-Tú dirás – se sentó en una de las sillas apareciendo una botella –
-Esto es difícil de decir Malfoy – se sentó frente a él – ¿La quieres? ¡¿De verdad le quieres?!
Esa pregunta sin duda agarró en curva a Draco, se esperaba cualquier cosa, menos ESA pregunta
-¡Vaya! Y yo que pensé que e habías invitado para torturarme o algo parecido – lo meditó un momento – mira Weasley... sólo he querido a una mujer en mi vida y no como se supone que se quiere a otro ser humano, mi madre es la persona más importante en mi vida y ahora Hermione ocupa un lugar así
-No respondiste a mi pregunta
-Eso es por que nunca he querido a alguien o me he enamorado de ninguna persona – se toma todo el líquido del vaso – no tengo con qué compararlo, sólo sé que quiero estar más y más tiempo con ella, jamás me aburre y es magnífica en todos los aspectos
-¿Qué harías por ella?
-Lo que sea – respondió sin dudarlo – lo que ella necesite
-Mira – aparece otro vaso y una botella – yo no debería, no tendría por que hacer eso por que se que soy una de las personas que más la ha lastimado por mis indecisiones pero hoy – se tocó los labios – pasó algo con Daphne, pero nos encontró su hermana y la vi discutir – toma un trago – al verlas me hizo recordar tanto a Hermione que pude ver todo lo malo que le había hecho a lo largo de nuestro tiempo juntos, desde amigos quiero decir
-¿La besaste? – alza una ceja y se sirve otro trago tomándolo de golpe – ten cuidado Weasley, no sabes en qué te estás metiendo – le sirve un trago y el se sirve otro – mira, nosotros el grupo de plata como nos llaman en nuestra casa somos Astoria, Daphne, Pansy, Theodore, Blaise y yo somos como sextillizos – da vueltas al licor dentro del vaso – fuimos criados en mi mansión la mayor parte del tiempo somos cómplices en casi todo, dormíamos en las mismas cunetas y los berrinches, el colegio nuestros destinos los sellaban desde que nacíamos y bueno me estoy desviando, el punto es que ellas son como mis hermanas
-¿No sería algo tormentoso? – hace una mueca – hasta donde sé ibas a casarte con Astoria
-Sí, así lo habían estipulado nuestros padres – alza los hombros – míranos por favor, ella es hermosa y yo soy guapísimo, ambos de buenas familias y sumamente ricas era obvio que algún día nos pasaría esto, si no hubiera sido ella me hubiese casado con Daphne o Pansy, realmente eso no importaría
-Que retorcidos sus padres
-A Daphne – recomponía el camino de la explicación – la enamoró un chico Ravenclaw – ladeó una sonrisa bebiéndose de golpe el licor – le dijimos que no se metiera con alguien que no fuera de nuestra casa, que nuestros dominios a esa corta edad no llegaban a tanto pero no quiso escuchar, fue testaruda como sólo ellas saben serlo – suspiró – se aprovechó de ella en todos los aspectos, de sus sentimientos, de su cuerpo... sacó tanto dinero como pudo de ella y eso la destruyó
-No lo sabía
-Nunca lo contamos – lo observa fijamente – pensamos que jamás se enamoraría de alguien y nosotros nos encargamos de que nadie se le volviera a acercar... sobre todo Astoria, se prometió no quitarle la vista de encima nuevamente
-¡Por eso se la quería llevar con ella hoy!
-Astoria es impulsiva y Daphne es más dócil... pero es de temer cuando se separa de su hermana, va por lo que quiere y no acepta un no por respuesta así que te deseo suerte... la verdad es que no creo que te vaya a dejar en paz, juré que jamás se volvería a interesar en alguien
-Gracias – le ve – por no abandonar a Hermione por mis idioteces y por contarme esto, realmente no se que pasó o si pasará algo pero...
-Pasará – sonríe de medio lado – aún si tú no te das cuenta o no quieres terminará pasando, sólo trata de salir lo menos lastimado posible y si la dañas bueno – se alza de hombros – te mato
-Lo mismo digo Malfoy
-Lo tendré en cuenta – se levantó tendiéndole la mano – si eso era todo
-Hazla feliz, sólo eso no la lastimes más de lo que lo he hecho
-No lo haré – aseguró dejándole un último trago servido en el vaso –
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Sempiterno (Saga Sempiterno, Libro 1)
AcakHacía rato que el sueño lo había abandonado y estudiaba meticulosamente la habitación cuando la respiración del cuerpo que yacía junto al suyo la delató, juguetonamente su mano comenzó viajar en una delicada caricia por su espalda -Oye... ¿desayunam...