Capitulo 6

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 El martes no hubo clases.

Nos dijeron un dia de consuelo por lo que se estaba por venir. 

Se suponía que ese dia, ese bendito martes, llegarían los alemanes y sobretodo, llegaría nuestro huésped.

Ese día fue extrañamente raro, la vida de las personas comenzó demasiado temprano, el movimiento en la casa comenzó a las 5 de la mañana. Mamá ordenó a Bonnie y Catherine guardar todo lo importante sentimentalmente, papá se fue tan temprano al campo que no lo vi. La casa estaba patas para arriba tratando de ordenar todo, yo no sabía que hacer así que tomé un libro y me senté en mi balcón. Un balcón que daba al patio de atrás, cerca de allí había un árbol donde unos pájaros tenían nidos y siempre a la tarde cantaban, me gustaba leer en compañía a su canto.

Mamá y papá tuvieron una discusión anoche, los oí antes de dormir, papá decía que tenían que ceder su habitación al invitado, mama obviamente no estaba de acuerdo. Papá planteaba que tenían que hacer que el huésped se sienta lo más cómodo posibles así no nos echaría de casa, mamá decía que de ningún modo se rebajaría a tal humillación y que se conforme con otra habitación.

Creo que mi madre no entendía la gravedad de las cosas, el porqué de la importancia de tratarlo de manera educada. Una de las cosas que me asustaba era que ella sea ella y le diga algunas cosas no tan agradables. Cuando me desperté esta mañana no vi ningún cambio en la habitación de mis padres, así que supongo que mamá ganó. Pero lo que si noté era que la habitación de invitados estaba hecha, era una de las más grandes, no tanto como la de mis padres pero creo que el soldado se sentiría a gusto, lo único malo es que estaba a lado de la mía y una puerta las comunicaba. 

Tendría que usar el balcón cuando él no esté para no verlo.

Las calles estaban desiertas, no había ni un alma afuera de su casa. Supongo que todos estaban en la misma situación que nosotros, o al menos lo que habían recibido una carta. No sabíamos con exactitud a qué hora vendrían, y eso era inquietaba todavía más a las personas.

- ¿Puedo pasar? -la voz de papá me hizo girarme, estaba apoyando en la puerta de madera blanca.

-Claro. Pasa -cerré mi libro y lo esperé con una sonrisa. Él se sentó frente mí.

-¿Estas bien?

-Creo que eso debería preguntarle a ustedes -les dije. Ellos estaban mucho más estresados que yo y tenían una carga más pesada.

-Lo solucionaremos cariño.

-Me intentó dar aliento aunque era difícil de creer- Solo será un tiempo

-Lo sé. No estoy preocupada de que viva aquí, tal vez ni siquiera pase mucho tiempo en la casa.

Sonrió. Alargo su mano y tocó el mechón de mi pelo castaño que sobresalía.

-Me encanta tu optimismo, lamento que vivieras esto.

-Cada uno afronta una dificultad en su vida, creo que esta es la mía -dije restándole importancia.

-Saldremos de esto, logramos salir ilesos, solo hay que tratarlo bien. Vamos a tener que no sobresalir mucho y cambiar algunas costumbres por un tiempo.

-Está bien -le tranquilizó. Parecía que se lo decía más él que a mí - me amoldare, no pasa nada.

Papá asiente y me da una sonrisa triste. Él sufría en silencio, trataba de ser fuerte por nosotras pero ver como tu familia es expuesta al riesgo y hasta a la muerte debe ser difícil.

-Todo estará bien -susurro de nuevo para sí mismo.

-Creo que mamá también se portará bien -le anime.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora