Capítulo 36

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¿Por qué los momentos bonitos suelen durar pares de minutos y luego se van como si nada haya pasado?

Briana llegó hace una hora. Está pesada, como siempre.

—Briana, escucha, nosotros lo que no queremos es problemas, menos yo —dice Sebastián antes de decir que lo esperemos un rato en lo que responde una llamada.

—¿Qué sucede? Uhm, no. No pude y ahora tampoco puedo. Dejémoslo para mañana por la tarde, debo retomar todo en la empresa, de nuevo. De acuerdo. Yo también —dice por último y corta —. Era mi hermana —me dice cuando pone su teléfono hacia abajo sobre la mesa.

—Sebastián, no quiero que sigamos hablando de esto frente a ella —dice Briana viéndome con expresión molesta.

—Hací será para que tampoco te vayas a meter con ella. Te conozco lo suficiente como para saber hasta dónde puedes llegar a ser capaz, Briana —habla Sebastián mientras sirve más vino en su copa.

—Pues yo me niego, ¿Por qué no le dices a tu noviesita todo lo que me dijiste cuando se dejaron? ¿Por qué no aceptas que sigues enamorado de mi?

—Porque no es así y lo sabes. Nunca te he amado, además, fue pasado. Escucha, Briana —dice pasando su pulgar y su índice por el puente de su nariz —, cuando éramos adolescentes me metí contigo muchas veces. Perdona por decir esto frente a ti, amor.

Asiento tragando saliva. Esto ya me dió náuseas.

—Sí, acepto, me la pasaba bien, pero ahora ya no me interesas ni en lo más mínimo. Eres alguien que tiene mucho por delante y mereces a alguien, obviamente, alguien que no sea yo. Acepta que yo ahora salgo con Steph y vamos a ser padres. Sí, un Hitler Turner, ¿Verdad, amor? —pregunta por último dirigiéndose a mí.

—Sí. Por eso, Briana, te agradecería que te mantuvieras alejada de nosotros, acepta que Sebastián ya...

—¿Aceptar? ¿Yo? ¡Já! Y quedarme de brazos cruzados, ¿Qué no? Eso es lo que quieres, pero lastimosamente no te será nada fácil —se inclina hacia mi y habla —. Dile a Sebastián que también llegaste a tener aventura con Scott y hasta ahora, hay conexión. Cuéntale que era media noche y tú andabas con él en la calle mientras mi dulce Sebastián estaba dormido y creía que tú estarías igual, ¿O me equivoco?

¿Hay? Un poco. ¿Andaba a latas horas de la noche con él? Sí, como dos veces nada más. Me siento mal, pero yo a Scott no lo amo como a Sebastián. Scott sólo fue como...un enamorado más.

—¿Podrías no hablar cosas que quedaron atrás? —le pregunto con media sonrisa.

—¿Hay un atrás, Stephanie? —pregunta Sebastián —. O sea que en Buenos Aires ya te andabas con él, ¿No es así? Porque recuerda que saliste con él.

Me quedo callada, no quiero decir nada. No hay un atrás, bueno, no tan interesante como ellos pueden imaginarlo.

Al ver que no respondo, alza la mano y pide la cuenta.

—No te nos acerques más, Briana, y no vayas a cometer ninguna estupidez —le dice antes de levantarse de la mesa.

Me le quedo viendo a Briana antes de levantarme e ir detrás de él.

—¡Buena suerte, cariño! —me grita desde la mesa y ríe.

—Sebastián, espera —le llamo.

—¿Qué? ¿Vas a explicarmelo? —pregunta haciendo un gesto con la mano.

—¿Dime qué quieres saber? —le pregunto jalando aire suficiente para poder responder a lo que sea que pregunte.

—Todo, pero empecemos con esto, ¿En serio tuviste algo con Scott?

Confusos Sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora