Capitulo 42

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Todo sucedió muy rápido.

Se escuchó un grito que hizo eco en todo el lugar y entre confusión solo alcance a ver a Camille siendo agarrada fuertemente por uno de los oficiales con un cuchillo en la mano y gritaba a todo pulmón que la liberen. Al mismo tiempo un grupo de personas completamente vestidas de negro entraron por una puerta cerca del escenario y comenzaron a tirar bombas de humo.

Y el caos se desató.

Las personas empezaron a correr hacia donde yo estaba, muchos inclusivos intentaron salir empujándome fuertemente contra la pared pero las puertas que daban hacia la salida fueron cerradas. Comenzó la histeria al mismo tiempo que se escucharon balas; la policía francesa y los alemanes nazis contra unos diez rebeldes. Iba a hacer una matanza.

-LIBERTAD MALDITO NAZI OPRESOR.

Lo último que vi antes de tirarme al suelo y esconder mi cabeza como las demás personas por miedo fue una cara conocida; entre medio del humo, de los gritos de sustos, de los gritos de Camille que estaba blanca por ser sujetada del cuello, de cómo los soldados alemanes hicieron un escudo humano para proteger al señor Kahnwald y al señor Horner vi a alguien.

Basile.

Basile junto a Max, tirando una bomba hacia los militares que exploto tan fuerte que unos vidrios se rompieron. Mis ojos se cerraron y como todos grite de susto, estuve mucho tiempo con los ojos cerrados tan fuerte que cuando los abrí nuevamente me dolían así como también me zumbaban los oídos y todo me daba vuelta. Me sentía mareada me levante de a poco y sabía que las demás personas hablaban pero no lograba escuchar por el zumbido tan fuerte y eso me debilitaba.

Y como todos.

Me acerque al centro del lugar con la boca entre abierta impresionada de la escena.

Había dos cuerpos de rebeldes tirados en el suelo con marcas de bala en todo su pecho, Niçolas y el señor Castelli.

Pobres. Solo querían vengar a su hermano y su hijo no nato. Ahora estaban junto a ellos.

Cinco hombres más estaban arrodillados en el piso con las manos en la cabeza frente al tío de Sebastian y al señor Kahnwald. Uno de los hombres tenía un rosario en su mano que fue brutalmente sacado por un oficial que hizo que besara el piso para luego pisarlo en la columna vertebral con su pesada bota. Un grito de dolor salir de sus labios.

No vi a Basile ni a Max por ningún lado, habían desaparecido, pertenecieron al pequeño grupo de cinco personas que lograron escapar antes que el caos terminara.

El tío de Sebastián, el señor Horner, salió furioso entre su barrera humana y fue directo a uno de los hombres justo al lado del que se estaba retorciendo de dolor para golpearle en el rostro con tan fuerza que voló un diente.

-¡Maldito infeliz! ¿Dónde están los otros? -le grito- ¡Dime! -le pegó otra vez escuche como su nariz se rompió -¡Dime maldita sea! -otro golpe pero el hombre era inquebrantable. Se retorcía del dolor pero no decía ni una la palabra. Estaba segura que hubiese preferido morir antes de decir algo.

El señor Horner, se alejó furioso del hombre que parecía no querer colaborar para acercarse a Camille que luchaba con el soldado por su agarre.

-¿Y tú pequeña perrita? Con que intentando apuñalarme con esta mierda ¿no? Dime quien más estaba aquí.

-Antes muerta -escupió con furia.

En la cara del señor Horner, se plasmó una sonrisa perversa -eso lo podemos arreglar -le observo de arriba abajo con detenimiento antes de preguntar -¿quién te invito?

-¿Quién cree? -acuso mirando hacia la derecha con furia.

La señora Civil abrió su boca sorprendida y avanzo rápidamente hacia el centro.

-Eso es mentira yo jamás la invite. Por favor tan solo véala, no está a la altura de un baile. Además de ser una mujerzuela. Vino como acompañante de alguien.

Ay no.

Ay no.

Charlotte estaba enfrente a mí a unos metros de distancia y palideció ante la situación al igual que yo. Su padre. No, su padre era inocente.

-¿Con quién viniste? -exigió saber el señor Horner pero no tuvo respuesta. Estaba rojos de furia, a punto de estallar, hizo que liberaran a Camilla solo para tomarla del pelo y pegarle a tal punto de dejarla en el piso sangrando la mejilla -CON.QUIEN.VINISTE -Nada, silencio. Otro golpe, la sangre cayo al pie. El señor Horner se agacho al piso para agarrarle la cara y de una forma intimidante -¿con quién viniste?

Lagrimas cayo de sus mejillas y bajo la cabeza para luego mirar hacia donde estaba el padre de Charlotte.

-Lo siento -susurró para luego bajar la mirada y llorar desconsoladamente.

No. No. No. ¿Camille que hiciste?.

El señor Horner se levantó empujándole nuevamente al suelo y fue hacia donde estaba el padre de Charlotte que ayudaba a sujetar a uno de los rebeldes.

-Mira nada mas -escupió sarcástico aproximándose -Señor Feraud quien lo diría. La verdad no me sorprende, un infiltrado dentro de la fuerza.

-Y-yo-yo-no-no, señor yo...

-¡Cállate! -le grito haciendo que hizo dar un brinco al señor Feraud -traidor asqueroso arréstenlo.

Charlotte largo un grito e intento evitar que lo hagan queriendo ir hasta donde estaba su padre pero Alex le tomó del brazo para que se quede con él y llore en su pecho.

-A ella también llévensela - dijo refiriéndose a la señora Civil - no le creo el cuentito de yo no la invite.

-No aguarden -dijo desesperada tratando de liberarse del agarre de los militares y casi suplicando de rodillas pronuncio -Yo conozco a uno de los chicos que ataco.

No por favor.

-Repite lo que acabas de decir- dijo entre dientes el tío de Sebastian.

-Se llama Basile....yo lo vi-fue el fin- él es el que tiro la granada. Conozco su casa, lo conozco desde que es un niño podría reconocerlo sin duda.

-¡Traidora! -la madre de Basile, la señora Abbaci empezó de gritar desgarradoramente al escuchar como su amiga vendía a su hijo a la muerte con tal de salvarse -¡Te matare! ¡Te matare!

-Bien señora Civil -pronuncio el señor Horner complacido con una sonrisa que me dio escalofrios.Muchas gracias por sus servicios.

La señora Abbaci intento ir hacia la señora Civil pero su marido la sostuvo teniendo miedo de que le puedan hacer algo por armar otro altercado. Al final se desplomó entre sus brazos inconscientes por tanto llanto que salió de golpe de sus labios.

-Por favor no. Basile no. Es mi niño -pronunciaba semi inconsciente en el piso.

Negué con la cabeza incapaz de procesar todo lo que estaba pasando. Era irreal.

Y lo peor de todo era que recién estaba empezado.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora