Capítulo 10 - La oscuridad siempre sale a la luz

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Canción en multimedia: Embody [Lost & Found -feat. Claire Ridgely]

Capítulo diez: La oscuridad siempre sale a la luz

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Capítulo diez: La oscuridad siempre sale a la luz.

—He dicho que no —repito.

Tim tiene mis auriculares en su mano, los sostiene con fuerza, no quiere soltarlos aunque debería. No se los he dejado. He llegado a casa, he ido a por ellos para poder ponerme a estudiar sin los gritos de mis hermanos molestándome y he dado con que no estaban en su lugar. No he tardado en encontrarlos entre el desastre que había sobre la cama de Tim, pero, claro, él los ha alcanzado antes que yo y ahora está de pie sobre la cama defendiéndolos a muerte.

—Tim, dámelos —mantengo la mano extendida hacia él—. Ahora.

—Vamos, Danielle, no los estabas usando.

—Iba a usarlos, dámelos.

—Sólo un rato —insiste, balanceándose un poco sobre la cama. Uno de los libros que tenía sobre la cama cae de un seco golpe. Contengo el aliento al ver cómo tiene papeles arrugados siguiendo el mismo camino. ¿Qué le cuesta ordenar un poco? Sin importarle, sigue balanceándose, haciendo que más y más cosas caigan a cada segundo que pasa.

—Tim, tienes los tuyos, esos son los únicos que me quedan y los necesito. —Los necesito para que ellos no me molesten.

—Pero los míos los he perdido.

—¿Y por qué habrá pasado eso? —murmuro con sarcasmo—. Dame los míos, busca los tuyos y seguro que cuando ordenes un poco este desastre encuentras alguno de los cuarenta y cinco pares que has comprado en el último año. —No conozco el número exacto, pero sé que es elevado. Tim pierde todo lo que toca.

—Pero los quiero ahora —eleva la voz.

Tomo aire.

Lo suelto.

Y abro la boca lista para dejarle claro el poco favor que se está haciendo levantando así la voz, pero, antes de poder hacerlo, escucho el timbre de casa y me callo. Espero a escuchar la voz de mi madre, saludando felizmente a alguien. En cuanto se vayan, Tim se va a enterar. Le sostengo la mirada y ambos sabemos que esto no ha terminado, al menos hasta que mamá grita desde el piso de abajo:

—¡Arthur, Tim, Lily está aquí!

A Tim se le ilumina la mirada, baja de la cama de un salto y me lanza los auriculares de mala manera antes de salir corriendo de la habitación. Escucho sus pasos, rápidos y duros, contra las escaleras. Después su voz mezclada con la de Arthur y la suave risa de Lily.

Enredo los auriculares en mi mano. Por esta vez, se ha librado.

Meto los auriculares en el bolsillo delantero de mis vaqueros y sigo al pequeño demonio escaleras abajo. Esquivo a mi madre y voy directa a la cocina, porque les conozco, lo primero que hacen mis hermanos cuando Lily llega es invitarla a comer el helad favorito de nuestra madre. Sería algo bonito de no ser que la única razón por la que lo hacen es porque ellos tienen prohibido tocarlo y Lily les da una excusa. Saben que mamá no va a echarles la bronca con Lily delante, así que, en cierta forma, la usan.

Compañeros de delitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora