Bastián me ayudó a bajar y para no causar un incendio con mi magia debilitada tuvimos que usar los recursos tecnológicos que nos permitía la situación. Encendí el flash de mi teléfono y Bastián hizo lo mismo con el suyo, tengo que aclarar que todo está oscuro, no podemos ver absolutamente nada a más de tres metros que es lo que nos permite el flash. Mientras yo ilumino al frente, Bastián ilumina arriba, abajo, detrás y por todos lados porque tenía miedo.
Muy normal en mi amigo. En el camino me contaba sus recuerdos y yo solo me limitaba a reír con algunas cosas.
—También recuerdo que me escapaba por este pasadizo para conocer junto a Damián en el bosque, siempre íbamos a un riachuelo que queda cerca, algunos veinte minutos.
Y me paro en seco bastante sorprendida.
—¿Es en serio? ¿Veinte minutos caminando y te lo encuentra poco?
Sonríe sin dejar de iluminar el camino, todo es horroroso, aquí con maderas viejas y a punto de derrumbarse y tierra húmeda. El olor es horrible y me provoca un mal sabor en la boca.
—Pues si, es que éramos curiosos...
—Se nota querido —respondo algo cansada de caminar, aunque ni siquiera he dado quince pasos.
Mi fuerza depende de este bebé que me consume día a día. Espero que no nazca igual a mi, no deseo esto para él o ella.
No sé cómo podría liberarme de esto, no quiero seguir con esta magia que cada vez me dificulta todo. Aunque en algunas cosas es buena, pero tener que soportar a esa bruja malvada es un horror. Es estresante lidiar con eso.
—Creo que aquello que se ve ahí es el final del pasadizo —me dice iluminando la estancia marcada y nombrada. Miro junto a él y frunzo el ceño.
—Está cerrada —menciono con un lamento en mi voz.
—¡Por un demonio, lo que nos faltaba! —chilla Bastián y escuchamos un ruido detrás. Ambos giramos poniendo el flash hacia la dirección del ruido, pero no había nada.
—¿Qué rayo fue eso? —preguntó cómo si yo supiera.
—Ni idea, pero vamos a ver que hacemos con esto.
Tras avanzar hacia donde antes estaba la puerta, nos percatamos que ésta sólo está sellada con ladrillos y cemento.
La mirada que me da Bastián me dice su significado al instante: haz la magia, Aisha.
Como si fuera fácil.
—Ya sé que quieres que utilice mi poder, pero no prometo nada, Bastián. Esto puede tener consecuencias.
—Ya estamos aquí, ni modo que busquemos una pala o un mazo —bufa dándole su habitual giro a los ojos.
Le doy mi teléfono y solo me quedo con mi bolso colgado en mi cuello hacia caer a la cintura. No es pesado, por fortuna. Cierro los ojos y levanto mis manos con la intención de abrir un espacio en la pared y así poder entrar. Nunca he hecho esto, es la primera vez que lo haré, así que no estoy segura si funcione.
—Obstáculos que impide mi entrada, abrirás al momento de oir ésta palabra: ¡Ábrete sésamo! —grito y abro los ojos pero no ocurre nada, solo veo a Bastián a punto de morir de risa hasta que empieza a burlarse de mi.
—¿En serio dijiste "ábrete sésamo"? Ja, ja estás loca —sigue burlándose y le oculto la boca cuando escuchamos otro ruido detrás. Nos giramos y apuntamos con el flash, pero era solo un murciélago.
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La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)
Fantasi¿Qué harías si a tu puerta llega un libro negro en donde te promete el amor, si despiertas con un conjuro a un Guerrero convertido en hielo? ¿Lo harías? Aisha si lo hizo sin saber que despertaba a un demonio atormentado. Tan frío como su cora...