Epílogo | Carta de Ally.

197 28 3
                                    

Hey...

Sinceramente no sé cómo empezar a redactar esto porque nunca antes lo había hecho, siempre se me hizo más fácil huir, salir corriendo antes que dar verdaderas explicaciones. Ese era mi yo de antes, la Ally Ross que conociste años atrás, aquella chica que te hizo feliz por días, e incluso meses, y que al final se marchó dejándote con el corazón roto. No se fue muy bonito de mi parte la verdad, me vuelvo a disculpar por eso.

Te preguntarás por qué lo hice, en realidad, todos se preguntarán... pero sólo tú y mis padres tendrán el privilegio de saber el verdadero por qué.

Desde el primer día que mis riñones empezaron a fallar todo cambió, ya no era la misma Ally sonriente, todo empezó a molestarme y vivía obstinada. Eso nunca lo supiste porque le dije a mis padres que no debían meterte en todo eso, además, tú eras mi único refugio, cuando estaba a tu lado podía sentir que seguía siendo una chica normal y que mis riñones no se estaban deteriorando. A tu lado me sentía infinita, pero todo empezó a cambiar cuando veía en tus ojos la felicidad, cuando decías que querías pasar toda tu vida a mi lado y hacías planes a futuro, lloraba ¿lo recuerdas?, te mentía diciendo que tus palabras me llenaban de felicidad y me daban ganas de llorar, pero la realidad era que me dolía no poder darte todo lo que merecías, me dolía porque sentía que cada día la muerte estaba un paso más cerca de mi vida.

Las cosas empeoraron y tenía que empezar con las diálisis, no diré como eran porque no quiero espantarte. Pero desde el momento que recibí esa noticia tomé una decisión, la peor de mi vida: irme lejos de ti. Lo lamento por eso, pero en ese momento sentía que era injusto para ti hacerte pasar por todo mi proceso, porque no podía mantenerlo oculto para siempre, los cambios vendrían y tu pedirías explicaciones, no podía mentirte, sería una tortura. Tú merecías a alguien que estuviera sana, no una chica que tal vez la muerte le llegara pronto.

Había esperanzas, claro que las había, pretendía volver, claro que lo hacía. Incluso cuando supe que necesitaría un transplante, pero cada día que pasaba la esperanza disminuía, empeoraba y no encontraba donantes, mis familiares no eran compatibles, ¡vaya suerte, eh!

Después quise saber de ti y con ayuda de mis padres lo logré, te encontré, pude verte y también pude ver lo mucho que sentías por Natalie, eso me ponía feliz, porque me iría sabiendo queserías feliz con alguien.

Perdón por no despedirme personalmente, pero eso dolería más, creo que lo hice más por mí que por ti, lo siento.

Yo no tenía esperanzas, mis riñones ya no daban para más, pero mi corazón, ese si que estaba en perfectas condiciones. Yo no corrí con la suerte de encontrar un donante, pero Georgia sí lo haría, porque yo de todas formas iba a morir, ¿qué mejor muerte que salvando una vida? Me sentí bien por lo que haría, ella merecía otra oportunidad para vivir, porque todos merecemos segundas oportunidades, o cuantas nos sean posibles. Yo ya no las tenía, pero lo que tenía en mis manos era el poder de darle oportunidad de vida a alguien más. Me siento orgullosa de mí por eso y espero que tú lo llegues a sentir también.

Aiden Petterson, perdón por esto, pero tengo que confesar que mi corazón latió por ti hasta el último momento, ese corazón que ahora sigue latiendo el pecho de alguien más y que es recompensado con el amor de la hija de esa mujer hacia ti. Realmente espero que sean felices, y nunca olvides disfrutar tus días junto a ella como si fuese el último y jamás dejes de luchar por lo que amas.

Con amor, Ally Ross.

Cicatrices | 2 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora