Abrí mis ojos como quien no quiere desprenderse de un bello sueño, lentamente y con la intención de volver a cerrarlos pronto. Me encontraba recostada sobre una superficie plana y mullida, lo que supuse era una cama, mi cama. Me sentía tranquila, ya fuera debido a que acababa de despertar o porque todo parecía normal, a pesar de que normal no era algo que ocurriera muy seguido dentro de B-shop.
No obstante, el dolor no tardó en llegar y un agudo pinchazo hizo acto de presencia en la parte baja de mi cabeza extendiéndose con rapidez al resto de mi cráneo y provocando que mis ojos divisaran estrellas. Chillé debido al sufrimiento que suponía soportar la sensación de miles de pinchazos impactando contra mi cerebro, llevé instintivamente mi mano a mi cuello donde encontré sangre seca. Rodé sobre mi misma, dejando mi cuerpo boca abajo para menguar el dolor de la parte trasera del cráneo y, aunque la incomodidad no había pasado, me obligué a abrir mis ojos para poder ubicarme en tiempo y espacio.
Necesitaba ir a un médico, no era normal sentirme tan mal a penas despertar y mucho menos encontrarme manchada de sangre. Lo primero que divisé cuando el dolor hubo menguado un poco fue un armario que se camuflaba con las paredes, luego una puerta entreabierta que dejaba ver un lujoso cuarto de baño. Me encontraba en mi habitación efectivamente, no fue trabajoso llegar a esa conclusión pero la idea me perturbó de inmediato cuando los recuerdos de la noche anterior fluyeron en mi memoria como agua en una cascada. Mi encuentro con el capitán de la nave, el robo y posterior extravío de la llave, un escape frustrado por Malvoro y sus centinelas con máscaras.
Me puse de pie en un salto y con celeridad bajé los escalones que me separaban de la planta baja con un único objetivo en mente: escapar antes de que vinieran por mí. Corrí hacia la puerta y en un vano intento, tiré el picaporte hacia mí con la intención de salir.
ꟷ¡Ábrete, maldita sea!
Giré la perilla al menos dos docenas de veces, empujé la puerta y la pateé intentando derribarla o al menos perforarla lo suficiente para poder escabullirme. Utilicé los muebles a mi alrededor para astillarla consiguiendo en cambio piezas de diseño destruidas. Me irritaba saber que todos mis intentos terminaron en nada más que mi cuerpo ardiendo del dolor y de cansancio una vez que la adrenalina se hubo acabado.
ꟷNecesito salir de aquí, ábranme.
El dolor nubló mis ojos y el miedo se hizo cargo de mi cuerpo, derribándome contra el suelo y dejándome acurrucada contra un rincón a la espera de que mi encarcelación fuera solo una pesadilla.
Mi organismo se drenó de energía entre lágrimas y lamentos, seguidos de arrebatos de furia en los cuales intentaba con todas mis fuerzas encontrar una salida. Malvoro debería estar disfrutando mi sufrimiento, viviéndolo en primera persona a través de las cámaras que se hallaban en lo más alto del techo. Tuve la necesidad de realizar algún gesto obsceno para su deleite pero me contuve a fin de guardar energía para cuando finalmente nos reuniéramos.
Deambulé por el dormitorio con los pies descalzos y un pomposo vestido en el sillón como única compañía, recorriendo cada centímetro cúbico mientras esperaba. Esperaba a que Demetria apareciera con su cálida sonrisa y me dijera que había solucionado mis problemas para luego hacer una broma sobre el atuendo que había elegido con rapidez; esperaba a Samuel con mi microordenador en mano para entregármelo e invitarme a escapar. Esperar era lo único que podía hacer y rogar para que, una vez más, los príncipes Wang pudieran salvarme.
Si tuviera que contar las veces que había fallado a mi padre, a mi madre, a mi viejo amigo o a mí misma, podría llevarme una eternidad aunque los días que había pasado en su ausencia habían sido una pequeña fracción de mi vida.
Sabía que alguien llegaría pronto, no conocía el momento exacto pues tampoco tenía certeza de qué hora era o cuánto tiempo había transcurrido desde mi fallido intento de escape – del primero, el que incluía una nave y al príncipe mestizo-, pero lo que sí sabía era que tenía que prepararme, tenía que aprender a mentir como un noble e intentar salvar el pellejo de Perseo y Demetria.
Caminé con pasos apresurados hacia el baño, el único lugar que carecía de cámaras o micrófonos pues incluso Francisco y su seguridad tenían un dejo de respeto por la privacidad ajena. Entré a la ducha y abrí el agua caliente, para que la misma me ayudara a eliminar el dolor de mi cuerpo y abriera mi mente para que buenas ideas arribaran a ella.
Retiré las prendas mojadas una vez que me hubiese asegurado que nadie había entrado a mi dormitorio y dejé que mi cerebro comenzara a funcionar correctamente.
ꟷNo sé a qué te refieres, no he robado ninguna llave –solté esa oración al menos un centenar de veces hasta que el tono de mi voz cesó de entrever mis emociones.
¿Qué hacías en los pisos inferiores? Sabía que alguien haría esa pregunta y necesitaba tener una buena respuesta.
ꟷBuscaba al príncipe Perseo, sé que su habitación no se encuentra en la sección de nobles.
¿Cómo explicas que te encontramos cerca de la cocina?
ꟷMe perdí, nunca había bajado y creí que podía orientarme pero mi microordenador dejó de funcionar.
¿Por qué dejó de funcionar?
ꟷNo lo sé, simplemente no podía acceder a ninguna de sus funciones. Soy historiadora, no una hacker.
Mordí mi labio con nerviosismo, no se me ocurría ninguna otra pregunta que Malvoro o Francisco pudieran formularme en un interrogatorio y eso no era algo bueno. Sabía que ellos tenían dónde indagar, el problema era que había roto tantas reglas en los últimos meses antes de que me aprisionaran que podrían recaudar material suficiente para dejarme encerrada por el resto de mi vida.
Cerré el agua, y reuniendo toda la entereza que me restaba, salí de la ducha para enfrentarme a los últimos momentos de mi viaje. No iba a permitir que me mantuvieran cautiva mucho más y había decidido que debía ir con mi padre o, en su defecto, con mi madre.
La muerte resultaba atrayente y prometedora a sabiendas que mis opciones eran pocas. Malvoro iba a estar rodeado de guardias cuando finalmente nos encontráramos y probablemente yo estaría atada o esposada, pelear cuerpo a cuerpo no sería la solución correcta pues iba a derribarme en pocos segundos.
Lo único que se me ocurría era mentir y rogar para que cuando finalmente lo atacara con palabras alguien me golpeara tan fuerte que finalmente mi existencia acabara.
Lo siento, papá.
Había dado lo mejor de mí y había entendido que incluso con mis escasas capacidades para relacionarme con mis pares, podía lograr lo que me propusiera. Sin embargo, esta vez la situación se había agravado y mi esperanza de salvar a mi progenitor se estaba derrumbando.
Nos veremos pronto, mamá.
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Hola, luego de mucho tiempo he vuelto. ¿Cómo los trata la cuarentena? Espero que en sus países las cosas marchen bien y que pronto se pueda volver a la normalidad. Manténganse sanos y escuchen los consejos de los médicos y especialistas, cuídense y cuiden a sus familias.
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Entropía
Science FictionEntropía: un nuevo comienzo Libro I Bilogía Génesis Maravillosa portada realizada por @Dream_is_to_Live ----- Cuando el mundo está al borde del colapso tienes dos opciones: escapas e intentas correr por tu vida, o te haces más fuerte y luchas. Aani...