La noche había caído sobre el pueblo y había traído consigo una fuerte tormenta que azotó todo el lugar. En aquella zona siempre llovía, nevaba o hacía granizo por lo que las personas ya estaban acostumbradas al intenso olor a húmedo que yacía después de cada tormenta.
Las velas de la lampara se encargaban de alumbrar toda la mesa, en la que Yuta, Sicheng y Renjun estaban sentados; no se habían movido de allí en toda la tarde. Y a decir verdad, casi no encontraron nada, ya que la información que tenían era demasiado irrelevante.
La última pila de libros fue colocada en su lugar, y los tres chicos se dispusieron a salir de la biblioteca, no sin antes despedirse de la bibliotecaria.
-¿Ves Yuta? Te dije que nos teníamos que haber ido antes de que comenzase a llover. Ahora nos vamos a empapar por culpa tuya- regañó Sicheng; molesto.
-¡Ay bueno ya, no te quejes! Tú lo único que tenías es hambre, por eso andabas de intenso que querías irte- contraatacó Yuta.
-¡Me prometiste una sopa japonesa apenas saliéramos de aquí! Mentiroso..- dijo ahora Sicheng.
-Y lo voy a hacer, pero no hoy- dijo el japonés, cruzado de brazos.
-Oigan ya basta. Quiero ver como están los chicos y ustedes andan peleando por comida, vámonos que estoy cansado- dijo Renjun con un evidente tono de cansancio, para luego correr hacía el orfanato, empapandose en el proceso debido a la lluvia. A los otros dos, no les quedó otra opción que imitar la acción del menor.
Y al cabo de unos minutos, los tres chicos ya se encontraban entrando al orfanatorio, encontrándose con la señora Choi en la sala principal.
-¡Ustedes tres! ¿Dónde estaban?- preguntó la dama, mientras le tendía una toalla a cada uno de los presentes.
-Discúlpenos señora Choi, estábamos en la biblioteca extendiendo nuestros conocimientos sobre diferentes temas de suma importancia- justificó Sicheng, mientras se secaba al igual que los otros.
-¡Pero ustedes no pueden andar por ahí como si nada! Bien saben la situación de los niños desaparecidos, y lo único que quiero es no perder a otro mocoso... Mi prestigio en este pueblo es muy importante y es algo que no deseo perder...- dijo la arrogante mujer.
-Pues la verdad, pareciera que a usted le importa más lo que piensen las personas, que proteger a todos los niños de este orfanato- dijo Renjun, para luego continuar su camino hacía la cocina, siendo seguido por Sicheng y Yuta.
-Niño tonto...- dijo la mujer, para luego cerrar las puertas del orfanato.
Los tres recién llegados continuaron con su caminar, hasta que llegaron a su destino, encontrándose con todos los niños de la institución, los cuales se encontraban cenando y hablando de forma amena. Pero que al final, todos dejaron de charlar para ver a los recién llegados.
-¿Qué miran? ¿Se les perdió algo o qué?- preguntó Yuta de forma dura y fría, causando que todos los niños volvieran a fijar sus vistas a sus platos con comida.
-No tenías que hablarles tan fuerte...- susurró Sicheng, a su novio.
-Lo siento, pero es que no me gusta que me miren...- respondió Yuta.
-¿Quieren callarse?- preguntó ahora Renjun, quien luego soltó un suspiro para luego dirigirse a la mesa en donde cenaban sus amigos. Y en el caso de la pareja de ángeles, ambos se fueron a la mesa en donde se sentaban siempre.
-¡Vaya!, hasta que por fin llegaste- dijo Jaemin, para luego darle un espacio para que su amigo se sentara junto a él.
-Gracias por la cálida bienvenida- respondió Renjun, entre risas. De repente, sintió que alguien se sentaba a su lado y se sorprendió al ver a Jeno.
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ֆɛʋɛռ ֆօʊʟֆ [NCT Dream]
FanfictionSiete almas, siete sueños, siete corazones, siete latidos, siete sufrimientos, siete lágrimas, siete muñecos; un asesino, un demonio descorazonado. No creas en la falsedad de los espejos, no creas en lo que te muestre porque tú propio reflejo puede...