo antes que diga otra cosa y que esa cosa sea mentira.

-Yo...sí, la conozco -dice rendida.

-¿Qué tipo de relación tenía ella con Sebastián? -pregunto inclinandome hacia delante para oír perfectamente lo que va a decirme.

-Ellos...ellos eran amigos en el bachillerato, en dos meses luego de conocerse ellos se hicieron novios o algo así. Sebastián...uhm...era uno...

-¿Si? ¿Era uno qué? -pregunto animándola a seguir.

-Era uno de esos que se metía con cualquier chica que tuviera buen cuerpo, era un chico de fiesta y se juntó con Briana y se supone que se hicieron novios para que ella...Dios, por qué te digo esto -se queja y cierra los ojos, le da un tercer trago a su chocolate y prosigue -, par que ella le diera y la dejara ser suya a cualquier hora que mi hermano quisiera. Fue una relación inmadura, para nada formal.

-Eso eran -digo pensando en varias cosas -. Eran una relación inmadura -digo calarandome a mí y a mi mente con voz alta.

El pensar en eso que Sebastián se metía con ella cuando quisiera me da náusea, siento que mi piel se pone como gallina y me dan retorcijones en el estómago. Siento la necesidad de posar mi mano en mi vientre e imaginarme que consuelo al bebé. Dicen que ellos sienten lo que nosotros sentimos.

"Cuando nazcas y crescas, perdóname a mí y perdona a tu papi" digo en mi mente cerrando los ojos. Lo digo de una forma tan extraña, que siento que el mensaje le llega al bebé y mis lágrimas amenazan con salir. Soy tan débil, y no debería serlo por mi bien y por el de mi hijo.

Confusos Sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora