Capitulo 27

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Era imposible decirle que no a Charlotte.

Había intentado que doblegue su plan con todas las excusas que se me pasaban por la mente pero ninguna funcionaba, siempre tenía una solución. Me di por vencida cuando me dijo que iría a mi casa a pedirle permiso personalmente a mi madre para que vaya a su casa, fue ahí cuando supe que no iba a poder escabullirme de esa reunión. Si llegaba a ir a mi casa y hablaba con mamá es posible que llegara a descubrir que en realidad ella no me estuvo prohibiendo salir, y que le había mentido en varias cosas. Así que no tuve más remedio que pedirle permiso a mamá para cenar el viernes con Charlotte; me dijo que si inmediatamente ya no tenía problema, menos aun si se trataba en ir a la casa del jefe de policías del pueblo.

De todas formas toda la semana intente persuadirla de cambiar la idea; no funcionó. No me quería decir que haríamos esa noche pero sabía que tendría que ver a Lando. Y estaba nerviosa, no debía evitarlo por siempre pero aun no esperaba que el momento de enfrentarlo llegara tan pronto. Por otro lado por alguna razón sentía que, de alguna manera, traicionaba a Sebastian. Entonces decidí ocultarlo por miedo; la verdad él y yo no teníamos nada si me ponía a pensar, pero algo sentía en mi interior cada vez que estaba por él sentía algo inexplicable que no era normal cuando estaba por ejemplo con un amigo u otra persona del sexo opuesto por lo tanto solo le dije que el viernes pasaría la mayoría parte del día con Charlotte y cenaría con ella.

En cierta manera no le estaba mintiendo, solo ocultando que tal vez vería a Lando; y digo tal vez porque no sabía el plan específico que tenía, pero mi intuición me decía que tenía que ver con reencontrarme con él y aclarar muestra "relación".

El jueves a la tarde llegue del colegio más temprano de lo de costumbre porque un profesor se había ausentado, Charlotte no me acompaño en el camino hacia casa porque se fue con Alex, pero se encargó de recordarme y amenazarme cada minuto que nos veríamos mañana sin falta. Entré a mi casa y la encontré totalmente vacía; no me sorprendía por papá porque aun estaría trabajando pero suponía que mamá, Catherine y Bonnie estarían en el mercado comprando algunas cosas.

Me gustaba que en casa siempre estuviera tranquilo y en silencio, tenía un aura tranquila y las velas de aroma le daba un aspecto relajante, pero también había cierta paz cuando me quedaba la casa para mi sola y podía deambular por ella con total libertad. Colgué mis abrigos en el perchero de la entrada como siempre, y aproveche del calor de mi casa y que no estuviera nadie para retarme y pasé por la cocina descalza como me gustaba mientras me preparaba algo para comer; me prepare un sándwich y me serví un vaso de jugo. Agarre el libro de mi mochila y haciendo malabares subí las escaleras.

Me pared a la mitad del pasillo para llevarme el sándwich a la boca acabando con mi hambre y cuando alce la mirada vi mi puerta entre abierta y ruido dentro.

-Pensé que saliste con mamá-dije entrando a mi cuarto pero me quede pasmada al ver que no era Bonnie la que estaba dentro.

Una espalda amplia con una musculosa blanca que rebajaba ver la piel blanca y pecosa de sus hombros y brazos. Las botas negras dentro del pantalón tan distintivo que conocía bien y le quedaba fantástico; ajustado en los lugares donde debía resaltar y holgado en los lugares más cómodos. Era hermoso, cada día me gustaba un poco más, y sentía que nunca me cansaría de verlo.

Sebastian estaba empapelando mi ventana con diarios que estaban pegados uno encima de otro con el curso suficiente para que no entrara la luz y la habitación se vuelva oscura.

-No es por nada pero tu mamá me odia- responde sin dejar de pagar con cinta la gran lamina de diarios en la ventana.

-Lo siento pensé que eras Bonnie ¿qué estás haciendo? ¿Y qué haces aquí? -le pregunte confundida -es peligroso.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora