Retorcí mis manos intentando expulsar los nervios que me carcomían por dentro como una esfera expandiéndose poco a poco. Estaba segura de lo que tenía que hacer y tenía certeza de que todo saldría adecuadamente si Demetria y Perseo también cumplían su parte.
No obstante, sentía alrededor de mi cuello una soga invisible apretar cada vez más quitándome la respiración. Era el peso de mis actos castigándome con anticipación.
Demetria se encontraba a mi lado, jugando con su pequeña mascota sin importarle que su perfecto vestido verde pudiese mancharse. Por el contrario, desde que Zeta y sus colegas se habían retirado de la habitación no había realizado ningún paso por miedo a deshacer su arduo trabajo.
Además, no quería mirarme al espejo ya que sabía que no iba a reconocerme. Le había pedido en un susurro a Zeta que me hiciera lucir atractiva con la excusa de que quería conquistar a alguien sin mencionar si era el capitán, un príncipe o un noble. Si supiera que debía seducir al capitán Marshall Queen para fugarme de la nave probablemente se desmayaría.
ꟷ¿Estás lista?
Asentí, saliendo de mi propio mundo y le dediqué una sonrisa a mi amiga.
Por consejo de Zeta, decidimos esperar al menos media hora para hacer nuestra aparición en la fiesta ya que él aseguró que de esa manera daríamos una entrada gloriosa. Y a pesar de que me hacía sentir como un objeto en exhibición, eso era precisamente lo que necesitábamos: llamar la atención.
ꟷ¿Cómo te sientes?
ꟷA punto de explotar.
Demetria sonrió en respuesta.
ꟷMe siento exactamente igual.
Se puso de pie y extendió una mano en mi dirección, brindándome su ayuda para ponerme de pie. Llevaba un vestido tan vaporoso que tenía miedo de tropezar con mis propios pies o peor pisar la tela por dentro y caer de lleno al suelo. Había imaginado todas las maneras de terminar hecha trizas en el suelo y esas dos eran las más viables.
Dem había escogido un vestido de ensueño para mí, tan rojo como el fuego y tan suave como una nube. Sin embargo, no podía evitar sentirme un fantasma en un cuerpo ajeno. Era algo que nunca hubiera vestido incluso de poseer el dinero, no se adecuaba a mi personalidad.
Caminé junto a la princesa todo el recorrido hasta el salón, repasando en silencio el plan e intentando encontrar fallas en el mismo para hacerle saber a Sam por medio del microordenador. Por fortuna, no encontré ninguna y me obligué a respirar con tranquilidad.
Perseo, según lo acordado, debería estar junto a sus padres con cara de pocos amigos de manera tal que Demetria al llegar lo regañaría y él se iría enojado. Era la única manera que habíamos encontrado para que se ausentara de la fiesta, siendo que esta era obligatoria para todos los que nos encontrábamos a bordo de la nave.
Sus padres no se alarmarían y Malvoro tampoco, puesto que era un comportamiento habitual en él. No le gustaban las galas y tampoco ver a los nobles ostentar cual pavos reales presumiendo sus brillantes plumas de todos colores.
Pronto llegamos junto a las puertas de cristal, al lado del cual descansaba sentado un hombre vestido de gala con cara de aburrimiento. Seguramente preferiría estar adentro mientras que yo, por el contrario, haría lo que fuera para estar en su lugar repartiendo sonrisas falsas.
ꟷBuenos atardeceres, disfruten la fiesta.
Asentí en su dirección a modo de saludo y sentí mi corazón latir con rapidez cuando las puertas se abrieron frente a nosotras dándonos la bienvenida al decorado salón que se había vuelto una fiesta. Demetria enredó su brazo con el mío y dio el primer paso hacia mi intento de escape.
El ambiente era de celebración y las luces eran tenues, juegos de azar estaban estratégicamente repartidos por el salón, el alcohol iba y venía en copas de cristal y la comida teñida en oro era ofrecida en bandejas, precisamente, de oro.
Tenía un derroche de recursos ante mis ojos y la impotencia se apoderó de mí. En Pangea el alimento escaseaba, sobre todo en los sectores más pobres, y en ese salón la comida era utilizada como un juego. Podía ver a niños arrojarse alimentos secos y a adultos celebrando su juego como si lo que estaban haciendo realmente estuviera bien.
Quería patearlos aunque no pudiera hacerlo.
ꟷTranquila, Nisa.
Respiré profundo y seguí a la princesa hacia la zona exclusiva donde se encontraba su familia y amigos más cercanos sentados en una exuberante mesa larga con el rey a la cabeza. Ignoré los pares de ojos que se posaron sobre mí, estudiándome y juzgándome, en un vano intento de sentirme a salvo. Esa noche era el comienzo de un trayecto peligroso y cada paso en falso significaba una caída mortal.
Me desarmé en una reverencia al llegar frente a la monarquía, sintiendo la ajustada tela apretar mi cuerpo dejándome sin aliento. Me puse de pie en el instante en que me lo ordenaron y tomé asiento junto a la princesa en una mesa adornada de dorado y oro con comida rebosando.
ꟷHermano, que alegría verte aquí.
Demetria soltó sus palabras con naturalidad como si nada estuviese pasando y la admiré por su templanza.
Dirigí mi mirada hacia Sam, quien se encontraba sentado en el extremo más alejado de la mesa repeliendo a todos los invitados. Vestía de gala con un fino traje negro que le sentaba de maravilla, como era indicado en la "invitación", pero su rostro llevaba una clara mueca de disgusto.
Lucía extremadamente apuesto y sus ojos posándose en los míos extrajeron todo el aire que mis pulmones funcionales habían podido recaudar pese a los nervios. A pesar de verse como la realeza seguía destacando algo que probablemente ofuscaba en demasía al príncipe Malvoro.
ꟷNo debía tener otros planes, Dem.
ꟷCambia esa cara de amargado, es una celebración.
Su ceño se frunció en una clara señal de molestia, cualquier espectador diría que nada raro sucedía con él. Sin embargo, con el escaso tiempo que llevaba conociéndolo pude notar cierto brillo de diversión en sus ojos.
ꟷNo me digas como actuar, Demetria.
ꟷAlguien aquí debe decírtelo, de lo contrario arruinarás la noche de todos los presentes.
Se puso de pie con rapidez, provocando que la silla en la que segundos antes se encontraba sentado callera estrepitosamente contra el suelo, imponiéndose sobre la suave música de la orquesta en el fondo de la sala y llamando la atención de todos los presentes.
ꟷCompórtate, ¿quieres?
ꟷNo te metas en mi vida.
Con el rostro preso de furia y movimientos acelerados, Perseo se alejó de la zona exclusiva dando por terminada la discusión, para poco tiempo después retirarse de la habitación dejando a los presentes boquiabiertos por la escena pero para nada extrañados por el comportamiento inadecuado del príncipe mestizo.
ꟷQue siga la celebración –exclamó Malvoro-. Nada nuevo ha sucedido aquí.
Una leve carcajada salió dispara de los labios de los invitados y como si nada hubiese sucedido cada uno volvió a su mundo, olvidando obligadamente lo que había sucedido, el nuevo escándalo protagonizado por la familia real.
No obstante, un par de ojos siguieron posados en la zona. Un par de ojos que pronto se detuvieron en mí y fueron acompañados de una sonrisa lobuna que exclamaba a voz de grito cientos de advertencias dedicadas exclusivamente para mí.
Sentí la necesidad de esconderme, apartarme de su mirada que me hacía cuestionar la viabilidad de nuestros planes. En cambio, con la muerte de mi madre presente en mi memoria, le sostuve la mirada hasta que él la apartó.
Era una guerra estúpida, pero la había ganado.
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Hello! Estoy perdida con los días así que para mí hoy es Lunes y cumplí con la actualización jajajaja
Espero que les haya gustado el capítulo y quieran seguir leyendo los capítulos finales.
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Entropía
Science FictionEntropía: un nuevo comienzo Libro I Bilogía Génesis Maravillosa portada realizada por @Dream_is_to_Live ----- Cuando el mundo está al borde del colapso tienes dos opciones: escapas e intentas correr por tu vida, o te haces más fuerte y luchas. Aani...