24 | Natalie te necesita.

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Las cosas en casa iban mejor que nunca, después de que mamá nos confesara todo su pasado la conexión entre la familia era más fuerte.

Era lunes y me encontraba lavando los platos que ensuciamos ayer, hacía mucho que la familia no se reunía, así que ayer tuvimos una estupenda cena familiar. Yo le dije a mamá que me encargaría de organizar todo, no tenía nada que hacer, me había retirado de la Universidad, sé que dije que sería un mejor hijo pero era una decisión que tenía que tomar. Ya volvería a inscribirme, pero necesitaba tiempo para arreglar toda mi vida.

Los vicios no son fáciles de dejar, y mucho menos cuando esos vicios se transforman en personas.

Natalie, esa chiquilla de cabellos negros no sale de mi cabeza. Siempre pienso en ella aunque intente no hacerlo, no imaginan cuántas veces he retenido las ganas de escribirle o llamarle.

No sé qué efecto tiene su droga en mí, pero es la más fuerte que podría consumir.

Al terminar de organizar todo en la cocina subí a ducharme porque estaba hecho un asco. Me vestí y me abrigué bien, iba a salir a caminar un rato. Cuando bajé las escaleras y me iba a colocar los auriculares mi hermano y Marggie entraron a casa un tanto alarmados.

—¿Todo en orden? —pregunto arrugando el entrecejo.

Ellos se miran y luego a mí.

—Secuestraron a Nat. —suelta Jael y mi estómago se retuerce.

Trago y los miro buscando una pizca de diversión en sus rostros, pero no las hay, de hecho, se ven demasiado preocupados.

—¿De qué estás hablando? —avanzo unos pasos y quedo más cerca de ellos.

—Su madre, Jessica, no sé... esa mujer —es Margs quien habla ahora. —,  ella llamó alarmada a Jael, dijo que estaba en el hospital.

—¿En el hospital? —No estoy entendiendo nada.

—Georgia está grave, esto la puso muy mal y le empezó a doler mucho el corazón. —aclara Jael. —Jessica tuvo que llevarla al hospital, el oficial Gutiérrez se encarga de todo mientras tanto. Hermano, esto es serio, Jessica nos quería lejos de Nat y ahora está pidiendo nuestro apoyo, dice que nos necesita, que se siente sola y no sabe qué hacer.

Margs carraspea y se abraza a sí misma.
—Ella se oía desesperada, quiere hablar con ustedes. Chicos, no lo sé, esto me parece peligroso. —Me mira.—Jael me contó lo de Elena, espero no te moleste.

Me siento en el sofá y masajeo mis sienes, ¿Natalie secuestrada? Esto no puede ser posible.

—¿Quién pudo haber sido? —pregunto como si alguien me pudiera dar esa respuesta. —Natalie no es una chica problemática, esto tiene algo que ver con el pasado de su madre.

—Lo sé, y por eso tenemos que ir a hablar con Jessica.

—Debo alejarme de ella, Jael. —digo.

—¡¿Estás loco?! —riñe. —Mira, yo sé que te afectó saber el pasado de mamá, a mí igual, pero ahora no podemos dejarla sola. Ella nos necesita, Natalie te necesita, así como tú a ella, ¿o me negarás que te estás enamorando de ella?

Miro a Margs, su gesto es de dolor e incomodidad. Mi hermano tenía razón en lo que decía, pero no sabía qué hacer justo ahora, claro que me procupaba Nat y me dolería en el alma si algo le pasara, pero ahora el pasado está en nuestra contra.

—No lo sé... —susurro.

—Debes ir, luchabpor lo que quieres, ¿ya basta, sí? —miro a Margs directamente a los ojos y una lágrima se escapa de ellos. —Ella aparecerá, sana y salva, y tú dejarás de ser un cobarde. Irás, iremos los tres, y cuando todo esto pase le dirás lo que sientes sin importar que yo esté enamorada de ti y Jael lo esté de ella.

Cicatrices | 2 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora