Diego intentó volver al hilo de la conversación pero, sinceramente, no estaba interesado de verdad en lo que su padre y Temo estaban comentando. Se había perdido en algún punto entre la economía y el impacto social de las minorías. Diego observó a su padre con atención, sus ojos brillaban mientras veía a Temo con orgullo, le sonreía de forma cálida y parecía más feliz que nunca compartiendo sus ideas con Temo.
No era la primera vez que Temo y su padre se enfrascaban en ese tipo de conversaciones, de cierta manera, Diego notaba como ellos se volvían más unidos. Eso provocaba en él dos sentimientos completamente diferentes; por un lado, se sentía celoso, él nunca había sido capaz de acercarse a su padre, él nunca había recibido esa mirada de orgullo, esas palabras cálidas y esas sonrisas llenas de aprobación. No podía ignorar que a su padre le hubiera encantado que él fuera un poco más como Temo.
Diego desvió su mirada hacia Temo y notó esa fiera determinación en sus ojos, algo que hacía cuando estaba realmente concentrado o estaba decidido a defender un punto de vista. Eso hizo que el otro sentimiento que Diego tenía al verles así de cercanos fuera reemplazando poco a poco a la amarga sensación de los celos; no sabía en si cómo explicarlo, era algo cálido y esperanzador. Sí, Diego tenía la esperanza de que Temo y él pudieran ser más que amigos, pensaba constantemente en lo bien que Temo se sentía a su lado, con su familia, en cómo se habían hecho aún más cercanos desde que Temo había regresado de Oaxaca.
A veces Diego creía ver ciertas miradas en Temo que le decían que sus sentimientos eran verdaderamente correspondidos pero de alguna manera, ninguno de los dos, se animaban a dar el siguiente paso.
Diego intentó volver a la conversación pero no tuvo éxito así que prefirió subir a su cuarto. Tenía la intención de relajarse e intentar olvidar todos esos complejos sentimientos que Cuauhtémoc López despertaba en él.
Encendió su televisión y buscó el siguiente capítulo de sex education. Prefería enfocarse en el drama de Adam y Eric que en el suyo. Estaba justo a la mitad del capítulo cuando Temo entró a su cuarto, se dejó caer en el puff que estaba frente a él y lo observó por unos segundos sin decir nada.
—Nos abandonaste —Diego pausó el capítulo. Temo estaba increíblemente guapo con esa camisa azul y su cabello siempre perfecto.
—Les dije que subiría a mi cuarto pero ustedes estaban muy metidos en su plática y ni siquiera me escucharon —Temo le regaló una sonrisa culpable que hizo estremecer a Diego, parecía casi avergonzado por haber cometido el error de ignorarle ¿cómo pretendía Cuauhtémoc López que con esas muestras de afecto se mantuviera imperturbable?
—Lo siento. En ocasiones nos perdemos con ciertos temas —Diego le lanzó una mirada tranquilizadora que pareció tener el efecto deseado.
—Más cuando los temas tienen que ver con política ¿cierto?
—Supongo que estoy pensando en el futuro... —no era sorpresa que Temo ya tuviera más o menos un camino trazado para seguir mientras Diego aún se sentía a la deriva con respecto al futuro. Cada que pensaba en eso se decía que aún faltaba, que aún había tiempo.
—Y tú futuro está en la política ¿no? —Temo se encogió en hombros.
—Es sólo una idea. Aún tengo que sobrevivir este semestre a Física II y el próximo a Cálculo.
Temo estiró su espalda para recostarse completamente en el puff y concentró su mirada en el alto techo del cuarto de Diego. No podía creer que había pasado un año desde su regreso de Oaxaca. Las cosas estaban mejorando poco a poco. Papancho y las calcomanías los habían visitado durante las vacaciones. Habían conocido a Susana, era una mujer muy inteligente, noble y enérgica, muy del estilo de mujeres que solían atraer a su padre. Lo mejor, su papá era feliz y estaba enamorado. Temo y Pepe estaban contentos con eso; si había alguien que se merecía algo así, era su padre.
ESTÁS LEYENDO
Tal vez construir...
RandomDespués que Ari le dijera que no puede corresponder a sus sentimientos, que la decepción en los ojos de Julio se volviera cada vez más dolorosa, Temo decide irse a Toluca, poniendo tiempo y distancia. Durante tres años, tanto Ari como Temo, rehacen...