Capítulo 32

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Sebastián

—¡Amor! —grita Briana entrando a la oficina para agarrar mis cachetes y besarme en los labios.

Miro por encima de su hombro como Steph camina a silenciar al bebé que creo, es Tobias. Lo levanta en sus brazos y le acomoda el cabello, le da un beso en la frente y le dice quién sabe qué.

—¿Me estás escuchando, amor? —habla Briana sacudiendo su mano frente a mi rostro —. Oye, traeme una taza de café —le ordena a Steph.

Ella hace la que no la escucha y sigue hablándole al bebé.

—No vayas a salir por esa puerta —le llamo cuando veo que camina hacia la puerta.

—No iba a por lo que ella me está pidiendo, iba para dejarlos solos, porque así deben estár, ¿No?

—Steph...

—Déjala. Steph, Steph, Steph —dice Briana burlonamente. 

—¿Qué quieres, Briana? —le pregunto yendome a sentar.

—Vengo a hablarte de nuestra boda —toma mi corbata y la juega entre su mano.

—Cancela eso, no sé ni porqué te respondí con esa cosa. No habrá boda, y menos contigo —respondo molesto.

—Tú no puedes hacerme eso —me dice con cara de tristeza y con los ojos llorosos.

En segundos las lágrimas se acercaron a sus ojos.

—Pues lo hago porque puedo —termino de decirle tirando de mi corbata.

—Le llamaré a mi madre —dice sacando su celular de su bolso y le marca a la mamá.

—¿Mamá? Sí, mamá, soy yo. Estoy en la oficina de Sebastián y me ha dicho que no se va a casar conmigo. Es lo peor, mamá. Gracias. Te amo —corta la llamada y se queda sorbiendo su nariz y limpiando sus lágrimas falsas.

—¿Podrías dejar de ser tan ridícula? —me levanto de mi asiento y camino hacia la puerta, la abro y ella me detiene con sus gritos.

—¡Ni se te ocurra salir por esa puerta! —grita apuntando hacia la puerta.

La miro con incredulidad y salgo cerrando de un portazo. No sé qué pasaba por mi mente cuando acepté que me casaría con ella.

—Steph, aquí estás —me acerco a ella y poso mi mano en su cintura.

Ella se voltea y me abraza fuertemente con su brazo libre. ¿Qué pasa? Está llorando.

—¿Qué sucede? ¿Te sientes bien? —le pregunto sin dejar de apretarla.

Llamo a la recepcionista de mi piso y le pido que sostenga a Tobias y lo lleve a su carruage.

—¡Estúpido! Vas a pagarlo —pasa gritando Briana por nuestro lado.

La ignoro y sigo con Steph.

—Dime qué sucede, te ves mal —le digo elevando su rostro y pasando mis pulgares por sus ojos.

—Estoy mal, muy mal —responde dejando caer su frente en mi hombro, con su mano agarra con fuerza el celular.

Llora con más fuerza y lo único que puedo hacer es abrazarla. No sé qué le sucede. ¿Qué le dijeron por ese celular?

—Cuando te calmes me dices qué pasa —le digo y beso su cabeza.

Le acaricio la espalda y no la suelto.

—Mi madre murió —dice luego de unos minutos.

¿La señora Olivia ha muerto?

—¿Y sabes qué es lo peor? Que yo estaba molesta con ella y ni siquiera me despedí, sólo salí de la clínica. Luego hablamos por celular, pero fue lo de siempre, rápido y nada amoroso.

Confusos Sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora