capítulo 8

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"El Guerrero de hielo "

—Ya tenemos la caldera,  el aceite de olivo,  azufre,  polvo de clavel,  los ojos del pavo que haremos al horno,  tengo sangre de una Virgen,  o sea yo,  sólo falta los pelos del lobo, ¿donde conseguiremos pelos de lobo?  —pregunté a Bastián.  He tenido que esperar 12 horas después de haber descubierto el libro para recaudar todo,  sólo falta los pelos. 

—Podemos ir a un zoológico,  allí deben haber lobos —dice y casi me doy un golpe mental por no haberlo pensado. 

—El problema es quitarle los pelos —dije girando los ojos. 

—Podemos intentarlo,  aunque sí es difícil.  Otra opción sería ir al bosque y buscar una manada,  hacemos una trampa y cuando capturemos al lobo,  pues le quitamos unos pelillos. 

La mirada que le he puesto ha sido de total seriedad e irónica. 

—¿Sabías que una manada puede matarnos y dejar nada de nosotros?  ¿No lo has pensado,  verdad?  —digo y él asiente —. Al menos que te convierta en un lobo y te arranque los pelos —menciono y este se aleja nervioso. 

—No lo intentes,  no pienso cooperar,  además necesitaría algo de un lobo para convertirme,  no podrías —dice burlón.

—Vamos al zoológico,  tenemos que encontrar ese ingrediente. 

Encontramos un zoológico que no estaba muy cerca,  de hecho tuvimos que ir a un pueblo cercano y tardamos alrededor de 40 minutos en llegar.  El zoológico nos brindó una esplendorosa entrada y había algunas personas entrando.  Compramos los ticket y nos revisaron por si pensábamos entrar con algunas armas,  yo solo traje un pañuelo y una pinza pequeña que la tengo oculta en el sostén.  Tengo una frase que pienso usar para que nadie me vea o para que me ignore, junto a otro hechizo de encantamiento para que el lobo no me ataque.  Me he preparado mentalmente sobre esto y espero no fallar  en el intento. 

Dentro del zoológico camino tomada de la mano de Mauro porque está fingiendo ser mi novio,  una pareja muy felices.  Primero miramos las jirafas,  avestruces,  leones,  elefantes y otros animales que me provocaban tristeza porque sé las necesidades de libertad que todos desean.  Siempre he pensado que la peor plaga del mundo somos los humanos,  por arrebatarle el hogar a los animales.  Esto no nos pertenece. 

—Hemos encontrado a los lobos —me dice Mauro muy emocionado y miro a la dirección señalada,  allí hay dos lobos uno negro y otro con pelaje blanco.  Es hermoso,  sus ojos son destellos del cielo.  Ojalá que ese príncipe de hielo sea guapo y que sea todo un conquistador. 

Espero que esto valga la pena. 

Hago una pequeña oración cerrando mis ojos y apretando mi collar,  siento su calor y miro hacía las personas,  no parecen mirarme.  Debo intentar llamar sus atenciones. 

—¡Hola mundo cruel!  —grito y ni siquiera Bastián me mira,  él sigue mirando hacia los lobos como si yo no existiera—. ¡Te quiero yo,  y tu a mi,  somos una familia feliz! —grito cantando y nadie me mira.  Bien,  esto funcionó.  Ahora haré un encantamiento a los lobos. 

Camino hasta la otra reja para estar más cercas de ellos,  les llamo con la mano y me miran fijamente. 

"videbis me
tangat ut fur
videbis me"

El lobo blanco se levantó del suelo en donde estaba cómodo y camina hacía mi,  con su mirada traspasa mis miedos y voy sacando la pinza mientras repito las palabras mencionada.  Meto la mano por la reja y cuando él está más cerca no dudo en acariciarle y este cierra sus ojos como si disfrutara de mis caricias.  Su pelaje es suave y fácil de adquirir.  Tomo la pinza y susurro las mismas frases,  mientras tomo dos pelos y tiro de ellos hasta sacarlo.  El gruñe pero no me lastima.  Escondo los pelos dentro del pañuelo y lo guardo.  Después me despido del lobo acariciando su cabecita. 

La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora