Capítulo VI

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Ari nunca pensó que el silencio pudiera resultar tan abrumador. Él solía amar el silencio. Le gustaba la paz que implicaba y la serenidad que le proporcionaba cuando tenía que tomar alguna decisión importante. Sin embargo, ese silencio que se extendía entre Temo y él iba más allá de lo inquietante. Podía ver a Temo con el rostro serio, con las manos sobre el volante dejándole los nudillos casi blancos y, lo peor, eran los ojos de su novio que estaban fijos en el camino pero que no reflejaban para nada la calidez de siempre.


Afuera, el tráfico de la ciudad era ensordecedor; adentro, el silencio gritaba entre ellos un dolor que estaba dejando a Ari completamente muerto de miedo y con el terror calándole en los huesos.


Una vez en el departamento, Temo terminó por deshacerse de la corbata que aún colgaba en su cuello y arrojó sin cuidado la chaqueta como si con eso pudiera quitarse un peso real de sus hombros. Luego le lanzó una dura mirada a Ari que no tenía ni idea de cómo empezar esa conversación sin que todo terminara muy mal.


—¿Entonces? —Temo lo estaba invitando a hablar pero Ari seguía sin saber por dónde empezar.

—Paco creyó que era mejor así —el rostro de Temo se contrajo aún más y Ari lo vio dibujar una línea de frustración con sus labios.

—¿Mejor que exactamente?

—La fama, no tener que mentir sobre cosas. El no ser la cara publica me ayudaría a no enfrentar varias cosas negativas que vienen con todo ese espectáculo —Temo asintió como si estuviera intentando entender algo.

—Varias cosas... no tener que mentir... tal vez no tener que mentir sobre que eres gay. Hay muchos artistas gais, Ari. Hay iconos de la cultura gay que son y fueron grandes artistas. Elton John, Freddie Mercury, Ricky Martin...

—Ninguno salió del armario antes de ser artistas conocidos. Creo que Freddie ni siquiera salió realmente del armario. Hay cosas que simplemente son, Temo. Yo no puedo ser un artista gay.

—Por favor, Aristóteles. Ese imbécil de Paco te ha lavado el cerebro lo suficiente como para que te creas esa tontería. A la gente que de verdad le guste tu música lo último que le va a importar es si eres gay o no. Cuando eres un gran artista lo que importa es el talento y todo lo demás es secundario.


Ari apretó la mandíbula. Temo parecía vivir en una utopía donde todo se alcanzaba si trabajabas duro para conseguirlo. Pero, a veces, eso no bastaba.


—Claro, para ti es sumamente sencillo porque eres Temo López, porque para ti el ser gay es un estandarte para tu carrera política pero no para todos es así, Temo. La discriminación existe, los prejuicios existen y las carreras como las mías no despegan de esa manera —Ari se dio cuenta que estaba gritando en vez de hablar.

—Tu orientación sexual no debe ser un impedimento para cumplir tus sueños. ¿Crees realmente que un país como México no me va a costar a mí tener un cargo público? Veme, ¿crees que encajo en el estereotipo del político? ¿Crees realmente que algún partido político se va a interesar en mí? Para todos seré sólo una moneda de cambio en las estrategias políticas para acaparar un sector de la población. Yo también tendré que ganarme mi lugar. También tendré que luchar por la diversidad y por defender mis ideas y que me vean más allá de los estereotipos y mi orientación sexual. Nadie, escucha bien, nadie dijo que esto sería sencillo Aristóteles. ¿Sabes qué si es sencillo? Renunciar a tus sueños.

Tal vez construir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora