Capítulo 11

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Si tuviera tiempo les diera el maratón,  pero no cuento con el tiempo suficiente para ofrecer tantos capítulos. 

Espero ver sus opiniones de este capítulo. 

....


Nerón entra a casa con la toalla envuelta en su cintura y mirando a otro lado y  le tiendo la ropa. 

—¿Que es eso?  —inquiere.

—¿Qué más?  Es la ropa que debes usar.  Estamos en el año 2019, se supone que debes usar ropa de tal época.  ¿Creés que puedes andar por ahí vestido de Guerrero y que todos sospechen de ti? 

Me mira dudoso y juro que estoy tratando de no mirar su cuerpo,  pero es inevitable.  Sus tatuajes tribales me llaman la atención. 

—Eso me queda muy pequeño —dice extendiendo la Bermudas gris que le ofrezco. 

—Es hasta que podamos conseguirte más ropa.  Deberías ser más agradecido,  aparte de que debo cuidar de ti,  también tengo que comprarte ropa — bufo aburrida. 

—No te estoy pidiendo que me compre nada,  no me cuesta ponerme lo mismo. 

Y hago cara de asco. 

—¿Tú usa lo mismo sin lavarlo?  Que sucio eres —espeto y da un paso adelante y yo atrás,  porque temo de que me haga algo más. 

Debo controlar mi boca. 

—Pues busca una ropa más decente,  esto es pequeño —espeta de nuevo. 

—Tendría que tomar tu talla y debes aprender a vestir como lo hacen en esta era —respondo cruzada de brazos. 

—Pues haz lo que debas hacer. 

Bastián corre y trae consigo un medidor de ropa.  Me lo entrega y frunzo el ceño. 

—Hazlo tú —ordeno.

—No,  no dejaré que esa cosa me toque,  tú lo harás —aclara y pongo los ojos en blanco. 

—Homofóbico —espeto.

—¿Homo qué?  ¿Qué diablo es eso?  —inquiere.

—Olvídalo. Ni siquiera entiendo como tiene este idioma,  deberías hablar tú idioma original. 

Se cruza de brazos.

—Pues tampoco lo sé,  quizás fue el mismo hechizo que me hizo más inteligente que todos ustedes. 

«Paciencia,  porque lo mato»

Y me mira serio como si me escuchara el pensamiento. 

—Mideme,  que ni tengo tu tiempo.

—Uy,  lo dice el que ya trabaja doce horas al día.  Quién lo viera —murmuro tomando la cinta. 

Le tomo la medida de los brazos,  abdomen,  cintura,  en fin,  todo y créanme que es super  incómodo tomarlo mientras está en paños menores. 

«Es tan grande,  tan áspero y tan  cabrón » pienso observándolo. 

—¿Ya terminaste?  —pregunta  y me alejo. 

—Sí —y miro a Bastián—. Ve a la tienda y entrega la medida para que le busquen ropas a este hombre.  Te daré suficiente dinero como para que compre lo necesario. 

Bastián asiente y le entrego cien dólares.  —:  procura comprar la ropa de segundas manos.  Nada nuevo,  por que no hay más dinero —digo con la mirada maliciosa. 

La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora