29 | Huracán

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Natalie

Acariciaba el cabello de Aiden con suma delicadeza mientras observaba su rostro maltratado, estos tipos eran unos animales, no tenían corazón, gente como ellos merecen pudrirse en la cárcel. Pienso en lo que pudo haber vivido Elena en su pasado, estoy segura que fue peor que todo esto.

Las pestañas de Aiden revolotean, sus párpados se abren lentamente y su mirada se clava en mí, eleva la comisura de sus labios para sonreír y luego hace una mueca. Acerco mi mano a su rostro para acariciarlo con cuidado, agarro el vaso con agua que se encontraba en la pequeña mesa que tenía al lado, lo ayudo a incorporarse un poco y le doy de beber. Él me agradece en un susurro.

—Tenía miedo de que no despertaras pronto. —mi labio inferior tiembla.

Él se terminar de incorporar en la cama haciendo muecas de dolor, estaba muy lastimado.

—Tranquila, aquí estoy, me pondré bien.

Niego.
—Si no salimos de aquí, ninguno de los dos estará bien.

Suspira.
—Me gustaría dejar de pensar en todo esto un momento aunque se vea imposible, quiero decirte algo antes de que sea tarde.

—Hablas como si fuese imposible salir de aquí. —me abrazo a mí misma.

Poco a poco acerca su mano a mi mejilla para acariciarla y yo me apoyo en ella. Tener a Aiden tan cerca me gusta, me transmite tranquilidad y seguridad.

—Sólo quiero hablar de nosotros, Nat.—sentí un pinchazo en el corazón.

—¿De nosotros?

Hace un ruido nasal.
—Si pudieras definirme en una palabra ¿cuál sería?

Frunzo el ceño, su pregunta no me la habían hecho antes y por eso no tenía idea de qué responder. ¿Con qué palabra lo definiría?

Era obvio.

—Paz, ¿Y tú a mí?

Él sonríe y niega.

Huracán. —deja de acariciar mi mejilla y yo lo miro extrañada, ¿eso qué significa? — Sonará loco, pero sí, te definiría con esa palabra, porque llegaste a mi vida como un huracán, arrasando con todo, principalmente con mi corazón. Pusiste mis sentimientos patas arriba, a pesar de que el pasado nos ha dado una mala jugada nos dio un lado positivo, tú y yo. Siento cosas por ti y no quiero dejar esto en el aire, me gustaría que lo intentaramos.

Boto todo el aire que había retenido desde que él empezó a hablar con la palabra huracán, era lo más raro y a la vez más hermoso que alguien me había dicho. Sus palabras se incrustaban en mi cerebro y viajaban hasta mi corazón haciéndolo latir más rápido de lo normal. Aiden quería intentarlo conmigo y era más que obvio que yo quería intentarlo con él, quería empezar desde cero, sin importar el pasado, sin que este interviniera en el presente. Me lo merecía, él lo merecía.

—Necesito que digas algo. —sus ojos suplican las palabras que acaban de brotar por sus labios.

Sonrío.
—Yo también quiero que lo intentemos, creo que ambos merecemos ser felices al final del cuento ¿no crees?

Coloca su mano detrás de mi nuca y me acerca hacia él, nuestros rostros están a centímetros. Lo observo, a pesar de que se encuentra muy maltratado me sigue pareciendo el chico más hermoso de todo el mundo.

Nuestras narices chocan y él juega con ellas, luego se adueña de mis labios con posesión y eso me hace sentir bien. Justo ahora no estamos encerrados en este asqueroso lugar, justo ahora no existe el pasado, sólo estamos él y yo fundidos en un beso en el que explotan las emociones y los sentimientos que tenemos el uno por el otro.

Cicatrices | 2 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora