Canción en multimedia: Youth [Dabin feat. Yoe Mase]
Capítulo doce: Domingo entre amigos
Pasó más de una semana desde que me escapé de casa aquella noche. Ahora lo veo como un recuerdo lejano que todavía golpetea mi mente si me descuido. Pensé, el miércoles, que mi corazón se saldría del pecho. Saltaba con cada sonido, con el busca en mi mano, mochila o frente a mí desde que llegué a casa. Lo mismo el jueves. Pero no hubo nada. El viernes, paré a Jayden, queriendo saber si había sido diferente con él.
También el lunes.
Ninguno había recibido nada. Así que me tranquilicé un poco. Era como si hubiera dejado ese recuerdo envuelto entre oscuras mantas que lo ocultaran de mí. Lo sentía, lo podía sentir en ese rincón de mi mente, temblando bajo esas telas que lo escondía de mí, esperando salir. Lo mantuve ahí en lo que mi cuerpo iba volviendo a la normalidad porque, sí, la tensión del principio me había afectado. Los nervios me hacían dar vueltas en mi cama durante la noche, sin una pizca de sueño y, a la vez, me dificultaban levantarme por las mañanas. Hacía que lo único que quisiera fuera quedarme en la cama,fingiendo que si no salía de ahí nada malo podría pasar. Incluso mi madre se preocupó y tuve que venderle una mentira como la de haber suspendido un par de exámenes para los que estudié mucho. Ella se compadeció y me dijo que no pasaba nada. Incluso cuando su confor me hizo llorar porque no podía aguantar más y ella, creyendo que era por los estudios, me siguió tranquilizando diciendo que era normal, que no pasaba nada por no sacarlo todo a la primera y que, incluso si suspendía algunas asignaturas y no me graduaba este año, eso estaría bien, que ella me apoyaría.
Casi confesé todo ese día. Pero conseguí callar, y sigo haciéndolo esperando que, si pasan un par de semanas más sin ningún mensaje, pueda olvidarlo todo por completo.
Y así pasó algo de tiempo. Pasaron dos jueves sin ninguna clase de mensaje y empecé a relajarme. Así que, el domingo, organicé una tarde en la pista de batidos y patines de Barry. Charlie es la prima de uno de los trabajadores así que siempre podemos usar la pista para patinar sin pagar, los batidos, en cambio, o cualquier clase de comida que compremos, siguen costándonos dinero, todavía no hemos solucionado eso. Pero lo haremos.
Estamos jugando a las máquinas en lo que llega Rob con su hermano. Nada más le dijo adónde iba, su hermano se iluminó como un árbol de navidad y le pidió venir también. O eso nos dijo. Ninguna de nosotras pudo negarse.
—Más a la izquierda —ordena Charlie. La garra de la máquina se mueve un poco cuando lo fuerzo, manteniendo la concentración para conseguir un diminuto peluche de un cerdito—. Un poco hacia atrás.
Lo hago.
Entonces le doy al botón para que la garra baje y veo, esperanzada, cómo se cierra alrededor del peluche. Sube un poco y el peluche se suelta antes de tiempo. Charlie golpea el cristal.
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Compañeros de delitos
Novela JuvenilSin nadie en quien poder confiar, amenazados y utilizados como marionetas por una red de criminales, Jayden y Danielle no tendrán otra opción que la de romper todas las leyes y sus propios límites para tratar de mantener con vida a sus seres querido...