{Monstruo (1)}

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Estaba loco.

Esa era la única respuesta lógica que se le venía a la cabeza para lo que estaba haciendo.

¿Qué estaba haciendo? Liberando a un monstruo que desde hace meses la gente del pueblo buscaba atrapar y eliminar.

¿Por qué la estaba liberando? No lo sabía. Tal vez porque el monstruo se veía como una chica débil y escuálida, tal vez porque de repente nació en él un sentimiento de culpabilidad al ver que estaba herida de gravedad por una trampa que él mismo colocó, tal vez porque los sollozos y quejidos del monstruo le hacían sentir lástima por ella...

O tal vez sólo estaba siendo un estúpido y estaba actuando sin pensar.

<<Estoy loco.>> es lo que se repitió durante todo el camino que hizo para adentrarse al bosque y ocultarse de los pobladores.
Sería fácil ocultarse de ellos, ya que siendo de noche nadie se atrevería a salir de su hogar por miedo a toparse con el monstruo.

Lo único que tenía que hacer era llegar hasta la cueva donde dicen que el monstruo se ocultaba, dejarla ahí y regresar a casa y ya no tendría que preocuparse por nada más. Juego de niños.

O eso pensó hasta que la miró a los ojos y se topó con una mirada... ¿inocente? ¿temerosa? Quizás ambas.
Una mirada que hizo que todo dentro de él se removiera como si estuviera pasando por un terremoto.

Intentó ignorar la sensación y la mirada todo el camino que le restaba para acercarse a la cueva. Luego de una larga caminata encontró finalmente el que era el hogar del monstruo; probablemente, de ahí emanaba un ligero olor desagradable para él, pero era soportable. Al adentrarse en ella pudo visualizar unos cuantos huesos; grandes y pequeños, algunos aparentemente aún tenían algo de carne pegada, no le extrañaba que esa cueva oliera tan mal entonces. Ignoró los tétricos detalles y depositó cuidadosamente el cuerpo de la chica en el suelo.

Analizó a la criatura frente a él una vez que tuvo una vista completa de ella. Su extraño tono de piel rojizo y sus cuernos eran quizás lo que más resaltaban, aunque sus ojos también le llamaban la atención con ese iris blanco siendo lo único que podía apreciarse en esos ojos casi completamente negros, sus sucias y largas garras y sus enormes colmillos que le hacían sentirse nervioso, su cabello desastrozo y el pedazo de tela desgarrado que probablemente antes era un vestido que apenas y le llega a cubrir hasta medio muslo. Además de que se la veía muy delgada, como si no hubiera comido en varios días.

<<Si quitamos dos o tres detalles cualquiera pensaría que sólo es una pordiosera.>> pensó con una gota cayendo por su mejilla mientras se detenía a examinar la herida en su pierna.
Había colocado una trampa que consistía en un cable oculto que en cuanto alguien tropezase con él se dispararía una flecha desde otro punto que también estaba oculto. La flecha terminó incrustada en la delgada pierna de la chica, la sangre no dejaba de brotar de la herida pero él no tenía herramientas para quitar adecuadamente el objeto.

— Lo siento, esto te dolerá... — dijo calmado acercándose al desconfiado monstruo que parecía dispuesta a atacar en cuanto lo viera necesario.

Tomó con cuidado su pierna y agarró la flecha, cerró los ojos y de un solo tirón la arrancó de su carne. Así como también le arrancó unos aullidos de dolor y lágrimas a la chica que se soltó del agarre del peliazul y como pudo se alejó de él sólo para empezar a retorcerse de dolor en el suelo mientras sostenía con fuerza su pobre muslo.

— ¡Espera no hagas eso o la herida se ensuciará! — se acercó rápidamente hasta ella a pesar de sus intentos de alejarlo y con mucho esfuerzo vendó la herida con trozo de tela que rasgó de su propia camisa.

Por supuesto él no esperaba un "gracias" de parte de ella; no creía siquiera que fuera capaz de hablar o entenderle a lo que él decía, por lo que esa mirada de odio que le dedicaba no era sorpresa alguna. Lo que sí le llamó la atención fueron las lágrimas que aún corrían por sus mejillas, producto del dolor que le había provocado.

Nuevamente ese sentimiento de lástima y culpabilidad se había apoderado de su interior, haciéndolo sentir repugnante.

Con cuidado de no asustarla acercó su mano hasta su rostro y limpió sus lágrimas; como un padre que limpia los rastros de lágrimas de su pequeña hija.
Ella lo miró con sorpresa y sobretodo confusión. ¿Por qué el humano que la lastimó estaba siendo no-violento con ella? Era un monstruo, se supone que la gente teme y odia a los monstruos como ella.

— ...Lo siento. — fue lo que el muchacho dijo antes de levantarse del suelo y marcharse. Sin mirar hacia atrás.

Durante todo el camino de regreso sus pensamientos no fueron otra cosa que el miedo a lo que podría pasar con él si los del pueblo se llegasen a enterar de lo que había hecho; haberle salvado la vida a un monstruo. Sabía que lo que hizo no estaba bien, pero algo en él no le permitía estar tranquilo con la idea de dejarla a su suerte para que al final muriera, menos luego de ver esos ojos suplicantes que anhelaban otra oportunidad.

<<Lo dicho...¡estoy loco!>> pensó mientras jalaba de su cabello sintiéndose desesperado al no saber qué hacer a partir de ese momento. <<…tal vez no pase nada...si no me descubren...>>
Suspiró cansado mientras volvía sigilosamente al pueblo y se metía a su pequeña casa. Lo único que quería hacer ahora era poder descansar un poco antes de que saliera el sol.

Mientras que por su lado, ella estaría esperando a ver si él volvía.

- ° - ° - ° -

Aún no vuelvo del todo del hiatus, pero pensé que debía dejarles algo que leer. Así que aquí les dejo parte de una historia que hice hace tiempo mientras voy trabajando en la continuación ~

Esta historia tendré que dividirla en unas cuantas partes porque sino me queda muy largo y siento que eso hará algo tediosa la lectura. Así que eso es todo por ahora~

Recuerden votar, comentar y hasta compartir si les ha gustado el OS.

Bye bye~~~

❤Shinsou Hitoshi x lectora❤ ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora