🍀챕터 23🍀

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Repentinamente, el ambiente se volvió tétrico y oscuro. Los espejos y cuadros se empezaron a mover en las paredes, mientras que la risa de ultratumba del demonio hacía que los pelos del mayor de la pareja se erizaran.

Jeno empujó como pudo a Jaemin, y luego corrió hacía la entrada encontrándose así con la "grata" sorpresa de que estaba cerrada. El chico no tenía escapatoria.

-Ya no hay esperanza para ti Lee Jaeno... ¡Ahora me perteneces a mí y a él!- dijo Jaemin, para luego sacar sus filosas garras demoníacas y abalanzarse encima del mayor.

Rápidamente, Jaeno golpeó su parte haciendo que Jaemin gritara de dolor y cayera al suelo. Aprovechó luego ese preciso instante para encontrar una forma de salir.

Tomó uno de los jarrones y lo tiró con fuerza a la puerta. El chico estaba dispuesto a destruirla. Mientras tanto, Jaemin aún seguía retorciendose en el suelo debido al dolor que sentía en su parte baja, pero no se rendiría hasta haber capturado a Jeno para su amo.

Así que sin pensarlo dos veces, el chico se puso de pié y con sus manos empezó a crear esferas de fuego demoníacas, las cuales eran de color púrpura. Fue en ese preciso momento que Jaeno, descubrió todo en su totalidad:

-¡Tú quemaste la casa del alcalde Taeil!- gritó el mayor de ambos; sorprendido.

-¡Lo hice! ¿¡Y qué!?- respondió el menor, para luego lanzar las bolas de fuego las cuales cayeron muy cerca de Jaeno y que destruyeron gran parte de la casa. El mayor aprovechó esa oportunidad, para poder escapar al segundo piso cosa que hizo enfurecer a Jaemin

-Dios mío, por favor sálvame...- suplicó Jeno, mientras que una lágrima salía de uno de sus ojos. Se refugió entonces en uno de los cuartos que habían en la oscura pero enorme casa. Sabía que por el tamaño del lugar al menor le costaría localizarlo y más si hacía silencio; cosa que hizo sin pensarlo.

Tragó en seco mientras observaba a través de un pequeño agujero que tenía la puerta. Le pareció ver el rostro del menor, e inclusive pudo ver sus ojos... Unos oscuros que estaban llenos de ira.

-Uno de los siete pecados capitales... Junto con sus hermanas, son las leyes del mal- susurró una voz malévola detrás suyo, que lo hizo darse la vuelta lentamente. Sus ojos se dilataron aún más al ver a un muchacho de cabellera rubia observarle con sus piernas cruzadas, mientras que una sonrisa maliciosa estaba dibujada en su rostro.

-¿Q-Quién eres tú?- preguntó Jaeno, mientras temblaba del miedo.

-Supongo que has escuchado el nombre: Taeyong... ¿O me equivoco?- preguntó el ente, mientras se ponía de pié y comenzaba a caminar hacía el menor, quién simplemente retrocedió; nervioso.

-¿¡A-Acaso tú eres él!?- preguntó Jaeno por segunda vez, entre tartamudeos.

-Y si lo fuera... ¿Qué? ¿No te sentirías emocionado de ver a un ente del mal?- respondió el desconocido, quién se hacía llamar por el nombre de Taeyong.

-¡E-Escucha! No sé quién eres y tampoco deseo saberlo, así que mejor yo me... ¡AH!- Jeno soltó un grito agonizante. Sentía que todo su cuerpo dolía mientras no paraba de sudar.

-Inclínate mortal- ordenó el demonio, causando que Jeno lo hiciera cumpliendo así su voluntad. El menor no sabía que sucedía, ¡él no quería inclinarse ante ese monstruo, pero esa bestia lo obligaba!.

-Lee Jaeno.... Tus padres estaban deliciosos, como también los de tus amigos- dijo el ente, mientras observaba al menor temblar.

