capítulo final

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Narración de tercera persona.

Si la pasión se uniera con el deseo y el amor tendría como resultado el derroche apasionado entre Nerón y Aisha. Ambos amándose entre el torbellino de una noche lluviosa,  bajo el techo cubierto de agua y un cielo nublado siendo testigos de la deliciosa reconciliación de dos personas tan diferentes y a la vez tan únicas. 

Nerón con lentos movimientos sobre el cuerpo de ella,  tan caliente como una llama,  tan entregada como ella misma.  Sintiendo los cálidos besos de aquél que una vez llamó como su amado. 

Embistió su cuerpo una y otra vez,  tratandola como a ella le gusta,  mientras sus uñas se clavan en sus pieles:  sedientos,  entregados. 

—¡No sabes cuanto te deseo! —ronroneó aquél semental dispuesto a todo por su amada.  Y ella entrecierra sus ojos mientras sus labios se fruncen delicadamente al sentir contacto de su piel a la suya,  de su vigoroso miembro cubrir sus paredes más ocultas:  húmeda,  dilatada.  

Entre el vaivén de cada movimiento, Nerón la puse a su merced tomando su pierna derecha y haciéndole un giro que la coloca súbitamente con su delicado rostro sobre la almohada,  sus senos aplastados por la cama y curvatura marcada entre las feroces manos que la toman y la coloca en posición de perrito.  Nerón dio una leve caricia a su húmedo miembro que no tardó en rozar la feminidad de Aisha,  entre su sexo sediento de él,  de su cuerpo completo en contacto al suyo.

Aisha suspiró y soltó un soplido acompañado de gemidos guturales,  inundando los oídos de su acompañante.   Nerón entró en ella ronroneando su placer,  masajeando sus glúteos mientras llega al tope de su pelvis.  ¡Que rica sensación!   Sus pieles se erizaron al instante cuando empezó a embestir más fuerte.   Aisha no podía soportar mantenerse callada y cantó su alabanza de gemidos. 

—¡Oh por Dios Nerón,  no te detenga!

Eso fue una orden concreta para Nerón,  quién aceleró sus movimientos,  y se acostó encima de ella paseando su lengua por su oído y llenandola de jadeos y caricias.  La abrazó,  cuanto deseaba sentirla así,  amarla eternamente.  Aisha para él se había convertido en el manjar más delicioso de su vida.  En la mujer que lo domina con su mirada y palabras,  no pararía de tenerla consigo,  de volverla a enamorar si es posible. 

No quería compartirla,  eso es obvio.  La quería suya,  eternamente.  Queriendo  borrar las huellas de aquellas manos que alguna vez la tocaron,  de aquellos besos que la besaron,  de aquel cuerpo que tomó su lugar por un determinado tiempo,  Nerón la complació en todo. 

Girandola por no soportar tenerla cuesta abajo,  volviendo dentro de ella,  mientras busca sus labios y al encontrarlo sintió que fue como encontrar algún tesoro perdido,  cual pirata fuese.  

—Te amo Aisha,  te amo tanto —susurró tirando de su labio inferior y volviendo a besarla, robando cada aliento que se evapora de su boca.  Absorbiendo su placer y mezclandolo con el suyo.

Aisha pensó en cuanto había extrañado sentir a  aquel nombre que fue su primer amor,  a quién le entregó su virginidad por amor y que hoy entrega su cuerpo por deseo.  Por no poder soportar la tentación de su glorioso Guerrero.  

Quizás perdieron la cuenta de cuantas veces saciaron el deseo,  pero seguían tan sedientos como la primera vez. 

Y la noche fue eterna para esos dos amantes,  y Nerón sólo deseaba algo más para escuchar:  que ella le diga "te amo".

Mientras Bastián y Damián escuchan en la puerta disfrutando de lo escuchado y felices porque al fin Aisha se entregó al placer de Nerón. 

...

La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora