Maratón 2/5
Jazmine
Luego de darle un beso a Emmy y decirle lo mucho que la amo, me despido de Elisa y salgo nerviosa por la puerta, al llegar al pasillo tomo una respiración profunda y sigo caminando hasta llegar al ascensor, cuando este llega y entro en él, recibo un mensaje por WhatsApp, es Maximiliano, ¡ya está aquí!
Llego a la entrada y salgo por la puerta principal a largos pasos, no quiero que nadie me vea, así que con mis lentes gigantes oscuros, veo a Maximiliano sobre su moto, al verme pinta una gloriosa sonrisa en su rostro que me eriza la piel, él está vestido con una playera verde y una bermuda de una tonalidad un poco más clara que la camisa que tiene.
¡Hola, llegué!- Le digo, el sigue sonriendo y mientras me pasa un casco me dice.
¡Nunca dejas de estar hermosa! Eres maravillosa Jazz, sube, tenemos una cita playera.- Sonrío ante su manera de llamarme ¡Jazz! Todos siempre me han dicho Jazmine o Jazzy, y él ha logrado sorprenderme con algo tan simple como un diminutivo de mi nombre distinto a los que siempre me habían dicho.
Salgo de mi nube, al mismo tiempo que arrancamos a una velocidad que despeina mi cabello, entre risas llegamos a nuestra cita de surfeo- Hemos llegado cariño, vamos hasta mi local- me dice mientras toma mi mano, ese roce hace que nuevamente algo dentro de mí se encienda con una llama de emociones, que cabe destacar, hace unos cuantos años no sentía. Al llegar al local, típico de uno que se encuentra en la playa, veo miles de tablas de surf.
¡Esto está genial! Amo lo coloridas que son... es algo realmente sorprendente- Le digo emocionada.
Te sorprenderías de que cada una de esas tablas están hecha por mí- Abro mi boca en una 'O' y Maximiliano sonríe nuevamente,- Antes solo vendía diseños de otros, pero junto a mis amigos he pensado en hacer mi propia marca y ahora lo estoy logrando, no es algo que me genere muchos ingresos pero está bien para vivir humildemente en mi piso frente al mar.
Su sencillez es algo a lo que no estaba acostumbrada, y es sin duda, lo que más me gusta de Maximiliano. Sé que no es bueno comparar, pero con Doriam todo lo tuve, aunque luego de casarnos los lujos eran escasos, por el simple hecho de que él no quería que viviéramos en otro lugar. Sin embargo, con Maximiliano no me molestaría irme a vivir frente al mar, en su humilde departamento, sonrío ante la imaginación tan rápida que tengo, y cuando caigo en la realidad no he escuchado nada de lo que me dice.
Aunque llego justo a tiempo para oír qué- Te quise traer acá para que eligieras tú misma tu tabla, preferiblemente de las que está acá, que son para principiantes, porque son un poco más livianas que el resto, además estas las hice yo.- Sonrío, y sin duda elijo una morada con flores rosadas.
Me gusta esta- Maximiliano la saca de su base, y luego me indica- Aquí está el baño, puedes cambiarte ahí y colocarte el traje de baño.- Sonrío nuevamente, tengo mi traje de baño bajo mi ropa, luego de agradecerle entro y me quito todo, dejo solo mi traje de baño enterizo, recojo mi cabello en una cola de caballo y guardo la ropa que me quité en mi bolso playero, al salir ya Maximiliano está listo con su traje de surfista profesional.
¡Listo!- Le digo, al mismo tiempo que se voltea a verme de pies a cabeza mientras me dedica una adorable sonrisa de medio lado que derrite todo mi ser.
Estás perfecta, vamos hacia la playa, ¡sígueme!- Yo obedezco como una buena alumna que soy, y camino a su lado, al mismo tiempo que él recoge la tabla que yo elegí y toma otra en su otro brazo.- De este lado están las olas más altas- Explica mientras señala a una zona de la playa con olas que rompen fuertemente en unas rocas y en la que se encuentra un grupo de chicos.- Nosotros no iremos a ese lado, porque quiero que primero aprendas a colocarte sobre la tabla y a mantener el equilibrio, así que vamos a esta- Cuando llegamos el sol está ocultándose, no es precisamente la hora ideal para realizar estas prácticas, pero es ideal porque solo somo el y yo en esta parte. De hecho los chicos que están en el otro lado se van.
¿Lista para aprender?- Yo asiento emocionada, y él inicia su rutina, me explica todo lo que debo hacer, luego lo ponemos en práctica los dos, una vez lo hago pero me resbalo, la siguiente vez logro mantener mi peso sobre la tabla, pero mis senos están un poco presionados, Maximiliano intenta no ver hacia allá abajo. Cuando viene una ola el dice lo que debo hacer, e intento con todas mis fuerzas colocarme de pie, lo logro, él me indica la posición en la que debo estar, y cuando logro mi posición la ola me hace levantarme en su bucle, y puedo sentirme gigante en él, luego caigo por la gravedad, y grito emocionada al mismo tiempo que me lanzo sobre Maximiliano.
Él suelta la cuerda que me mantiene atada a la tabla y saca la que está en su tobillo para envolverme en un abrazo,- Lo hiciste muy bien cielo, es tu primera vez y lo has hecho grandioso- Sonrío con emoción, él me dijo cielo y también dijo que lo hice bien.- ¿De verdad lo hice bien? Jamás pensé que subirse en una tabla se sintiera tan maravilloso, me sentí libre y eso es gracias a ti, y a tus enseñanzas, ¡gracias!
Me sonríe de vuelta, mientras me aprieta a su cuerpo, yo envuelvo mis manos en su cuello y el toma mi rostro con ternura y dice- Dije que íbamos a ir más despacio, pero necesito hacer esto para poder calmar mi apetito por tus labios.- Y entonces me besa, primero despacio y luego con intensidad, mete su lengua en mi boca y busca con desesperación la mía, se me eriza la piel, y me aprieto con más fuerza hacia él, enrollo mis piernas en su cintura, y seguimos el beso.
Al terminar nuestro apasionado beso, ambos sonreímos y yo sin poder evitarlo le digo- Yo también necesitaba ese beso.- El suelta una carcajada y de la mano caminamos hacia el local, al llegar entro al baño, me coloco el vestido sobre el mojado traje de baño, y salgo. No tengo ganas de cambiarme ahorita. Frente a mi está Maximiliano colocándose la misma playera que tenía, sin cambiarse la parte de abajo.
¿Qué haremos ahora?- Le pregunto con curiosidad, a lo que él responde- Iremos a comer a mi departamento, quiero sorprenderte, sé que eres chef y que probablemente sabes hacer maravillosos platillos, pero yo quiero mostrarte un poco de lo que sé hacer.
Recordar aquella mentira hace que algo dentro de mí se sienta extraño, odio mentirle, pero sé que no tengo otra cosa que hacer, asiento con la mejor de mis sonrisas prefabricada y le respondo- Veamos entonces cómo me sorprendes.
ESTÁS LEYENDO
Controlados ©
RomanceLuego de tres meses, ha llegado mi momento de ser feliz, mi momento de ser lo que siempre quise ser, ¿Qué si no me duele? Claro que si, duele horrible y mucho mas duele el saber que mi hija, Emmy, pregunte por su padre a cada momento, no es fácil pa...