Renjun despertó de su sueño, aún recordaba como era apartado de sus amigos injustamente. ¡Él no había asesinado a la directora, de hecho, no tenía ninguna razón para hacerlo!.
¿Por qué no lo creían? ¿Qué había hecho para merecer aquello? ¿Acaso nadie valoraba sus esfuerzos?. Aquellas preguntas se alojaron en su cabeza con rapidez, como si de un diluvio se tratara.
Observó el entristecido ambiente, el cual extrañamente estaba oscuro. De repente el sonido de la puerta de su celda abriéndose, hizo que sus pupilas se dilataran ante la inmensa impresión. ¿Qué estaba pasando?.
Se levantó de su lecho y empezó a caminar hacía la salida de su encierro. En su cabeza no salía el hecho de que se estaba escapando. Pero si nadie interferia con su huida, quiere decir que lo estaban dejando ir ¿No?.
Salió de la celda y caminó por los largos pasillos de la comisaría, las cuales estaban vacías. Cosa que lo dejó aún más extrañado, además de eso, la temperatura descendía más y más a medida que iba saliendo del lugar.
Repentinamente, una maquiavélica risa de ultratumba resonó en sus oídos como una diabólica melodía. Sus vellos se erizaron y tragó en seco mientras empezaba a sudar frío, para arrematar, la baja temperatura y el tétrico sitio no servían de mucho.
Salió por fin de la institución policíaca, encontrándose con las calles de aquel poblado totalmente vacías. Las casas se veían abandonadas y una que otra estaba destrozada, los copos de nieve caían sobre todo el lugar y lo cubrían de una hermosa pero a la vez nostálgica tonalidad blancuzca.
Aquella risa volvió a resonar, pero esta vez era risueña y se oía cercana. Se detuvo en seco al ver una sombra al final de la plaza principal del pueblo, aquella sombra empezó a hacerse corpórea. El menor retrocedió al ver que había una persona de pié, observándolo fijamente con una sonrisa dibujada en su rostro.
El de ascendencia china no lo soportó, la presencia de aquel ser le incomodaba. Se dió la vuelta, pero soltó un grito al ver a un joven muchacho de tez pálida, con una hermosa cabellera color blanca. Su vestuario consistía en una camisa manga larga color negra holgada, además tenía un pantalón apretado del mismo color acompañado por unos hermosos botines de cuero negro.
El joven tenía un rostro hermoso: mandíbula perfilada, facciones suaves y fuertes, además de unos intensos ojos profundos que amenazaban con mantenerte cautivo en ellos.
—¿Quién eres?— preguntó Renjun.
—Haechan y Jaemin... Estuvieron tan deliciosos.. Me muero por probar al resto— soltó aquel espectro, con una voz de terciopelo que reflejaba benevolencia, pero que en realidad quería decir todo lo contrario.
Los ojos de Renjun se cristalizaron, llevándose luego sus manos hacía sus oídos.
—¡DIME QUE ES LO QUE QUIERES DE MÍ! ¿¡POR QUÉ ME TORTURAS DE ESTA MANERA!?— preguntó Renjun entre súplicas, mientras se arrodillaba ante la entidad.
—Te pareces tanto a mi... Quiero ser tu amigo Huang Renjun, pero tú no pareces interesado. En vida era como tú, deseaba tener tantas cosas y que todos se impresionaran con lo que hacía... Tengo mis razones para ser lo que soy ahora— explicó el muchacho, con una mirada que reflejaba tristeza pero que desapareció rápidamente.
—Yo no soy igual que tú. Eres un tirano, rey de las bestias de las profundidades, un bárbaro que desea destruir y de paso controlar todo. En cambio, lo único que yo hago es intentar defender a mis amigos, defenderlos del monstruo que eres— respondió Renjun, mientras se ponía de pié y miraba al contrario con firmeza.
ESTÁS LEYENDO
ֆɛʋɛռ ֆօʊʟֆ [NCT Dream]
FanfictionSiete almas, siete sueños, siete corazones, siete latidos, siete sufrimientos, siete lágrimas, siete muñecos; un asesino, un demonio descorazonado. No creas en la falsedad de los espejos, no creas en lo que te muestre porque tú propio reflejo puede...