Capítulo 25

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Capítulo dedicado a una persona muy linda y especial, Yoryndel10. Feliz Cumpleaños, te deseo lo mejor de lo mejor. Gracias por leer mi historia, votar y comentar.


Bajo del auto y entro al restaurante.

—Sebastián, pensé que no vendrías —dice el padre de Steph. Se levanta y me abraza.

—No lo dejaría plantado. Estaba resolviendo otros asuntos —respondo y tomo asiento en una silla.

—¿Cómo estás? —pregunta y abre la carta con el menú.

—No tan bien. Eso que Steph piense en el aborto me pone mal, me pone nervioso —respondo viendo distraídamente el servilletero de la mesa.

—No creo que lo haga, no creo que sea capaz de hacer eso —responde con un tono normal.

—Ella me confunde. ¿Por qué es tan orgullosa? ¿Por qué hace las cosas más difíciles? —digo desesperado luego de abrir la carta.

—¿Por qué desde un principio no pusiste a Skyler en su lugar si sabías que ella andaba detrás tuya y todo se pondría más difícil? Uno decide si darle lugar o no, a la mujer.

¡Ay, suegro!

Stephanie Turner

Sebastián me dejó una torre de hojas para examinar, y pues ya están. Es pasada la hora de almuerzo y yo no tengo ni una pizca de hambre, y debo comer porque el bebé debe alimentarse.

Llamada entrante de Scott

—¿Hola? —saludo cuando acepto la llamada.

Hola, Steph. ¿Cómo estás?

Se escucha una doble voz, una un poco alejada, pero a la vez cerca, y la que se escucha desde la bocina del teléfono.

—¿Scott?

¿Quién más?

Está afuera, está del otro lado de la puerta. Me levanto con una sonrisa divertida en el rostro hacia la puerta y la abro.

—Tonto —le digo negando con la cabeza y me regreso a mi lugar.

No negaré que sigo un poco molesta por lo que me ocultó él, y mi ex novio, su hermano.

—Este tonto trajo pizza —dice extendiendo la caja hacia mi.

—Gracias, pero no tengo hambre —agradezco empujando la caja hacia él.

—¿Me vas a dejar con esta gran pizza sólo para mí? Yo que soy tu amigo, tu cuñado, el...

—Eres mi amigo, mi cuñado no. Igual, gracias por la pizza, pero no tengo hambre —niego de nuevo empujando la pizza hacia él.

—Muy bien, creo que me comeré yo solito esta gran pizza de jamón, jamón chingón, jamón del bueno, y volviendo a agarrar formalidad, con bolitas de carne, queso mozzarella y un poco de queso parmesano espar...

—¡Yo quiero! —aparece Briana gritando por la puerta de la oficina.

Yo la observo mientras entra a la oficina con un vestido rojo que se ajusta tan bien a su cuerpo de jarrilla que tiene. Anchas caderas, perfecta cintura, nada de estómago, piernas bien definidas y...es demasiado linda, pero sigo odiandola.

—Hola, Briana —la saludo mientras abro mi laptop para continuar revisando el último folleto. La empresa de Buenos Aires.

—¿Podrías dejarnos solas? —pregunta Briana a Scott. Él la observa con el mentón tenso y una mirada fría y matadora que había visto en mi vida. Es una mirada muy fea, completamente diferente a otras que suelen ser pesadas.

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