Canción en multimedia: Al [Heuse & NUVILICES]
Capítulo treinta y ocho: Pequeña felicidad.
Martes, 4 de diciembre.
Danielle Ilsen:
Después del incidente con Darren y de burlarme de Jayden a cada paso que da con cualquier comentario relacionado a lo que le ha pasado, él se mete en uno de los baños para, por desgracia, limpiarse la cara. Cuando sale, eleva una ceja hacia mí y levanta un poco las manos como si dijera: "¿Feliz?"
Estiro la mano con la tentación de alcanzar el borde de su camiseta donde, rozando su cuello, todavía queda algo de harina. Antes de llegar, cierro la mano y fuerzo una sonrisa para que no se note tanto el cambio de decisión. En lugar de acercarme, retrocedo. Ni siquiera sé por qué le he seguido en primer lugar, riéndome de él con los peores chistes y comparaciones que se me ocurrían mientras él me incitaba a seguir con cortas miradas que, aunque pretendían mostrar inconformismo, me daban pié.
Por unos segundos, sólo le miro, repasando ese sentimiento que he mantenido en un rincón porque, realmente, no tenía tiempo para eso. Encuentro la incomodidad, las preguntas, los pequeños rastros de rabia hacia su comportamiento llamando a mi puerta. Hay tantas cosas que quiero decirle y otras muchas que quiero preguntar, tantas para las que no he encontrado el momento, que ahora no sabría por dónde empezar. Finalmente, dejo el aire ir y hablo.
—Debería estar cabreada contigo por lo que hiciste el jueves.
El jueves, cuando descubrí que tenían a Tim. Han pasado cinco días y, sin embargo, se siente como si hubiera habido un mes de por medio, un mes donde mis pensamientos sólo iban en una dirección y nadie más tenía cabida en mi mente. Puede que por eso no me haya molestado tanto hasta hoy, porque, al no ver a Jayden, al no tener contacto con él o casi no tenerlo, no lo sentía con tanta fuerza. Ahora, con él delante, es inevitable que vuelva, que me carcoma.
Recuerdo sus palabras y la ansiedad que me crearon. Le recuerdo diciéndome, no, casi ordenándome, que no fuera. Todavía siento mi miedo cuando dijo que vendría, ¡que vendría! Como si no hubiéramos pasado ya por eso y las consecuencias no hubieran sido desastrosas. A día de hoy todavía puedo sentir la forma en la que me sujetaban y las manos que me cachearon. Peor todavía, todavía puedo sentir el miedo, la incertidumbre, el no saber qué pasaría después conmigo o con mi familia. No puedo creer que él no pensara antes de estar a punto de ponerme en esa situación de nuevo.
El problema es que incluso algo como eso se siente pequeño con todo lo que estoy viviendo ahora. Verle no sólo me trae de vuelta ese recuerdo, me trae de vuelta todo lo que siento cuando estoy en casa, sola con mis pensamientos. Ver a Jayden me roba la paz que el instituto me trae con sus distracciones y me lanza de vuelta al abismo. Sí, él es la única persona que lo entiende, pero eso le vuelve también la única persona que me recuerda, con su sola presencia, lo que está pasando.
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Compañeros de delitos
Roman pour AdolescentsSin nadie en quien poder confiar, amenazados y utilizados como marionetas por una red de criminales, Jayden y Danielle no tendrán otra opción que la de romper todas las leyes y sus propios límites para tratar de mantener con vida a sus seres querido...