Capitulo 39

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Las semanas pasaban y los preparativos del odioso baile también.

La señora Civil revolucionó al pueblo al dar la noticia que este año se organizaría sin falta el baile; muchos se indignaron. La mayoría de las personas compartían mi desagrado hacia esa mujer, sin embargo su desprecio hacia ella no duro mucho ya que los que estaban invitados tuvieron que movilizarse para lucir lo mejor que tenían para el evento.

La señora Victoria la mejor peluquera del pueblo seguramente se despertó el dia después al anuncio general del baile con cientos de mujeres llamándole o tocando su puerta para pedirle un turno. Por suerte la señora Victoria siempre guardaba un lugar a mi madre por ser su mejor cliente.

La señora Nora por supuesto no se quedaba atrás, suponía que ahora deseaba tener múltiples brazos para poder realizar todos los vestidos que le encargaron. Mamá y yo por otro lado contábamos con otra costurera que traía telas importadas, siempre solía realizarnos la ropa y vestidos con ella por lo cual ahora no sería la excepción. La señora Vestra paso dos semanas completas en casa tomando las medidas y eligiendo con mi madre los colores para los vestidos. Mamá solía pedir varios modelos de vestidos para luego elegir el que más le gustaba.

Sebastián me comento que al preguntarle a su tío sobre él porque autorizo el baile este respondió que porque le parecía divertido, que la señora Civil parecía una mujer muy agradable preocupada por los pobres y muy predispuesta a alquilar una de las propiedades a la milicia alemana para su total libertad de hacer lo que quieran con ella, la misma residencia donde echo a Camille hace solo unos meses. Así que la señora Civil solo tuvo suerte, encontró una fuente más de ingreso intentando sobornar para que hagan el baile y se topó con otro ser humano igual de loco y despreocupado por el mundo como ella para aprobar su locura.

La señora Civil se olvidó de comentar a sus queridas amigas el pequeño detalle que rentó casa para los soldados que tanto (según ella) repudiaba y como se suponía que yo no debía saberlo, no se lo podía decir a mamá. Un dia desgraciadamente mi madre se encontró con sus amigas en el cetro y antes de alejarme para no soportar sus charlas escuche como la señora Norris le preguntaba a la señora Civil por qué la casa estaba con las ventanas cerradas continuamente como si estuvieran abarrotadas, ella respondió que lo mantenía cerrado porque lo estaba pintando para alquilarlo nuevamente pero a todas les pareció extraño que no estuviera intentando encontrar a alguien, supusieron que estaba demasiada entusiasmada por el baile que no le interesaba tanto la casa que parecía desocupada aunque era todo lo contrario.

El comentario de la señora Norris despertó una inquietud, yo también había visto la casa completamente tapada intentando que ni una luz se filtrará incluso después de enterarme que si estaba ocupada. Mi curiosidad se agrandó cuando una noche acompañe a papá a la tienda y yo me quede en el auto completamente sola en la calle, vi a Sebastián salir muy de allí. Le pregunta para que ocuparan el lugar y él susurro contra mi cuello que era para guardar artillerías y además cosas que en el campamento no cabían.

No insistí más. Le creía.

No le conté la pelea con Charlotte, no quería que supiera que alguien sabia de nosotros, iba a enloquecer, siempre decía que teníamos que ser precavidos, pero yo no me preocupaba por eso, Charlotte no se lo iba a decir a nadie. Me disgusto que hablara tan mal de Sebastián, ella no lo conocía, nadie lo conocía, solo yo. Por alguna razón me preocupaba más que se enterase de lo que dijo él que pudiera exponer la relación; creo que de alguna forma lo estaba protegiendo para que esos comentarios falsos no le lastimen. Era un poco cómico y muchas personas pensarían que alguien como Sebastián no podría lastimar sus sentimientos por algo tan simple pero estaban equivocado; él era dulce, franja, con muchas cosas atormentándole la cabeza y no quería que eso fuera un peso más en su tormento. Lo quería proteger como el me protegía.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora