Canción en multimedia: This is the last time [The National]
"Y, entre tanta oscuridad,
me perdí a mí misma."
Capítulo veintisiete: Días de instituto
Viernes, 16 de noviembre
Danielle Ilsen:
Me gustaría poder decir que las cosas están bien o que, al menos, hay algo de luz al final del túnel, que veo atisbos de esperanza brillando en la oscuridad. Mentiría si lo dijera. No la veo, no pude hacerlo cuando me sumergí en un mar de pesadillas nada más dormirme ni cuando me desperté entre gritos y sudor hasta el punto de aterrorizar a mi padre. Él llegó a mi habitación como un huracán, sin tiempo de haber agarrado nada y por poco tirando la puerta abajo. Mis gritos despertaron a toda la casa y, después, entre lágrimas, oí la voz de mi madre y mis hermanos en el pasillo. Mientras, mi padre me sostuvo, me repitió que sólo había sido una pesadilla, pero esa pesadilla, tan vívida, se sentía como algo más.
Eran las tres de la mañana cuando me di una ducha para borrar el rastro del sudor, al salir, mi madre me esperaba en la habitación con una infusión. Podía escuchar, todavía, las voces de mi hermano preguntando a nuestro padre qué había pasado mientras que él les repetía que todo estaba bien y que tenían que irse a dormir.
Ella se quedó conmigo cuando volví a tratar de dormir, pasando la mano por mi pelo y, después, tomando mi mano. Sé, aunque no estuvo ahí cuando desperté, que se quedó hasta que tuvo que prepararse para ir a trabajar. No lo mencionó, pero pude notar que estaba preocupada, preocupada por si los terrores nocturnos que sufrí de niña habían vuelto. Tuve una fase, a los seis años, donde los sufrí. No lo recuerdo, pero mis padres me contaron que me despertaba gritando y que, muchas veces, les costaba despertarme sólo para dar después con que no conseguían hacerme reaccionar. Incluso despierta, era como si nunca me hubieran sacado de las pesadillas. Una de las veces, los vecinos llamaron a la policía pensando que había pasado algo. Eso fue antes de mudarnos.
ESTÁS LEYENDO
Compañeros de delitos
Genç KurguSin nadie en quien poder confiar, amenazados y utilizados como marionetas por una red de criminales, Jayden y Danielle no tendrán otra opción que la de romper todas las leyes y sus propios límites para tratar de mantener con vida a sus seres querido...