Capítulo 22

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Retengo el impulso de golpearlo,  de enojarme,  de brotar el dolor que guardo dentro de mi.  Sólo asiento tragando el tormento de su rechazo. 

Maldito hielo,  eres tan frío que me quema,  no eres capaz de sentir nada.  Te desprecio y juro arrancarte de mi  pecho. 

—Aisha —me toma del brazo y lo empujo finalmente sin poder evitar que una lágrima moje mi mejilla. 

—Déjame en paz, sólo...  Sólo quería un abrazo,  quería que nuestra última noche fuese especial,  pero no soy nada para ti,  no soy nadie en tu vida. 

—Aisha —vuelve a tomar mi brazo y le doy una bofetada con todo el dolor de mi corazón. 

—¡Déjame en paz!  ¡Una vez que te largues seré feliz,  sin tí!

Corro de la habitación con un trozo de sabana cubriendo mi cuerpo,   y me encierro en el baño,  sin poder dejar de llorar.  Sintiendo como mi corazón cada vez se rompe,  ya no quedará nada.

¿Cómo algo tan bonito pudo convertirse en algo tan feo?  ¿Por qué no es capaz de quererme? 
Él toca mi puerta pero le exijo que me deje en paz,  y hago un pequeño conjuro para que la puerta no sea derribada por él.   Luego deja de tocar y me siento encima de la tapa del retrete. 

¿Que hago?  Estoy totalmente perdida. 

—Puedes dormir en tu habitación,  me iré a la mían—dice desde el otro lado y trago seco. 

Soy tan estúpida.  No puedo creer que me haya ilusionado con un ser tan frío.  Me lo habían advertido,  aún así lo hice.  Aún así me arriesgué para al final no tener nada. 

En cuanto pasan los minutos abro lentamente y saco mi cabeza mirando a ambos lados,  parece que ya se ha ido.  Voy hacía el cuarto y me aseguro  que no está ahí,  parece que cumplió su palabra. 

Llego a mi cama y me acurruco entre las almohadas que guardan su jodido aroma.  Entre un largo sollozo cierro los ojos. 

Corro por el bosque,  estoy siendo perseguida por unas extrañas criaturas,  la neblina cubre parte de mis pies y la rapidez con la que huyo se disminuye dejandome totalmente paralizada.  Es en cuanto me redean seis demonios,  uno tiene dos cabeza y es horroroso,  los demas son iguales de terroríficos.  Tienen alas parecidas de murciélago y la cara arrugadas,  son más pequeños que yo. 

Estoy asustada,  veo desde el aire como dos brujas negras vuelan sobre mi y lanzan... ¿Nerón? 

No,  no puede ser.  Nerón cae y hasta sus huesos se escuchan crujir.  Ha perdido su espada,  está lleno de sangre y tiene una herida a un costado de su costilla derecha. 

—Aisha,  mo-moriré.  Ya no vale que-mar el li-bro,  mo-mori-ré — dice tembloroso y me arrodillo llorando. 

—No,  no me dejes.  No lo hagas —sollozo más fuerte y ante mi se para esa maldita bruja,  es Airena. 

—Te lo advertí,  querida.  Pero no me hiciste caso,  ahora pagará las consecuencias. 

Con la misma espada de Nerón lo asesina clavándola en su pecho y lloro más fuerte

—¡Nooo! —grito y abro los ojos,  estoy sudada.

—¿Qué te pasa?  —me pregunta Bastián asustado y lo abrazo llorando por lo que he visto. 

—Ví...  Ví a Nerón muriendo,  allá...  Allá en el bosque...  La bru-ja lo matará —grito aferrandome a él. 

—¿Tuviste una pesadilla? 

La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora