Capítulo 64

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Narra Elena Weber

Después de unos días de cuidados en el hospital no quedó otra opción que regresar a casa. Durante mi último día la nana y Cristopher quienes tenían la tarde libre tomaron la gran decisión de limpiar la casa, dado el suceso tan repentino la mansión no estaba en condiciones óptimas para los bebés.

Aún no sabía que era levantarse a altas horas de la madrugada, aunque por dentro sabía que sería un labor muy complicado al tener a dos pequeñas criaturas a mi cuidado el saber que ahora tenía a muchas personas importantes en mi vida para apoyarme me daba algo de alivio, bueno la verdad me daba una bocanada de aire que me salvaría cuando sintiera que no hay salida.

- Cariño, permíteme ayudarte con las maletas - se ofreció Cristopher al ver que tenía todas las bolsas en mis piernas.

Camino a la salida del hospital, médicos y enfermeras que me atendieron amablemente se despidieron de mí y de los pequeños que había traído al mundo. Aunque anteriormente habíamos recibido una especie de platica sobre recomendaciones sobre el cuidado de los bebes e incluso sobre mi cuidado los doctores no dudaron en refrescarnos la memoria a todo pulmón en la salida.

- Recuerden mantener una temperatura adecuada en todo momento, los bebes lo necesitan - Expreso el médico.

- Elena, no olvides comer verduras y vegetales - Aunque fue un poco gracioso, la enfermera lo tomo con una seriedad, no se había dado cuenta de que era lo mismo.

- Pero sobre todas las cosas, no olviden ni hagan de menos a la hermosa CUARENTENA - riendo todo el equipo de salud se burlaron de nosotros.

- Se los agradecemos demasiado, crean lo que les digo, tendré muy presente esa dichosa cuarentena - dijo Cristopher .

Un vez la despedida finalizo salimos de ahí con sonrisas que parecían que atraían a todos, todas las personas tenía su mirada en nosotros, no sabía si era por los niños o por como lucia, parecía que me había atropellado un tren.

Dejando mi dramatización por un lado, cuando llegamos al auto subí con cuidado y Cristopher se encargó de la seguridad de los pequeños. El camino fue muy emotivo, me sentía como si fuera el primer viaje en familia, aunque solo fuera uno pequeño del hospital a casa.

Una vez llegamos a casa todos esperaban dentro, desde la madre de Black y la nana, hasta las personas que alegres ofrecían su servicio en casa.

Cuando llegamos no espere mucho para tomar a la niña en mis brazos, era la que tenía a mi alcance, por obvias razones Cristopher tomo al varón, siguiendo las recomendaciones previas cubrí a mi hija con una manta, así el día estuviera soleado seguiría las instrucciones al pie de la letra.

Apenas abrí la puerta todo tipo de voces se escuchaban preguntando

- ¿Dónde están? ¿Cómo se llamaran? ¿Puedo tomarlo en brazos? - todo tipo de preguntas surgieron en ese momento.

- Todos mantengan la calma - Dije - todos podrán tomarlos en brazos en su momento, en cuanto a los nombres aún no sabemos, y pues aquí estamos.

- Señorita Elena me alegra que se encuentre bien, dijo el jardinero regalándome una rosa roja que había cortado del jardín.

- Muchas gracias - la acepte amablemente.

- Me imagino que todos tienen un poco de hambre, así que me tomo la libertad de cocinar para ustedes un rico puré de papa con filete de carne a la parrilla y verduras - después de la nana estaban los cocineros de la casa, siendo cierto que esa comida era de todo mi gusto no era relevante en ese momento, tenía ganas de las verduras, pero la carne pasaba a un segundo plano, yo necesitaba en ese momento una ensalada de frutas, algo dulce.

- Se escucha riquísimo, pero, mi estómago prefiere algo menos pesado, como una ensalada de frutas ¿podrían prepararme una? - mire a los ojos al cocinero y la nana.

Ambos dijeron que si, así que como un equipo todos se ofreció a prepararla, mientras unos cortaban las frutas del árbol, otros se encargaban del resto.

- Subiré un rato para vestir algo mas cómodo, enseguida regreso - y así fue como termine en mi habitación.

Deje a la bebe sobre la cama y coloque almohadas a su alrededor, Cristopher quien estaba a su lado la vigilo todo el tiempo.

Mi intención era solo cambiarme de ropa pero al entrar al baño para arreglar mi cara un poco no pude resistir las ganas de tomar un baño, fue entonces cuando abrí la llave de la regadera y entre en ella.

Solo necesitaba sentir el agua caliente recorrer mi cuerpo, dejando aquella sensación de alivio a su paso. Tome un poco de jabón de cuerpo y lo pase por cada rincón. Una vez salí tomo la toalla más cercana y fui por mi ropa, de hecho no iba a cambiar del todo, sería un short un poco más arriba de la rodilla y una blusa bastante grande, era el conjunto de mama fodonga que les venía manejando.

Cuando estaba por cepillar mi cabello experimente uno de los miedos más horribles de mi vida, escuche a uno de los bebes llorar, era el varón quien con ojos saltones y húmedos me decía que algo necesitaba.

- Bien Elena, creo que es tu turno de hacer algo - dijo Cristopher depositando con cuidado al pequeño en mis brazos.

Para hacer esto aún más cómodo, Cristopher sin pensarlo puso en mi espalda cojines.

- Bien aquí voy - Dije nerviosa, la verdad solo venia el momento en que la madre de Black me intento enseñas como se hacía esto.

Levante mi blusa dejando mi pecho al descubierto seguido de que Cristopher cerrara la puerta. La primera reacción que sentí fue incomodo, era raro lo que estaba sintiendo, pero con el tiempo en que este niño duro pegado a mi pecho digamos que se fue haciendo cada vez menos intenso.

- No podré hacer esto, dijo Cristopher quien miraba su entre pierna, aun no pasaba nada pero creía saber que las hormonas de mi hombre estaban al máximo.

- ¿Te excita ver a tu hijo comer? - pregunte confusa.

- No, me excita ver ese par de pechos perfectos - fue ahí cuando si hubo una reacción por parte del miembro de Black.

- Tu no podrás soportar esta cuarentena - me burle.

- Enseguida vuelvo - Dijo Cristopher dirigiéndose al baño.

- Sabes que no es lo mismo - Me burle nuevamente.

- ¡NO TENGO OTRA OPCCION! - sin más dio un portazo.

El resto del día fue tranquilo, lo normal de una madre primeriza, alimentar a los bebes cada 3 horas, cambiar pañales, sacarles el aire, dejarlos dormir un poco, supervisarlos. Eso era lo que tenía que hacer simplemente con ellos, entre otras cosas extras. Por mí, comí la fruta que me habían preparado, descanse como dijeron los doctores, mire mucha televisión, creo que el resto de la semana sería algo increíble, solo estaba guardando energías para cuando estas criaturas despertaran en medio de la madrugada. Dicen que mujer precavida vale por dos y en ese momento lo era. 


ROMANCE DE OFICINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora