Capitulo 32

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Me desperté con el irritante sonido de algo cayéndose y murmullos.

Intente volver al sueño pero me fue imposible, mi sistema auditivo estaba empeñado en seguir escuchando los ruidos molestos, intente taparme con la almohada la cabeza pero nada funciono. Caí rendida al darme cuenta que no tenía más remedios que empezar mi sábado temprano. Tuve que levantarme y mover el colchón hacia la habitación de Sebastian y esconderlo bajo la cama como siempre, luego cerré con llave la puerta que nos separaba y me puse una bata para salir.

Me sentía cansada y todo por su culpa. Había venido desesperado una vez más y obviamente yo estaba más que dispuesta a cumplir todo lo que quería. Aunque esta vez fue muy tortuoso ya que no podía emitir sonido por que la casa estaba completamente habitada. Pensé que iba a tener piedad de mi por eso pero no. De echo me arrincona hasta el limite para ver hasta donde aguantaba.

Juro que lo odie pero al mismo tiempo sentí que si se detenía o dejaba de ser tan rudo lo mataría porque el placer que me daba era intenso. Solo esperaba que él estuviera más cansado que yo así sufría un poco.

Mamá y Catherine estaban en el pasillo y escalera del altillo estaba baja, ellas miraban hacia allí.

-Bonnie cariño sé que está en una de esas cajas fíjate bien -le decía mamá mirando arriba.

-¿Qué sucede? -pregunté viendo varias cajas en el suelo.

-¿Te acuerdas de Camille? ¿Qué te dije que preguntaras si le faltaba algo porque le echaron de su casa y nunca me lo dijiste? -hice una mueca. Si lo había olvidado- pues decidimos hacer un sábado de limpieza profunda y darle algunas cosas que ya no necesitamos. Ropa, mantas, almohadas-señala las cajas -Creo que tenemos demasiadas cosas podemos donar algunas en a la iglesia ¿Charlotte no te dijo si había más personas en la estación?

Balbuce. -No lo sé.

No había hablado con Charlotte desde hace semanas, intentaba llegar lo más rápido posible a casa escabulléndome de la gente y los fines de semana no salían por estar lo más tiempo posible a su lado. Me llamó al principio invitándome a salir pero le negué poniendo una excusa barata, solo me invito dos veces y luego no insistió más. Esperaba que no estuviera siendo muy obvia.

-Lo único que encontré es esto -Bonnie acerca una caja al hueco de entrada y Catherine y yo la ayudamos a bajarla.

-Bueno entonces creo que es todo -dice mamá viendo lo que había dentro de la caja- Baja de allí cariño que te matara tu alergia -le dice a Bonnie -Debemos limpiar más seguido.

Pase la mañana y parte de la tarde ayudándoles a ordenar todo, a lavar, planchar, y acomodar en cajas nuevas y limpias las cosas. Habíamos encontrado sabanas, fundas de almohadas, almohadas, frazadas y todo tipo de ropa; de abrigo y de verano, hasta ropa mía de cuando era pequeña. Habíamos empacado casi diez cajas en total, las cosas que creíamos que Camille no iba a necesitar mamá decidió llevarla mañana a la iglesia y a otras personas que sabía que necesitaba.

Pasamos una buena tarde mientras hacíamos todo eso, charlamos, reíamos, escuchaba los chismes tontos del pueblo, comimos, tomamos té, fue una linda tarde de chicas. A la seis de la tarde decidimos salir, Catherine y Bonnie nos acompañaron, habían preparado comida también para Camilla, estaba ya anocheciendo. Mamá condujo hasta la comisaria, le dejamos una nota papá avisándole a donde fuimos para que no se preocupara, era la primera vez que íbamos a ese sector desde que llegaron soldados. Sabía que mi padre y todas las demás personas tuvieron que ir a la estación la misma semana que llegaron porque tenían que dejar sus armas, estaba prohibido tener armas de fuego en las casas desde ese momento, papá no ocupaba la suya, odiaba las armas, pero era de mi abuelo, mamá se puso triste cuando se la llevaron, y la entendía, pero era obligatorio, y más viviendo con Sebastián en nuestra casa.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora