Canción en multimedia: Lion [Hearts & Colors]
Capítulo ocho: Regalos.
—All I wanna do all I wanna do is drive with you. All I wanna do, all I wanna do is die for you. —Me callo al no saber bien cómo sigue la canción, tarareando en un intento de que suene decente. Paso las planchas por el último mechón una vez más y las apago, dejándolas sobre la mesa para que se enfríen.
Recojo mi móvil, llevándolo conmigo para no tener que dejar de escuchar música al volver a mi habitación. Nada más abrir la puerta del baño, siento el frío. No frío en sí, pero teniendo en cuenta el tiempo que llevo ahí dentro entre la ducha, maquillarme y plancharme el pelo con la puerta cerrada, sí hay bastante diferencia.
Lanzo el móvil sobre la cama y veo cómo golpea una pequeña caja azul.
Me echo el pelo hacia atrás y me dejo caer al lado de mi móvil, agarrando la caja y moviéndola para tratar de adivinar qué hay dentro por el ruido que hace. No parece algo pesado.
Sin poder evitarlo, miro sobre mi hombro. Mi madre ha golpeado la puerta del baño hará más de media hora para avisarme de que iban. Hoy habían organizado una cena con unos amigos suyos y se iban a llevar a los gemelos con ellos, de no ser porque yo ya tenía planes [gracias a la pequeña fiesta de la que nos habló Rob] habría tenido que ir también. Ahora, en cambio, me encuentro abriendo el regalo que me han dejado los gemelos con una sonrisa.
Dejo la tapa caer a un lado para dar con un papel pequeño doblado por la mitad.
—Veamos qué queréis conseguir esta vez —murmuro, sabiendo que si tienen un detalle conmigo significa que van a pedirme algo, pero, a medida que leo, mi sonrisa va cayendo hasta el punto de pasar a un ceño fruncido y la más pura confusión.
Lo leo una segunda, tercera y una cuarta vez antes de dejarla caer sin cuidado alguno al suelo y girar la caja para que todo caiga sobre la cama. Paso la mano sobre los papeles y el pequeño aparato negro con pantalla diminuta. Lo paso entre mis manos antes de dejarlo caer y revisar los dos papeles que me quedan. Uno es una lista de ingresos y retiros de dinero de la que reconozco como la cuenta bancaria de mis padres. El otro tiene los horarios escolares de mis hermanos, incluyendo el nombre del colegio al que van y las fotos que se añadieron a sus fichas junto a datos personales suyos.
Eso me hace dudar y vuelvo a recoger la nota escrita a máquina que había tirado en primer lugar. La desdoblo una segunda vez. Los gemelos pueden ser listos, pero, ¿tanto como para hacer esto? ¿Podrían tener esa falta de empatía para hacer algo así?
Ellos son los primeros que han empezado a entender el miedo así que no, ellos no escribirían esto. Ellos no meterían dos pruebas, porque no hay otra forma de llamarlas, para demostrar que alguien tiene acceso a la información privada de mi familia. Y ellos no escribirían esto, ni siquiera tiene faltas de ortografía y esos dos zoquetes las cometen cada par de palabras.
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Compañeros de delitos
Ficção AdolescenteSin nadie en quien poder confiar, amenazados y utilizados como marionetas por una red de criminales, Jayden y Danielle no tendrán otra opción que la de romper todas las leyes y sus propios límites para tratar de mantener con vida a sus seres querido...