Capitulo 1

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Nunca le pusimos atención a la guerra.

Mamá solía esconder los periódicos para que yo no lo leyera. Tampoco se hablaba de eso en casa. Lo poco que sabía me lo había dicho mi amiga Charlotte. Me había informado que los alemanes implementaron algo llamado campo de concentración y llevaban allí a los judíos o personas que consideraban una amenaza, los torturaban y mataban. Char me contó prácticas de torturas que ellos realizaban con lujos de detalles, tanto que me hizo tener pesadillas las noches siguientes, y muchas otras atrocidades más.

Charlotte era hija del jefe de policías, estaba bien informada sobre el tema, me dijo que si yo quería me daría unos informes y hasta imágenes de las torturas. Si me daba eso era capaz de vomitar todo mi desayuno; le dije que no.

Me comentó que Alemania ya había tomado posesión de Austria, hasta donde yo sabia los alemanes habían avanzado hasta pueblos pequeños, pero todos se concentraban en Berlín.

Vivíamos en un pequeño pueblo a las afueras de Francia. Era casi inexistente, solos pasabas por allí cuando te detenidas a descansar cuando estabas de viaje y luego seguías. Estábamos tan aislados de la capital que la guerra nunca llegó a ese lugar. Nunca vimos sangre, nunca oímos disparos, no veíamos aviones disparar misiles; solo una vez papá había dicho que escuchó un fuerte golpe en la lejanía. Mamá le reto por eso, ambos se pelearon en la sala mientras yo espiaba sentada en la escalera, mamá le dijo que no tenía que decir esas cosas frente de nosotros.

Me molestaba pensar que afuera había personas muriendo y sufriendo y nosotros vivíamos en una burbuja como si no pasara nada. Pero al menos no éramos solo nosotros, todo el pueblo vivía su vida como si nada, casi ni se hablaba de la guerra y si lo hacían eran en reuniones privadas en casas de las personas para no alarmar a nadie. La guerra era un tema  prohibido en la población.

El pueblo era tan pequeño que todos nos conocíamos. Solo había una iglesia y los domingos era una especie de tradición ir. A mí no me gustaba ir. No me gustaba porque en ese lugar que se suponía que debía ser sagrado iba gente tan mala que no sabía cómo entraban a ese lugar sin ser quemada. La señora Civil era una de ellas; su marido tenía una tienda de abarrotes y su hija se había casado con un arquitecto de Paris. Ella lo contaba con arrogancia a todo el mundo

"Marie y su esposo están de maravilla" "Acaban de comprar un campo en las afueras de Paris" "Su casa tiene la vista hacia la torre Eiffel" pero lo cierto es que desde que Marie se casó no volvió a pisar este pequeño pueblo, y eso ya era hace 3 años.

Era amiga de mamá, aunque me molesté. Ella junto a otras arpías venían a casa una vez por semana a tomar el té y reírse de las mujeres que no tenían su misma posición económica. Nunca escuché a mamá opinar sobre ese tema ni reírse de eso. Mamá era buena con las personas humildes, pero hacia oídos sordos a esos comentarios con tal de encajar.

A veces me gustaba hacer comentarios fuera de lugar solo para ver las caras de sorpresa exageradas de esas señoras, gracias a los rumores que ellas esparcían los demás me consideraban como un bicho raro. A veces sentía como si estuviera adelanta a esta época y que aún no debería haber nacido.

Muchas veces le recrimine a mamá porque se juntaba con ese tipo de personas. No me respondió pero yo sabía; los ricos tenían que ser amigos entre sí.

Pero nosotros no éramos ricos, no tanto, no como el gobernador. Solo teníamos una buena posición económica así como también las arpías. Los padres de mamá eran ganaderos, pudieron alcanzar una buena posición materialista antes de morir mi abuelo. Construyeron la casa donde vivimos. Mamá conoció a papá cuando eran adolescentes, se casaron a los 17, pero me tuvieron sino hasta los 26, ella no podía tener hijos, yo fue casi como un milagro. Papá era pobre, trabajaba vendiendo diario en su niñez y luego conoció a mi abuelo y lo llevó a trabajar en el campo, todo el mundo decía que él estaba con mamá por puro interés, pero no era así. Se amaban, yo los veía.

Buenas Noches SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora