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Extracto recuperado del diario de Elián Bishop II,

propiedad de los marcados de Badra.

"Recuerdo la primera vez que la vi, era tan sólo un poco más joven que yo pero llena de vida y alegría. Había comenzado a trabajar en la casa de mis padres como sirvienta doméstica por lo que debía atendernos como reyes. Residía aún con mis padres en aquella época puesto que intentaba convencer a mi padre de poner un alto en sus locos planes.

Su cabello era del más bello castaño y sus ojos como dos faroles en la noche de un profundo color miel que poco después fue obligada a cambiar por un negro lleno de tristeza. Emanaba belleza y gentileza dos cualidades que no parecían ir de la mano.

Me dedicó una sonrisa la primera vez que me vio, cargando en sus manos una pesada bandeja de plata. Me enloqueció con tan simple gesto y desde entonces buscaba su mirada cada vez que pasaba junto a ella.

Si mi padre se hubiese enterado la habría despedido y en lugar de la diminuta cicatriz violeta que porto hoy con honor tendría una mucho mayor.

Odiaba a mi padre profundamente por todos sus mandatos y locuras, lo odiaba por todo lo que me negó en busca del poder.

Marina era una de ellas".


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