Cerró la puerta y siguió cocinando en silencio sumido en sus pensamientos recordando aquella noche
Flash back
-¡Vamos Malfoy! – sonrió burlón envalentonado por los tragos extra – ¿Acaso la serpiente tiene miedo de nosotros?
-A tus amigos no les va a caer en gracias que vaya con ustedes
-¡Harry! – se acercó la castaña y le sonrió amablemente – Harry, deja a Malfoy el claramente no quiere venir con nosotros
-¿O tú no me quieres en su reunión? – atajó contestando más cortante de lo que pretendía –
-No era mi intención ofenderte – se sonrojó – pero no creo que te sientas cómodo con nosotros, especialmente con Ron
-Tienes razón
-¡Pero es mi amigo! – los interrumpió Harry – mis amigos deben convivir juntos
-Está bien – accedió Draco – una copa no me caería nada mal
-Gracias – murmuró la castaña apenada –
Llevando a Harry a través del lugar dónde se celebraba una cena en honor de ellos, lograron sacarlo y lo metieron al nuevo carro que el señor Weasley había adquirido, con mucha dificultad lo lograron, la castaña algo apenada cerró la puerta y suspiró
-Hay que ver cómo se maneja esto – abrió la puerta del conductor – o mandarle un patronus al señor Weasley
-¿No sabes manejar ésta cosa? – señaló Draco el carro –
-No – alzó la barbilla desafiante – cuando pude estaba pelando contra Voldemort por mi vida, tenía prioridades
-¿Al menos sabes cómo se hace?
-Tengo una ligera idea, pero nunca lo he manejado – alza los hombros – es de los Weasley, así que ellos lo manejan, Ronald ya se adelantó a la madriguera para preparar todo
-Mujeres y carros nunca se llevan – rodó los ojos – súbete Granger, del otro lado – la movió para subirse al asiento del piloto – te vas a resfriar si no entras
-¿Sabes manejar?
-Puedes llamarle gusto culposo – sonrió de medio lado - ¡Vamos Granger! No tenemos toda la noche
-Eres un insoportable – se subió al carro - ¿Enserio sabes manejarlo?
-Sí
El auto arrancó y Harry volvió el estomago una vez cuando el auto se elevó en el aire, y otra al descender.
Fin del flash back
-¿Hola? ¡Llamando a Harry! – agitaba la mano frente a él – me gusta el huevo bien cocido, no quemado
-¡Claro perdón! – lo sacó de la lumbre –
-¿En qué pensabas?
-En Draco – la miró sonriéndole con picardía - no se quedó en el sillón ¿O sí?
-¡Harry Potter! – se sonrojó violentamente – sirve el desayuno
-Sólo te molesto Hermi, no te enojes – lo dejó en la encimera y sacó la varita acomodando las cosas – si me permites preguntar
-No te lo permito – cortó su oración –
-Iba a preguntar del día que nos fuimos de fiesta – la miró con los ojos entornados –
-¿Cómo olvidarlo? – comenzó a reír – fue peligroso... gracioso, de no haber sido por Draco... - se quedó con las palabras en la garganta –
-¿Hermione? – ladeó la cabeza –
-De no ser por Draco – pasó saliva – Ron nunca se hubiera atrevido a pedirlo de manera formal
-No pienses en ello – le toma la mano – desayuna
-Sé sincero Harry – apretó su mano – crees que de no haber sido por ese pleito ¿Hubiéramos terminado juntos?
-No lo sé Hermione – se metió un trozo de comida a la boca –
-Harry...
-Mira Hermione, no voy a decir que no me di cuenta que algo pasaba entre ustedes en algún momento – rueda los ojos – pero tú sabes lo que quieres y Ron...
-Ronald no
-Salió con Lavander – hizo una cara de asco – y cuando tú salías con Victor...
-Victor y yo no salíamos – especificó –
-¿Culpa de quién fue? – después de unos segundos en silencio – creo que ustedes, que nosotros somos mejores amigos, pero sólo eso
-Hemos pasado tantas cosas
-Es por eso que sólo podemos ser amigos, hay cosas que te unen como una pareja, como amigos o como hermanos – se rasca el cabello – pero nosotros pasamos por tanto
-Caer en cuenta de la realidad – se enjuaga las lágrimas que querían salir – es un golpe muy duro
-¿Caer en la realidad? ¿De qué hablas?
-Yo me entiendo – observa la comida - ¿Nos podemos ir? No tengo hambre
-Vamos caminando al ministerio entonces, tienes que despejar la mente antes de verlos
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Sempiterno (Saga Sempiterno, Libro 1)
SonstigesHacía rato que el sueño lo había abandonado y estudiaba meticulosamente la habitación cuando la respiración del cuerpo que yacía junto al suyo la delató, juguetonamente su mano comenzó viajar en una delicada caricia por su espalda -Oye... ¿desayunam...