Capítulo IX

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La llamada de Paco entró varias horas después de salir de la oficina de Pepe. Ari contestó con un fingido tono abatido; mientras estaba envuelto entre los brazos de Temo después de haber hecho el amor en la cama de su departamento.


El plan de Paco era sencillo. Quería que cantará un par de canciones y que se presentará con la prensa de México como un nuevo exponente de la música pop; bohemio, divertido, millonario, blanco y heterosexual; la receta de siempre la éxito, según el propio Paco. A Ari se le quemaron las entrañas ante la idea pero no se salió de su personaje de hombre dolido y le dijo que si a todo. Paco no sospecho, estaba demasiado feliz como para que eso sucediera.


Cuando colgó la llamada, Temo intentó desenredarse de él pero Ari lo evitó completamente, se aferró más a él y enterró el rostro en el cuello de Temo para empezar a besarlo.


—¿Cuándo te vas a presentar? —Habló Teo intentando mantener una voz ecuánime pero fallando miserablemente en el proceso.

—En una semana. Paco va a conseguir el lugar. No quiere algo grande pero si quiere algo contundente. Al parecer, el Aristóteles que se imaginó, es un tipo millonario, súper hetero, que usa la música nada más como hobbie y quiere construir un mundo a partir de eso —Temo rió pasándole la manos por la espalda, fue el turno de Ari para estremecerse ante su toque.

—¿Muy heterosexual? —Ari asintió cerrando los ojos al sentir la mano de Temo deslizándose por sus nalgas. Levantó el rostro para besar a Temo apoderándose por completo de la boca tersa de su novio. Estaba duro de nuevo y frotaba su erección contra la pierna desnuda de Temo —. Voy a follarte de nuevo.

—Sí, por favor —gimió —. Deberías de comerme el culo y luego clavarme al colchón —Temo rió.

—Muy detallado señor Córcega. Y ya que lo pide amablemente...


Ari dejó libre a Temo y luego se acostó bocabajo extendiéndose por la cama, separando las piernas, ofreciéndose sin ningún pudor. Cuando Temo pasó lentamente la lengua por su culo supo que se tomaría su tiempo y Ari disfrutaría cada segundo de ello.


****


Diego estaba tan duro que sus pantalones le molestaban y sabía que Mateo no se encontraba mejor que él. Intentó concentrarse en la ávida lengua de Mateo, en su boca. Pero era imposible no querer gemir al sentir la fricción de sus cuerpos completamente vestidos. No recordaba la última vez que estuvo tanto tiempo besuqueándose con un novio en una cama sin hacer absolutamente nada más. Ni siquiera con Temo había sido así y eso que se habían tomado las cosas lentas al principio.


Mateo intentó colar la mano entre sus pantalones y Diego tuvo que hacer todo acopio de su autocontrol para detenerle cuando era justo era todo lo contrario a lo que quería. La mano de Mateo era impresionante, su cuerpo era impresionante, sus labios eran impresionantes... Diego estaba más que dispuesto a impresionarse con todo lo que aún no había visto.


—Espera, espera. Tenemos que calmarnos un poco —Mateo suspiró. Se alejó de sus labios y luego enterró el rostro en su cuello para tomarse un momento. El aliento caliente de Mateo sobre la piel de su cuello estaba provocando en su cuerpo algo muy alejado a la calma —. Necesito que te alejes un poco, cariño —realmente estaba a nada de pedir a Mateo que le destrozará la ropa y terminarán por fin con toda esa maldita tensión.

Tal vez construir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora