EN LLAMAS

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Acomodando su postura en el sillón se movió dentro de la castaña haciéndola gemir involuntariamente, con una sonrisa de medio lado repitió el movimiento, sus labios buscaron el cuello comenzando a besarlo lentamente para bajar hasta su pecho dejando un rastro de besos haciéndole explotar en sensaciones.

Encontrándose frente a ellos pasó su lengua alrededor de los pezones endureciéndolos al instante y metiendo uno en su boca lo estimuló de una forma que jamás imaginó sentir; ella se movía tratando de que el chico le diera el placer que su cuerpo tanto necesitaba, concediéndoselo con la primer fuerte estocada en su interior mientras su lengua bailaba sobre su pecho succionando del botón que firmemente se rendía ante él.

Su nombre escapó en un grito de placer abandonándose a que le hiciera experimentar aquello que creía un acto de obligación, lo sintió tomar con firmeza la cadera comenzando un delicioso vaivén que apenas podía mantener sus pensamientos en claro

-Draco – gemía intentando hilar palabras y pensamientos – la... recámara

-Granger – gruñó el besando su cuello – no sé qué haré con esa boca tuya – le robó un beso antes de que siguiera hablando y abrazándola por la cintura con ambas manos la sostenía ligeramente sobre él y su cadera se encargaba de seguir con su deliciosa tortura.

Con el ansia consumiendo su interior se aferró a sus hombros besando su cuello y dejando pequeños mordiscos en él tratando de callar los gemidos que querían salir.

Con gran pericia la acostó sobre el sillón saliendo de su interior ganándose una queja y su completa atención, de pie a lado del sillón la recorrió con la mirada despojándose por completo del pantalón y su ropa interior.

Acercándose cual depredador tomo su miembro hincándose frente a ella colocándolo en su entrada sin permitirle disfrutar de sentirlo dentro llenando cada rincón

-¿Puedo...? – preguntó con la ceja alzada y mirada traviesa –

-Eres una maldita serpiente – puso sus tobillos sobre las piernas empujándolo logrando que la punta de su miembro penetrara su entrada – ahhhh – los ojos se cerraron y él se frenó colocando las manos en el colchón - ¡Draco! – gemía moviendo su cadera tratando de que entrara en ella –

-¿Sí? – su voz ronca lo delataba, pero aún llevaba el mando de la situación así que hizo un ligero movimiento circular introduciéndolo un poco más – dímelo Hermione – bajó su tono de voz a casi un gruñido – pídelo –

-Hazme tuya – jadeó agarrando sus brazos con los ojos llorosos ante tal privación de placer –

Complacido deslizó sus brazos bajo la espalda de la chica sosteniéndose en ellos y con lentitud la llenó por completo, el gemido que lanzó nubló cualquier pensamiento coherente en su cabeza comenzando un experto movimiento de caderas, las piernas de Hermione sentían descargas eléctricas y no lograba mantenerlas quietas, bajando sus embestidas se acercó a besarle el cuello.

-¿Qué te gusta? – se detuvo por completo quedándose dentro de ella – dime que es lo que te hace llegar al punto más alto – le decía entre besos, la castaña se sonrojó violentamente alborotando su cabello cuando besaba su cuello – es que acaso ¿Te ha mordido la lengua un ratón? – movió su cadera en un círculo provocando que un gemido escapara de sus labios – no... ahí está tú voz

-Draco – mordió su labio – no pares – su mano guio el rostro del chico hasta sus labios obligándolo a besarla mientras la otra viajaba tímidamente por su espalda – sigue...

-Lo haré – comenzó a moverse nuevamente dentro de ella observándola arquearse bajo su cuerpo – mucho mejor – dio una estocada más fuerte obligándola a encajar sus uñas en su espalda – cuando me digas, lo que más te excita

-No lo sé – respondió en un jadeó moviendo su cadera contra el chico –

Sempiterno (Saga Sempiterno, Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora