6 | Todo estará bien.

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Natalie sale hecha una furia de su casa y entra a mi coche, esconde su rostro entre sus manos y empieza a sollozar, me susurra un "arranca y no preguntes nada". Enciendo el motor y me pongo en marcha, no tengo ni idea de donde quiere ir así que me pongo a recorrer la ciudad.

Pasamos unos veinte minutos así hasta que detengo el coche.

—Oye, si no quieres contarme lo entiendo, pero al menos dime a donde te llevo. —digo.

Ella voltea a verme, sus ojos están un tanto rojos al igual su nariz y sus mejillas. Seca sus lágrimas con las mangas de su abrigo y se dispone a hablar.

—Llévame a tu casa, pero no quiero que Jael me vea, por favor.

Asiento.

Al llegar a casa me aseguro que no haya nadie en los pasillos, Nat sube las escaleras conmigo y entramos a mi habitación. Ella recorre el lugar con su mira y luego se sienta en una esquina de mi cama.

Camino a paso lento, no sé si ella quiera desahogarse conmigo pero haré un intento. Me siento a su lado y tomo una de sus pequeñas manos la cual está demasiado fría.

—¿De verdad no quieres hablarlo? —pregunto. —Sé que quizás desees hablarlo con mi hermano, puedo llamarlo o... —interrumpe.

—No, no lo llames.

Suspiro;
—Puedes confiar en mí.

Mira mis ojos;
—Dijiste que esa mujer era la de las montañas, ¿a qué te referías?

—Nat...

—Por favor, es importante, te contaré todo, pero necesito que me digas.

Paso mis manos por mi cabello;
—El día que llegamos fui por unas cosas al coche, ella estaba allí y me dijo que me alejara de ti, no entendí por qué, juro que quedé totalmente confundido, ni siquiera la conozco.

Una lágrima escapa de sus ojos y la limpio con mi pulgar.

—Ella es mi madre. —susurra.

—¿Qué?

Mira mis ojos;
—Ellas me lo confesaron hoy, su nombre es Jessica, es mi verdadera madre. Aiden, toda mi vida ha sido una mentira, ni siquiera sé si realmente me llamo Natalie.

La acerco a mi cuerpo y la abrazo. No sé muy bien qué decir, es una situación difícil y complicada. Pienso que esta chica tiene muchas complicaciones en su cabeza y sumar una más a ellas no le hace bien.

—Oye —acuno su rostro. —, todo en la vida tiene una explicación, ningún ser humano es perfecto y muchas veces no tomamos las mejores decisiones. Deberías darle una oportunidad para que te cuente su historia, ¿no crees?

—No es fácil, apenas puedo asimilar todo esto, ni siquiera puedo creerlo aún. Dios, no puedo con tanto.

—Nat, tú puedes, eres una chica demasiado fuerte. Y si me permites, quiero ayudar.

Temo a su respuesta. Jael siempre ha dicho que le gusta hacer las cosas por sí sola, pero ella es una cajita llena de sorpresas.

—Por favor, no me dejes sola en esto, sé que nos conocemos no hace mucho, pero puedo confiar en ti y me haces sentir segura.

Se ve tan vulnerable, tan rota, pero a la vez tan ella. Siento como si la conociera de siempre.

La atraigo nuevamente hacia mi cuerpo y ella llora, acaricio su cabello hasta que un carraspeo nos hace separarnos.

Marggie está en el umbral de la puerta.

—Margs, cierra la puerta y entra. —digo.

Ella lo hace y luego cruza sus brazos.

Cicatrices | 2 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora