Capitulo 26

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El té de Bonnie era una de los mejores tés que probé en mi vida.

Mi abuela cuando venia o íbamos de visita a su casa aveces preparaba té a la tarde o luego de la comida para la digestión. Sin embargo su té luego de probar el de Bonnie tenia sabor a remedio, varias veces fingia que lo tomaba para luego escupirlo cuando no se daba cuenta. Una vez mi madre me vio vaciar la taza en una planta, me retó pero luego me dio su taza para que lo vacié también antes de ir con la abuela.

Luego de la comida y cuando mis padres ya se estaban preparando para dormir, subí a mi dormitorio con una taza de té con miel. Me acomode en mi cama tapándome con dos frazadas para retomar la lectura que había iniciado ayer.

Sebastian llego casi una hora y media después como era costumbre, varios minutos después la puerta que nos separaba se abrió para dejarme verlo por primera vez en el día. Mientras se cambiaba de ropa interactuábamos en voz baja, aunque el cuarto de mis padres estaba del otro lado y seguramente no nos escuchaban, pero de todas formas había que ser precavidos.

-¿Sigues leyendo? -me preguntó aproximándose hasta la puerta para no alzar tanto la voz mientras se terminaba de poner cómodo.

-Quiero terminarlo-dije. Ayer antes de dormir tambien habia leido todo lo que pude hasta que él llegó -Es atrapante.

-Literalmente te devoras los libros. Creo que tendré que traerte mas.

-No me molestaría -esa idea me gusto. El libro tenia varias continuaciones y aunque ya había leído algunos con anterioridad me gustaría leerlos todos, aunque el simple gesto era lo que me mas me alegraba -Aunque últimamente no tengo mucho tiempo para leer

-¿Porqué? -alejé mi vista del libro y lo mire arqueando una ceja. No hacia falta decir todo lo que estaba pasando y lo que me impedía leer porque él lo comprendió -déjalo.

-Ahora que recuerdo -me senté en la cama- yo también te di un libro ¿lo leíste?.

Se mordió la mejilla interior y dudo en responder.

-Si no lo leíste esta bien -le dije tranquilizándole. Entendía que tenia trabajo, no es como si tuviera mucho tiempo para si mismo, estaban en el medio de una guerra.

-No. No es eso -se despeino el pelo y con un tono de vergüenza dijo- es que no entiendo muy bien las letras.

Fruncí el ceño -pero sabes franceses -su francés era muy bueno aunque se notaba su acento pero me  entendía muy bien cuando balbuceaba sin parar.

-Se hablarlo y entiendo cuando hablan pero leer un libro completo me dificulta.

-¿Por que no me lo dijiste? Podría haberte regalado otra cosa.

-Porque yo tampoco lo sabia, un día lo lleve al trabajo para leerlo y estuve una hora en la primera página porque se me distorsionaban los significados de las letras.

Me emocioné. Estaba brincado en el interior -¿Así que intentaste leerlo ?.

-Si Alissa -dijo en tono cansado y se dedico a seguir vistiéndose.

-Si quieres te puedo leer -no esperé su respuesta, simplemente me hice un lugar en la cama y levante la manta para darle a entender que se acostara a mi lado - Ven aquí te leeré.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora