Al momento salir de la ducha me sequé el cuerpo con parsimonia, intentando parecer calmada y brindándoles más tiempo a los hermanos Wang, para luego vestirme con las prendas que me había dejado Demetria. Todas ellas de tonos pasteles y sumamente suaves, aún más que las mías. Desenredé mi cabello y finalmente salí de la habitación con el pelo chorreando un poco, no aguantando ni un segundo más la duda.
Bajé las escales hasta el living donde Dem y Perseo me esperaban con rostros serios, en completo silencio y con mi microordenador conectado a lo que parecía una computadora de la vieja era.
—¿Todo en orden? –no pude evitar preocuparme, sus rostros ya no tenían la mirada alarmada que llevaban minutos atrás por mi causa sino ahora llevaban en sus rostros un gesto de verdadera intranquilidad provocando que la luz de alarma se encienda en el interior de mi cabeza.
—Deberías tomar asiento.
Las palabras de Perseo me golpearon como bolas de septum y dolieron incluso más. Sin embargo, obedecí su consejo y tomé asiento frente a ellos sin poder sobrellevar un minuto más de tanto misterio. Me estaba matando.
—Es peor de lo que creíamos –era el turno de hablar de Demetria quien al igual que yo se encontraba vestida finalmente.
—¿A qué se refieren?
Perseo rascó su frente y luego posó sus ojos en mí, dispuesto a soltarme aquello que tanto los preocupaba. Dispuesto a compartir su carga conmigo.
Estaba preparada. Se trataba de mi familia y no había nada en el universo más importante para mí que ellos.
—Pudimos averiguar el día en que tu padre envió el mensaje y también pude hacer un acercamiento –su voz era baja pero de todas maneras podía oírlo perfectamente, deduje entonces que quizás las habitaciones tenían cámaras lo cual resultaba totalmente retorcido de mil maneras distintas-. Él lucía realmente mal y eso fue hace tres días, lo más probable es que hoy mismo esté aún peor. Tenía cortes en su rostro y estaba sucio, realmente sucio.
—Es un comportamiento ciertamente extraño y no pudimos evitar indagar el por qué.
Dirigí mi mirada a la princesa y luego a Perseo, buscando una explicación coherente. Se habían limitado a expresar cosas que ya sabía o que podía intuir. Necesitaba la verdad. Sabía que mi padre estaba mal, era capaz de deducirlo por mí misma pero quería saber la razón y más aún, encontrar al culpable. Iba a hacerlo pagar por lo que le había hecho y no dudaría un segundo en enviarlo al espacio mismo para que se arrepintiera de sus actos.
—¿Saben entonces por qué se encuentra así?
Ambos asintieron a la par y fue Perseo quien tomó una vez más la palabra, convirtiéndose en el dador de malas noticias.
—Pangea se ha descontrolado –comenzó, con el tono de su voz cada vez más bajo-, grupos en todas las ciudades han salido a pedir por sus derechos y a reclamar por el abandono que han sufrido, tu padre incluido. Se han auto convocado en los Centros de Gobierno de cada ciudad e inclusive han provocado pánico en los restantes habitantes, y como consecuencia por sus actos han castigado a toda la población. Desde niños hasta adultos, sin dejar a nadie a fuera.
«La primera medida fue aumentar las jornadas laborales, como tu padre dijo, o bien las jornadas de estudio. Han reducido también las porciones de alimento y las raciones de agua. Para los ancianos, los han obligado a desplazarse hacia centros donde deberán trabajar y vivir en conjunto, alrededor de mil ancianos convivirán en cada centro y todos ellos perderán sus hogares, sin salario alguno. Esta fue la última medida, aún no es llevada a cabo pero estará vigente en unos días y no hay nada que pueda evitarlo.
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Entropía
Science FictionEntropía: un nuevo comienzo Libro I Bilogía Génesis Maravillosa portada realizada por @Dream_is_to_Live ----- Cuando el mundo está al borde del colapso tienes dos opciones: escapas e intentas correr por tu vida, o te haces más fuerte y luchas. Aani...