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Maximiliano

Luego de varias horas esperando si quedaban boletos para el único vuelo directo a Rusia del día, los demás son con trasbordo y no tengo tiempo para eso, pero lo logro, compro mi boleto y con solo una mochila sobre mi hombro, en la que llevo un par de camisas de vestir y un par de pantalones, me subo en el avión. No tengo idea de cómo esté el clima allá, pero espero sea verano.

Cuando el avión despega, yo estoy escuchando música, cierro mis ojos para relajarme, pocos segundos después me quedo dormido. El viaje será largo, así que cuando tengo hambre me despierto, aún no hemos aterrizado, decido ir al baño, y al volver veo que una aeromoza se encuentra pidiendo la orden del hombre que está en el puesto al lado del mío, entonces llego justo a tiempo para ordenar un sandwích de pollo con salsa de queso y lechuga, para beber una cerveza, aunque no es una Polar (empresa venezolana), es bastante buena.

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17:00 horas/ 5:00 pm

Llego a Rusia, y el solo pisar ese suelo, siento como se congela mi cuerpo, ¡cuanto frío hace! Saco las camisas que tengo en el bolso y me las coloco, ¡sí, ambas!

Entonces camino a paso apretado, mientra los pasajeros me ven como si tuviera tres cabezas, aunque si tengo tres camisas. Sigo caminando a paso firme, hasta que llego a una cafetería dentro del aeropuerto, pido un capuchino con un waffle, lo que sea para calentar un poco mi cuerpo. No está nevando, aunque la temperatura debe está por los 10 grados, algo frío para alguien que viene de un país tropical y vive en Los Ángeles.

Una vez termino, camino hacia la salida, pero no tengo idea de qué hacer, ni tengo en dónde quedarme, pero igualmente salgo y camino hacia una parada de taxis, busco mi celular y coloco el buscador de Google para saber de algún hotel en este lugar, encuentro uno cuya suite más pequeña es bastante acorde a mi bolsillo, se llama Dynasty, no es un nombre muy ruso que se diga, pero sigue siendo un hotel, así que sin miedo le digo en inglés a uno de los conductores que me lleve al lugar. Entonces el hombre responde entre diente y un poco molesto:

Estos gringos imbéciles creen que todo el mundo habla el puto inglés- y luego añade en inglés- Claro que sí  joven, yo lo llevo, esta es la tarifa- y me muestra un monitor con la tarifa. Las primeras palabras que dice me hacen reír, y sin poder evitarlo le digo en español:

Muchas gracias, señor, me ha salvado el día- el pobre hombre palidece, y siendo un poco de pena por él, pero es mi humor venezolano, entonces le digo en español nuevamente para ganarme su confianza- tengo una duda, ¿su acento es mexicano?- el hombre asiente y ya en confianza iniciamos nuestro recorrido hasta la entrada del hotel, el hombre me da una tarjeta con su número por si necesito su servicio otro día.

Al elegir un hotel económico me imaginé que sería algo más 'humilde' por así decirlo, físicamente, pero este hotel rompe todos mis esquemas y me sorprende gratamente, tiene una linda fachada, no es gigantesco, pero funciona bastante bien en evocar un ambiente acogedor y cálido, ideal para estos momentos de tanto frío. Al entrar, paso directamente a la recepción, en ese lugar le explico a la mujer si tiene alguna suite disponible, para suerte mía, habla inglés, sin embargo cuando nota lo pálido que estoy y la forma en la que estoy vestido (con tres camisas puestas) abre sus ojos, me dice que espere ahí que ahorita me atienden.

No suelo ser de las personas que observan la actitud corporal, pero me puedo dar cuenta que algo extraño pasa, la mujer camina a paso apresurado hacia un cuarto del lado de la recepción, al fondo la puedo ver gesticular junto a un hombre cuyo aspecto es como el de un cuerpo de seguridad, justo eso es lo que hace que mi radar se ponga en alerta, ¡la mujer cree que soy un mendigo!, entonces salgo del lugar sin mirar atrás.

Aprieto el paso, en caso de que alguien venga, y llego hasta una tienda de peluches, así que entro, el calor nuevamente hace que mi cuerpo se relaje, la dependienta del lugar me mira expectante y a mi solo se me ocurre decir que quiero un peluche para mi hija. Al parecer la mujer no entiende el inglés, me mira sin mostrar expresión en su rostro, entonces tomo el primer peluche pequeño que veo y lo pongo sobre la mesa de la caja, la mujer me muestra una cartilla con los precios de cada peluche, según el tamaño, y su equivalencia en dólares, solo gasto 3 dólares en él, y salgo de la tienda.

22:00 horas/ 10:00pm

Sigo deambulando por las calles de San Petersburgo, tengo dinero como para pagar un hotel económico, pero el único que podía pagar fue un poco 'extraño' ante mi presencia. Mi piel está pasando a ser un color un poco azulado, pese a las 4 tazas de café que me he tomado en un lugar cerca del centro de la ciudad. Llego a la plaza, y aprovecho de sentarme en uno de los banquitos, el choque de mi piel con el material del asiento me hace estremecer un poco, decido revisar mi celular.

Tengo varios mensajes de WhatsApp, busco entre las conversaciones para ver si tengo alguno de Jazmine, pero no consigo nada. La decepción me invade, ¿y si ya no quiere verme más? ¿si me vuelve a rechazar?, entonces veo una conversación con una persona que siempre me saca de apuros y me hace sentir mucho mejor, mi padre, así que decido escribirle.

Hola papá, ¿tienes tiempo?- pasan unos minutos, y luego responde con emojis agregando- Hijo, cuéntame, ¿para qué soy bueno? tú madre dice que deberías venir a visitarnos, ¡que no estamos tan lejos!- si supiera que estoy al otro lado del mundo se mueren.

Iré pronto, por ahora necesito un consejo, ¿crees que debería luchar por alguien que siente que no la valoro?- es su respuesta la que me hace sonreír. Así que tomo fuerzas, y entro a un centro comercial, veo una tienda de ropa y decido, como dicen en mi país: rifarmela por esa chica.

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