Capitulo 43

791 66 0
                                    

Allanaron la casa de Basile no una, ni dos, si no tres veces en su búsqueda, así como también el taller de su padre.

Arrojaron sus cosas a la calle solo para humillarlos aún más. La señora Abbaci lloraba desconsolada en la vereda por ser el foco de todos y por el temor de que si encuentren algo para atrapar a su hijo. El señor Abbaci, muy a su pesar y tratando que sea creíble, les dijo que no se preocupen porque si llegaba a aparecer el mismo le entregaría a la policía. Y al ver lo serio y decidido que estaba mientras consolaba a su mujer le creyeron. Sin embargo habían montado guardia fuera de la casa por si Basile se dignaba a regresar.

Ese mismo dia, mientras mamá ayudaba a la señora Abbaci a recoger sus cosas del piso y la intentaba calmar con todo su coraje fue hacia la señora Civil e hizo algo que todos queríamos; con todas sus fuerzas le arranco varios mechones de pelo teñido mientras la seguía culpando por la traición. La señora Civil solo quedo con un ojo morado y calva en algunas zonas de su cabeza porque pronto las personas la separaron.

-Si a mi hijo le llega a pasar algo te mató -grito desgarrada la señora Abbaci.

Para luego ser consolas por sus amigas.

Y por primera vez desde que la conocí; la señora Civil estaba sola, sus amigas la habían abandonado y despreciaban por el acto tan desalmado que tuvo. Ella decía que no le importaba pero no era así, se transformó en un pequeño pichón que por primera vez estaba solo en el mundo y no sabía cómo actuar. Solo esperaba si tuviera un poco de corazón ahora estuviera ahogándose en arrepentimiento.

Fui a la casa de Charlotte varias veces todos los días, me quede allí horas pero nadie me atendía. No sabía si no se encontraba o solo no quería hablar con nadie, intente hablar con ella esa misma noche donde todo ocurrió pero me fue imposible; mis padres me arrastraron junto a ellos protegiéndome para luego salir corriendo de allí como los además una vez que las puertas se volvieron a abrir. Papá, junto a otros hombres que también sabían de la inocencia del señor Feraud fueron a hablar con el gobernador para que lo liberaran pero no recibieron una buena respuesta. Él no quería arriesgarse para no perder si propia cabeza.

Ellos tenían el control y no había nada que se pudiera hacer. Todo lo malo que habíamos escuchado se hacía presente ahora mismo.

Por el pueblo empezó la cacería de brujas para Basile, Max, y los otros tres chicos. Su búsqueda era de forma bruta imponiendo miedo a cada instante, haciendo que nadie se quiera meter con ellos; y lo estaban logrando. Patrullas paseaban por las calles, buscaban los bosques y en los caminos fronterizos del alrededor.

La última vez que vi a Sebastián fue el dia del baile pero no fue la imagen que deseé tener, no era él en la motocicleta esperándome para llevarme lejos, no era el bailando conmigo sin música, y definitivamente no era él basándome. Lo vi entre la multitud cuando yo estaba saliendo y él entrando desesperado yendo hacia su tío para saber lo que ocurría.

Ese dia en particular quise acompañar a papá y mamá a la comisaria para la audiencia con el gobernador pero no me permitían salir de la casa desde que se desato el caos. Las últimas veces me escape sin que se dieran cuenta pero esta vez no corrí con la misma suerte.

-No te preocupes todo se solucionara -me dijo Catherine dándome una taza de chocolate caliente.

-Me gustaría haber ido.

-Es peligroso. ¿Porque no vienes y nos ayudas a preparar algo para la cena? Podría enseñarte como hacer pasta, esta vez no te dejare sola-intento animarme.

-No gracias, no tengo ánimo.

-De acuerdo estaremos en la cocina por si nos necesitas.

Asentí.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora