...Al día siguiente en el escondite...
Para Renjun fue inevitable no querer volver a aquél lugar, que había sido testigo de tantas risas y juegos de su persona como también de sus amigos. Lágrimas brotaban de los ojos del chico como si fuese sangre saliendo de una herida abierta; una que no podía ser cerrada ni tratada.
Los necesitaba de vuelta, a cada uno de ellos sin importar qué él los quería devuelta. Quizás fuera serio y a simple vista disimulaba no quererlos, pero en realidad los amaba con toda su alma.
La existencia de esos ingenuos, torpes pero amables chicos lo marcaron de por vida y ahora ellos se habían convertido en una pieza importante en su rompecabezas.
Las gotas transparentes caían de sus mejillas y se entremezclaban con el agua del río que no paraba su curso. Sabía que si permitía que Taeyong se apoderara de la tierra, destruiría el hermoso escondite que guardaba consigo varios recuerdos de su persona.
Su tristeza y soledad se vieron interrumpidas, cuándo un fuerte aleteo proveniente de los cielos que trajo como producto una potente brisa acabó por acaparar toda su atención y sacarlo así de sus más profundos y dolorosos pensamientos. El recién llegado, con sus enormes y blancas alas arrastrando por los suelos se sentó a su lado, y finalmente empezó a hablar:
-Veo que estás triste. Esta mañana, fui a la enfermería a ver como estabas, y me dijeron que te habías ido a quién sabe dónde por la madrugada- indicó Sicheng, con toda su concentración puesta sobre el de menor edad.
-¿Y cómo no estarlo? El rey demonio se ha llevado a todos mis amigos y ahora pretende utilizar sus almas para destruir el mundo.... ¿Eso no te parece un motivo para llorar?- preguntó Renjun; incrédulo.
-Sí pero, dicen que todos los problemas tienen una solución y esta, no es la excepción- respondió el mayor, sin perder de vista ni un sólo movimiento de Renjun.
-¡¿Acaso te estás escuchando?! Éste problema no tiene solución, no hay otra salida que rendirse- sentenció el chico, con sus ojos aguados.
-Es por ello que Dios dejó de confiar en los mortales. Cuando no obtienen lo que quieren en el momento que lo quieren se enojan con él y finalmente se rinden- respondió el contrario, mientras jugaba con el agua.
Aquellas palabras, causaron que el menor frunciera su ceño y lo observara fijamente. ¿Qué le sucedía al mayor?, ¿porqué le decía esas cosas?.
-¿A qué quieres llegar con todo esto? Sé que me quieres decir algo, no soy estúpido- preguntó Renjun; confundido.
-Dios recompensa a los que trabajan con frutos. Si te esfuerzas por conseguir eso que deseas, te aseguro que lo obtendrás sin embargo, te quedas aquí llorando como si eso fuera a resolver algo; en parte eso es lo que Taeyong te ha querido demostrar desde hace muchísimo tiempo... Cree que no eres, lo suficientemente fuerte como para destruir sus planes. Él te ha sembrado tú propia debilidad en tú mente y tú te has creído esa mentira, crees que no puedes hacer nada y eso es lo que él quiere- explicó Sicheng, mientras peinaba los cabellos del menor.
-Entonces, dices que...- el chico no pudo terminar de hablar al escuchar la voz del mayor.
-Aveces, cuándo los obstáculos se presentan en nuestro camino pensamos que nunca podremos sobrepasarlos pero todo eso, no son más que simples mentiras. Dios nos da las herramientas necesarias para afrontar las adversidades y así, poder seguir adelante... No importan las circunstancias, siempre la esperanza debe perdurar- concluyó Sicheng, sin perder su sonrisa que denotaba serenidad.
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ֆɛʋɛռ ֆօʊʟֆ [NCT Dream]
FanfictionSiete almas, siete sueños, siete corazones, siete latidos, siete sufrimientos, siete lágrimas, siete muñecos; un asesino, un demonio descorazonado. No creas en la falsedad de los espejos, no creas en lo que te muestre porque tú propio reflejo puede...