Capítulo 25 - Malos momentos

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Canción en multimedia: Devil Eyes [Hippie Sabotage]

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Capítulo veinticinco: Malos momentos.

Jueves, 15 de noviembre

Danielle:

No me contactan por medio del busca esta vez. En su lugar, recibo una nota, una que me pasa Tim una tarde después de pasar a buscarles al colegio. Me la da dentro de un sobre sellado y la única explicación es: "Me dijeron que te la diera." Él no le ha dado importancia, no se la da a estas cosas, pero a mí me deja temblando. Estoy segura de que lo han hecho para demostrarme algo, y ese algo es que pueden llevar a mis hermanos si quieren, es una advertencia, y yo pienso tenerla en cuenta.

Al abrirla doy con lo de siempre, una dirección y una hora, pero, esta vez, viene con unas palabras garabateadas. Dice así:

"Cuando se hundieron las formas puras, bajo el cri cri de las margaritas, comprendí que me habían asesinado. Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias, abrieron toneles y los armarios, destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro. Ya no me encontraron."

Por un momento creo que es una referencia hacia las tres personas a las que vi asesinar, que me lo está recordando, pero meto las palabras en internet de todas formas y, aunque doy con que es un fragmento de un poema de Federico García Lorca, lo que más me sorprende no es eso, sino el contexto que me da. Ese fragmento, leo en google, dicen que hace referencia a su predicción hacia su propia muerte.

Arrugo el papel entre mis dedos y lo lanzo a un rincón llena de rabia.

Es una clara amenaza, y ya no sé si hacia mí o hacia mis hermanos.

(...)

Desde que recibo el mensaje mi cuerpo vuelve a modo automático. Me quedo sentada sobre mi cama, sin hacer nada, hasta que tengo que salir. Esta vez, aunque hace rato que ha anochecido, no me esfuerzo en ocultarlo. Balbuceo algo sobre haber quedado con Charlie para ver una película juntas y salgo de casa.

Salgo de casa con dirección al Parque de las Ánimas.

Por un momento, ya en el coche, me planteo la idea de escribirle a Jayden, sólo para dejarle saber que hay algo que tendré que hacer hoy, sólo para que alguien sepa, si pasa algo, que no ha sido por voluntad propia. Pero, después de que, de nuevo, cada quien haya ido por su lado y no hayamos cruzado una sola palabra desde el sábado, termino por descartarlo. Puede que sea orgullo, pero no siento ganas de seguir con su idea de contarnos las cosas cuando él ni siquiera es capaz de mostrarme reconocimiento si nos cruzamos por el instituto.

Lo peor es que esos detalles me afectan más de lo que deberían, somos las únicas personas que conocemos pasando por esto y no puedo evitar querer tener cierto apoyo. Cierta comprensión. Pero, cada vez que estiro la mano hacia él, Jayden lo deja ir. Como los mensajes que generalmente acaban en leído por su parte. Sé que tiene su vida, y, por cómo le he visto hablar animadamente con sus amigos estos últimos días, una que le mantiene ocupado, es sólo que tenía la tonta idea de poder hacerme un hueco en ese tiempo.

Compañeros de delitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora