Narra Elena Weber
Sola.
Tirada en la cama los minutos pasaban lentos, tal cual un caracol, sientes que tu cuerpo quema, ese ardor exitante que tanto disfrutas.
Pienso en Cristopher quien tarda demasiado despidiendo al entrenador. Mientras más pienso en él algo te inquieta, te despierta por dentro, el deseo.
Saber que en cualquier momento el puede aparecer con su cuerpo perfectamente trabajado, tener a otro cuerpo caliente sobre ti por la adrenalina, alguien que te abrace y diga lo mucho que te ama.
Pienso en todo lo que conlleva eso y cada vez ardo más, siento que mi cuerpo se estremece con mayor facilidad.
Miró el reloj justo frente a la cama y pienso que sería mejor aprovechar el tiempo y satisfacer este deseo, pero ¿Qué debo hacer?
Sin darme cuenta estoy mirando mi cuerpo desnudo en el espejo, expuesto a todo mientras un hormigueo me consume, de algo estaba segura, no era por mi embarazo.
Aprecio la forma de mi cuerpo, las curvas que deseo que el toque con sus manos, mi cuerpo cada vez subía de tono.
Miró la perilla moverse y ser girada, esta puerta se abre dejando ver a Cristopher sorprendido ante mi actitud.
- Gracias Dios - Cristopher mira el techo y une las manos.
- Él no tiene nada que ver con esto - Dije en un tono cómico.
Sensualmemte abrí las piernas las cuales no tenían algo que las cubría, si antes me sentía expuesta ahora estaba peor.
Se aproximó a mi y con un toque brusco me jalo hacia él. Miéntras siento su calor frente a mi, cada vez más cerca de mi mejilla, cuello.
Un aliento cálido que me envuelve y me estremece de nuevo.
En una tarde de verano con el sol expuesto, trae consigo una brisa agradable como aquellas tardes en las cuales disfrutaba de él en la arena junto al mar.
No sabíamos como terminar un beso, la atracción que sentíamos el uno por el otro hacía que iniciaríamos otro.
El ya había comenzado a recorrer mi espalda, sueve y lentamente pasa sus manos por lugares que estarían prohibido para otra persona. De atrás a adelante llega a mis pecho, recorriendo todo con su lengua y como consecuencia encender más mi cuerpo.
Les mentiría si dijera que mi cuerpo no había comenzado a humedecer mi feminidad. La pequeña línea marcada entre hacerlo o no ya había desaparecido. Lo único que restaba era deseo, un deseo inmenso con una prisa indescriptible por el placer cada minuto, cada sensación por más mínima que fuera.
Fuerza. Fue lo único que necesito para levantarme y apoyarme en la pared miéntras me besaba y yo recorría la única prenda que cubría su miembro.
- Me encantas - me decía
Palabras surgían en el momento, no era lo mismo que una caricia, un beso, o una mordida, pero tenía su papel importante en el acto.
- Me encanta tu mirada de deseo
Entonces en un acto rápido me alzas llevándome contigo sobre el escritorio de la habitación, me dejas con suavidad sobre aquella tabla de madera y termino de desnudarte completamente.
Estamos desnudos, yo sobre el escritorio y tu entre mis piernas.
- Necesitaba esto - decías con tu voz ronca.
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ROMANCE DE OFICINA
Romance- Por tu estupidez ahora eres mi esposa . Analizaba cada palabra que salia de su boca...habia dicho esposa ¿Como habia terminado en esa situación?. -Para ser tu "Esposa" debemos estar casados, así que ni en tus mejores sueños sucederia eso. -No este...