-¿D-De qué estás hablando?- preguntó Jaeno, aún más nervioso.

-Los devoré uno a uno... Y los dejé huérfanos, así ya no tendrían a nadie que los guiara y sería más fácil para mi corromperlos a vosotros; soy un genio, ¿no lo crees?- habló el demonio, con una voz distorsionada.

-No es posible... Tú no serías capaz de hacer eso- respondió Jeno, entre lágrimas.

-Soy capaz de eso y mucho más..- respondió Taeyong, entre risas cínicas.

-¿Dime qué me vas a hacer?...- pidió Jaeno, con un tono suplicante.

-Voy a hacer lo que quiera contigo- dijo el espectro infernal, mientras que un vapor negro comenzaba a envolver toda la habitación. La oscuridad comenzó a comerse vivo a Jeno, y lo convirtió en un espectro oscuro al igual que él.

Lo único que consiguió escuchar Jaemin, fueron los gritos suplicantes de Jaeno... Y no iba a mentir, le dolió como si aquello le estuviera pasando a su persona. Cosa que no entendía, ya que él no podía sentir amor... ¿O se equivocaba?.


..Mientras tanto, en el entrenamiento de Renjun..


-Ponte de pié... ¡AHORA!- ordenó Xiaojun, mientras observaba como el menor jadeaba en el suelo, mientras escupía sangre. Podía ver con claridad los moretones en su espalda, y sabía que para despertar su verdadero poder debía pasar por un estricto entrenamiento que implicaba sangre y mucho dolor.

Aún recuerda bien su entrenamiento antes de convertirse en un ángel oficialmente, fue uno estricto y que te dejaba totalmente debilitado. Y a pesar de que Renjun era un mortal, él no era como los otros ya que sin saberlo una profunda energía residía en lo más profundo de su cuerpo, un don incluso más fuerte que la clarividencia o médium.

-¿Porqué me haces esto? ¡¿Porqué el entrenamiento tiene que ser tan doloroso?!- pidió Renjun, mientras volvía a ponerse de pié.

-Pronto lo sabrás. Quiero que tu mismo lo averigües...- respondió Xiaojun, mientras volvía a posicionarse para luchar. Renjun también hizo lo mismo, pero de repente cayó al suelo mientras se quejaba del dolor que sentía.

-¡M-Mi pecho! ¡Du-Duele!- se quejó el menor, entre gritos agonizantes. Xiaojun corrió enseguida hacía el menor e intentó ayudarlo.

-DIME, ¡¿QUÉ SIENTES?!- imploró el mayor, mientras acunaba al menor en sus piernas. No sabía porqué hacía eso, pero al parecer el chico lo necesitaba.

-Jaeno.. No...¡JAENO NO PUEDE SER UN DEMONIO!- gritó Renjun, mientras que sus ojos se pintaban de un negro tan profundo. Cosa que alertó y alarmó a Xiaojun.

-Lucha contra él, lucha contra tus propios demonios y contra tus miedos. No dejes que la oscuridad se apodere de ti y desprende la verdadera llama que en tu interior reside- animó el ángel, al menor y lo que sucedió después fue mucho más impresionante:

La oscuridad que habían en los ojos del chico desapareció y en su lugar, unos hermosos ojos color miel claro se hicieron presentes; además su cabello se pintó de un brillante e intenso rubio. Todas las piedras que estaban a su alrededor comenzaron a flotar y a moverse sin que nadie las tocara, cosa que alegró mucho a Xiaojun.

-Por fin... La energía ha sido liberada.. ¡Tú has sido liberado!- exclamó el ángel, con una gran sonrisa.

-N-No lo entiendo... ¿Porqué me siento tan raro?-preguntó el menor.

-Tú posses un tercer don: El don de la telequinesia-.
























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ֆɛʋɛռ ֆօʊʟֆ [NCT Dream]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora